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Capítulo 1 / Clara

Bailar sola nunca es un buen presagio para aquellas que están realmente solas, o al menos eso piensa Clara, mientras tentada escucha el reguetón que suena con fuerza a unos metros de donde está sentada. Siente ganas de bailar, mueve los pies al son de la música, y aunque sabe que es la oportunidad perfecta para resolver su predicamento, no se atreve a intentar ser parte de un grupo en el que se sentiría como invitada en casa ajena. Irónico, porque es su hogar. Seguramente si le pidiera a Félix que fuese su pareja, él gustosamente lo sería, pero bailar con su hermano no es precisamente lo que quiere hacer. Es la razón por la cuál está como está. Nadie para bailar y nadie para besar. Comienza clases en tres días y su plan de tener un verano distinto oficialmente fracasó.

No tuvo muchas oportunidades para hacerlo distinto; sus amigas seguían de vacaciones y no regresaban hasta el domingo, y a la única fiesta a la que ha asistido es ésta, la fiesta de comienzo de clases organizada por su hermano con los amigos más íntimos, a la cual fue invitada solamente para ayudar a obtener el permiso de su padre. Su padre, que está tranquilo mientras ella está bajo el cuidado de su hermano mayor y no se imagina que están pasando alcohol en la sala de su casa. Son momentos así que la hacen tambalear en la decisión de estar soltera, aunque ella misma le había pedido a Félix que no invitara a su ex-novio. Silvio, que fue su novio casi por un año, desapareció de su vida tan pronto como entró, y a ella le parece que le debería doler más pero, extrañamente, no lo hace. No lo ha visto desde que terminaron, y sabe que así es mejor. No tuvieron la conversación más agradable al terminar.

Estira las piernas sobre el campo abierto y cubierto de césped por cien metros cuadrados que componen la parte favorita de su hogar de toda la vida. Es un espacio al lateral de la casa, con una puerta independiente, pero al que también se puede llegar desde la parte del frente. Aquí es donde le gusta practicar las líneas de cada obra en la que participa, desparramada en las tardes soleadas, segura por la cerca que envuelve todo el área. Se reclina sobre sus manos para mirar el cielo sin estrellas, la luna alta y brillante acaparando todo el espacio, cuando escucha que alguien se acerca por detrás. Ve a Fernando, el mejor amigo de Félix, también mirando el cielo mientras camina, sin saberlo, hacia ella. No se ha percatado de su presencia así que Clara lo observa en silencio. Tiene un vaso en la mano y la camisa de botones abierta, y el sudor le hace brillar la piel. El abdomen plano la maravilla, y por millonésima vez, piensa en lo bueno que está. Lo ha pensado desde siempre, o al menos desde el momento en que empezó a notar a los hombres como el espécimen que le interesaba. Fue precisamente con él con quien lo entendió.

Fernando se tambalea con una piedra, y cuando aparta la mirada del cielo, la ve.

"¡Hey!" grita mientras se acerca. "¿Qué haces escondida acá?"

Estando cerca, se tira a su lado y se acuesta en el suelo. Clara suelta una risa al ver como el vaso se vuelca y le cae un poco de trago en el pecho. Fernando se ríe junto a ella.

"No me escondo," responde Clara. "Me quería alejar de la música, es todo. Pensar con claridad."

"A una fiesta no vienes a pensar con claridad; todo lo contrario," le ofrece el vaso y Clara lo recibe. "Se supone que vienes, y luego de un par de tragos, dejas de pensar para tomar malas decisiones."

Clara lo huele antes de tomar; es vodka. De los pocos tragos que ha probado, es el que menos le gusta, pero no lo rechaza. Toma un trago largo y se lo devuelve, esperando que baste para que no lo ofrezca otra vez.

"Bueno, me tendrás que dar un manual de las fiestas porque es la segunda a la que asisto en mi vida. Y eso porque es en mi casa."

Y porque está su hermano, pero deja ese dato de lado. No quiere quedar como más chiquilla de lo que sabe que se ve ante él. La única razón por la que su padre la dejó en casa y no a dormir donde su tía es porque Félix está aquí. ¿Qué piensa su padre que haría Félix para cuidarla? No lo sabe, pero agradece que tenga la confianza que tiene en los dos.

De antes, para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora