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Dolores y sufrimiento.

Octubre de 1555

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Octubre de 1555.

─ Tía Hürrem, ¿Pasa algo?. ── pregunto Emine quien se encontraba llegando de su entrenamiento en el cuartel de jenizaras  ──. Tía  ── la volvió a llamar.

── Tu tío...

── Tía  ── se preocupo aún más . ── ¿Que le pasa a mi tío Suleiman?, ¿Está bien?   ──Pregunto.

La pelirroja nego y suspiro.  ── Tuvo un accidente, está de reposo y así mismo. Está sufriendo dolores y un sufrimiento, el efrendi no sabe que tiene. Tiene hinchazón.

── necesito verlo, por favor... ── dijo en voz baja Emine, Hürrem la llevo donde estaba el sultán reposando en la cama  ──. Amor mio

── Emine, mi águila del imperio  ── intento sentarse pero no podia debido a los dolores en las articulaciones  ──. Ven aquí  ── ella se acercó ──. Te extrañe mucho

── Tio, solo fueron algunas horas. Entrenada con las jenizaras en el cuartel y recien llego, fue cuando mi tia me dijo sobre su estado  ── asegura Emine  ──. Espero que se mejore y se le calme las inflamaciones.

── Gracias mi águila, igual a tu madre Aysun pero igual a tu tia Hürrem  ── aseguro ──. Siempre tan fiel luchando en el campo de batalla  ── dijo.

── Recupérate tio. Espero que podamos orar para que tú salud se mejore muy pronto  ── afirma la pelirroja  ──. Y como siempre  ── hizo reverencia ──, con permiso  ── se retiró.

Rápidamente fue a una zona donde no hubiera nadie para poder llorar libremente y desahogarse, sentía que el sufrimiento estaba ahora devuelta. Los sueños donde aparecía su madre se seguían reproduciendo en su mente, y le ardía demasiado. Asi mismo, hizo que su madre descansara en paz y pudo encontrar una paz en su corazón nunca antes vista.

Asi mismo, esa misma sensación de molestia y dolor era debido al sufrimiento que tenía su tío debido a sus constantes dolores, asi mismo seguía caminando metida en sus pensamientos.

── Igualmente cuando el sultán se recupere, iré a sus aposentos y por fin le daré un Şehzade y sere valide.

Aquellas palabras le sobresaltaron un poco, esas palabras eran Nazenin Kadın. «Maldita insolente, no digas eso. Jamás tendrás un hijo varón con el sultán, solo esa pequeña», pensó la joven.

──... Igualmente puedes traerme algo de la cocina, es que tengo hambre  ── siguió hablando Nazenin.

── Maldita... ── Emine intento contenerse para no irla a abofetear  ──. Ya verás, chienne  ── esto último escupió en francés mientras iba furiosa a sus aposentos  ──. Shibab  ── le llamo

Águila del Imperio| El Sultán Donde viven las historias. Descúbrelo ahora