A las 8 de la mañana, Oscar y Lando seguían durmiendo en una posición sugestiva. En la cama de una sola plaza, Lando dormía encima de Oscar, ambos acurrucados de una manera que dejaba mucho para pensar. La estrechez del espacio no permitía que ambos cupieran correctamente, forzándolos a adoptar una pose particular.
La cercanía entre ellos era innegable: sus cuerpos estaban pegados, uno encima del otro. La entrepierna de ambos estaba en contacto directo, y debido a que Lando no llevaba pantalones, su piel estaba expuesta a cualquier sensación. La cintura de Lando se encontraba sobre la de Oscar, generando un roce delicado pero notable.
La noche anterior, Lando se había quitado los pantalones largos porque le daban calor y se habían manchado, optando por ponerlos a lavar. La ausencia de pantalones en Lando añadía una capa adicional de sensibilidad a la situación, con cada contacto entre sus cuerpos provocando reacciones que no pasaban desapercibidas. Mientras tanto, la hora del desayuno en el hotel se acercaba, pero en la intimidad de la habitación, Oscar y Lando seguían ajenos al mundo exterior.
Eran las ocho de la mañana, faltaban unos quince minutos para que puedan comer.A medida que dormían plácidamente, ambos se movían lentamente, buscando la comodidad en la estrecha cama. Cada ajuste parecía ser simplemente una necesidad de acomodarse, pero en realidad, ambos estaban tan sumergidos en sus propias sensaciones que estas movimientos involucraban mucho más.
Las caderas, brazos, piernas y manos se desplazaban sutilmente, creando roces que, aunque podrían ser justificados como intentos de encontrar la posición ideal para descansar, llevaban consigo un matiz de complicidad. Cada movimiento era un juego silencioso, una danza inadvertida en la que los cuerpos de Oscar y Lando parecían entenderse sin la necesidad de palabras.
Ajeno a este ballet matutino, el mundo exterior tocó a su puerta. La entrada se abrió sigilosamente, pero ambos estaban tan profundamente inmersos en su sueño compartido que el sonido no logró interrumpir su conexión temporal. La puerta se deslizó suavemente, pero Oscar y Lando continuaron envueltos en su propio universo de roces, movimientos y susurros silenciosos que solo sus cuerpos comprendían.
— ¡Hey, chicos! Ayer se fueron tempran...
La voz de Charles se detuvo abruptamente al ver la escena que se desarrollaba en la habitación. Abrió ambos ojos como platos, sorprendido de una manera que parecía haberse quedado sin palabras.
Oscar y Lando, de repente alerta, se percataron de la situación. Lando, en su intento desesperado por escapar de la posición comprometedora, se precipitó de la cama. Rodó torpemente, enredándose en las sábanas, hasta acabar en el suelo, cubriéndose estratégicamente con un buzo gris que yacía cerca de la cama de Oscar.
Piastri, por otro lado, trató de recuperar la compostura rápidamente. Sentado en la cama, se esforzó por adoptar una expresión que no reflejara lo avergonzado que se sentía en ese momento. Mientras tanto, la sorpresa y la diversión se apoderaban de la cara de Charles, quien, a pesar de querer decir algo, simplemente sonreía ante la inesperada escena matutina de sus compañeros.
— No... no es lo que piensas, solo que... vomité en mi cama y no tenía donde dormir. — Oscar intentó explicar la situación, con gestos exagerados para enfatizar la gravedad de su situación.
— ¿¡Vomitaste!? ¿¡Qué hiciste!? — Charles quedó aún más sorprendido, riendo mientras observaba la escena — Igualmente, eso no explica por qué tenías a Lando dormido encima tuyo.
— ¡Charles por dios! ¿¡Me puedes traer algún pantalón de mi valija!? — Norris seguía en el suelo, cubriéndose con el buzo mientras con la otra mano se tapaba la cara — ¿Cuándo me pareció buena idea darles otra llave...?
Charles, sin poder contener la risa, le entregó un conjunto compuesto por un jean y una remera negra para que Lando se vistiera rápidamente. — Después me cuentan qué pasó, pero quiero que sepan que a pesar de lo que haya ocurrido, los dos tienen mi apoyo... Carlos ya está desayunando, será mejor que vengan rápido. ¡La mañana acaba de ponerse más interesante!
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Inefable. - Lando Norris & Oscar Piastri.
Fanfiction- Mclaren tendría a sus dos pilotos bien posicionados y listos para la temporada 2024 en la Fórmula uno. Lando Norris y Oscar Piastri ya sé conocían desde el año anterior pero algo había cambiado: Amor. Oscar no tendría problema de enamorarse de un...