[ 14 ] - Temporal.

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Con el sonido de la lluvia golpeando las ventanas y el viento aullando en el exterior, Lando se encontraba cómodamente acurrucado en su apartamento, observando las noticias que advertían sobre el fuerte temporal. La habitación estaba iluminada por el resplandor tenue de la pantalla de la televisión, y la lluvia arremetía con fuerza contra los cristales.

En la penumbra de la noche, Lando decidió taparse con una manta para combatir el frío que se colaba por las rendijas de la ventana. La atmósfera dentro de su hogar contrastaba con la furia de la tormenta fuera.

Fue entonces cuando el sonido insistente del timbre de su apartamento rompió la paz. Lando, intrigado y algo sorprendido por la insistencia del timbre, decidió bajar para averiguar quién podía ser en medio de la tormenta.

El descenso por el viejo ascensor reveló un ambiente aún más oscuro y silencioso en el edificio. Al llegar al vestíbulo, el portero automático fallido no proporcionaba ninguna pista sobre la identidad de la persona que había llamado.

Con precaución, Lando abrió la puerta principal. La lluvia azotaba el exterior, creando un espectáculo caótico en la calle. Sin embargo, apenas pudo distinguir a una figura borrosa en medio de la tormenta.

— ¡Lando! — gritó una voz ahogada por el sonido de la lluvia y el viento.

Lando, confundido y preocupado, se aproximó lentamente a la figura. A medida que la persona se acercaba, las luces parpadeantes de la calle revelaron un rostro conocido: Oscar Piastri, empapado por la lluvia, pero con una sonrisa en el rostro.

— ¿Oscar? ¿Qué estás haciendo aquí en medio de este temporal? — Lando exclamó, sorprendido y aliviado de ver a su compañero.

La expresión de sorpresa en el rostro de Lando se desvaneció, reemplazada por el alivio al reconocer a Oscar entre las sombras de la tormenta. Con una sonrisa dibujada en su rostro, Oscar avanzó hacia Lando, y la lluvia, como una cortina teatral, continuaba su danza caótica en el fondo.

— ¿Oscar? ¿Qué estás haciendo aquí en medio de este temporal? — Lando volvió a preguntar, pero esta vez la sorpresa estaba matizada por la curiosidad, mientras observaba a su compañero empapado pero radiante.

Oscar, aún sonriendo, tomó aire antes de hablar. La lluvia arremetía contra ellos, pero esa noche parecía detenerse para dar paso a un encuentro significativo.

— Lando, necesitaba hablar contigo. — Oscar comenzó, su voz resonando entre el repiqueteo de la lluvia. — Descubrí algo que cambió todo, y sentí que debía enfrentarlo contigo, no importa cuánto lloviera.

Lando, intrigado, invitó a Oscar a entrar en su apartamento. El sonido de la llave al girar en la cerradura marcó el inicio de una conversación que alteraría el curso de su relación.

Dentro del acogedor apartamento, Lando ofreció a Oscar algo seco para ponerse mientras la tormenta rugía en el exterior. Con una taza de té caliente en mano, Oscar comenzó a relatar todo: la foto manipulada, la revelación de la artimaña de Lily, y cómo todo había sido un intento de manipular su percepción.

Lando, escuchando atentamente cada palabra de Oscar, experimentó una montaña rusa de emociones. Desde la sorpresa inicial hasta la ira contenida, se mezclaban con una inmensa gratitud por la sinceridad de Piastri.

— Lando, lo siento por todo el malentendido, y siento que hayamos pasado por esto. — Oscar miró a los ojos de Lando, buscando comprensión y perdón.
Lando, conmovido por la honestidad y la vulnerabilidad de Oscar, se acercó y colocó una mano en su hombro. — Oscar, lo más importante es que estamos juntos ahora, enfrentando esto juntos. Eso es lo que importa.

Después de compartir las revelaciones en medio de la tormenta, Lando y Oscar se encontraron sentados en el acogedor sofá del apartamento de Norris. Las emociones bailaban en el aire, pero había un halo de alivio por haber aclarado las cosas.

— Oscar, necesito que sepas... — comenzó Lando, desviando la mirada por un momento antes de enfrentar a su compañero —, tenía miedo de que realmente estuvieras con alguien más. No quería perderte.

Oscar, comprendiendo las inseguridades de Lando, puso suavemente una mano en su hombro. — Lando, entiendo por qué pudiste pensar eso, pero quiero que sepas que eres el único en mi mente. Lo que Lily intentó hacer no tiene impacto en lo que realmente siento por ti.

Lando, sintiendo la calidez reconfortante de la mano de Oscar, dejó escapar un suspiro de alivio. Oscar continuó, compartiendo cómo su relación con Lando era más allá de cualquier malentendido o engaño.

— No sé exactamente cómo definir lo que somos, Lando, pero sé que quiero seguir teniéndote cerca. — Oscar miró profundamente a los ojos de Lando, buscando alguna confirmación de sus propios sentimientos.

Lando, con una mirada llena de sinceridad, acercó su rostro al de Oscar, sintiendo cómo el espacio entre ellos se reducía. — Oscar, no importa cómo lo llamemos, lo importante es que estemos juntos. — Y, con esas palabras, Lando se inclinó y sus labios se encontraron en un beso lleno de promesas.

La lluvia afuera aún susurraba su melodía, pero dentro del apartamento, el tiempo parecía detenerse. Los dos compartieron un momento de intimidad, dejando que sus labios hablaran el lenguaje de la conexión profunda.

Después de separarse, se quedaron mirándose, tratando de procesar la profundidad de lo que acababan de compartir. La pregunta sobre qué eran flotaba en el aire, pero ambos parecían dispuestos a explorar esa incertidumbre juntos.

— Lando, ¿Qué piensas sobre nosotros? — preguntó Oscar con ternura, sus ojos buscando orientación en los de su compañero.
Lando, sonriendo, respondió: — No sé cómo definirlo, pero me encanta lo que somos. Solo quiero que estemos juntos...

Con el murmullo de la lluvia de fondo, ambos se abrazaron, envueltos en el cálido eco de su reciente confesión. Fue Oscar quien, después de un momento de silencio reflexivo, rompió el hechizo.

— Lando, escucharte decir eso significa el mundo para mí. Y quiero que sepas que... — Oscar se detuvo, mirando fijamente a los ojos del británico, revelando una mezcla de emoción y determinación — quiero ser más que solo eso.

Lando, intrigado y emocionado, lo miró con atención mientras Oscar se separaba ligeramente para alcanzar algo en su bolsillo. Sacó un pequeño estuche plateado y, al abrirlo, reveló un anillo delicado y elegante.

— Este anillo no es solo un adorno, Lando. Es un símbolo de nuestra conexión, algo que quiero que lleves contigo siempre — explicó Oscar, sosteniendo el anillo entre sus dedos. — Cada vez que dudes de ti mismo, cada vez que necesites recordar cuánto me impresionas, quiero que mires este anillo y sepas que estoy ahí, sin importar qué.

Lando observó el anillo con asombro, sintiendo cómo el peso de la declaración de Oscar se hundía en su corazón. Aunque las palabras eran pocas, el significado era abrumador.

— Y eso no es todo — continuó Oscar, sonriendo mientras deslizaba suavemente el anillo en el dedo de Lando —. Es un anillo de compromiso, Lando. Un compromiso de estar aquí el uno para el otro, de amarnos a través de todo.

Los dos se quedaron allí, con la luz tenue del apartamento resaltando el destello del anillo. Lando, aún procesando la magnitud del momento, sintió una mezcla de gratitud y amor.

— Oscar, no tengo palabras. Esto es... simplemente increíble, eres increíble. — murmuró Lando, sosteniendo su mano con delicadeza, como si temiera despertar de un sueño.
— Y es solo el comienzo, Lando. Quiero caminar juntos, explorar lo que significa estar enamorados sin restricciones. — Oscar se acercó para sellar la promesa con un tierno beso.

La noche avanzó, pero dentro de ese pequeño rincón, bajo la lluvia persistente, Oscar y Lando celebraron no solo un compromiso tangible, sino un compromiso más profundo y duradero. Juntos, tejieron los primeros hilos de una historia de amor única, resistente como la lluvia que caía afuera y brillante como la luz que emanaba de sus corazones.

— ¿En serio atravesaste un temporal por mi? ¿Eres consiente de lo peligroso que fue eso, Oscar? — Norris sonó enojado, pero en un tono burlón, sin poder creer todo.
— Soy malo expresando mis sentimientos, pero cruzaría lo que sea una y mil veces para poder ver el brillo en tus ojos cada que me ves.

Inefable. - Lando Norris & Oscar Piastri.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora