Lando, aunque le parecía una tentadora petición, decidió no tomarla. Oscar no era coherente, Lando sí. Sólo buscaba protegerlo y se lo notaba vulnerable. A pesar de la sugerente propuesta, Lando sentía que sus sentimientos por Oscar se interponían entre el deseo y la razón.
Ambos se veían en la penumbra del auto, con una chispa de complicidad en sus miradas. El coqueteo de Oscar, lleno de audacia, no pasaba desapercibido. Las luces de la ciudad titilaban a través de la ventanilla, creando un ambiente íntimo y cargado de energía.El británico no podía evitar pensar que "El alcohol te hace decir la verdad" y si entonces todo era cierto... ¿Oscar lo deseaba físicamente? La incertidumbre flotaba en el aire mientras Lando, con una expresión reflexiva, decidía no actuar alocadamente y mantener la coherencia en medio de las emociones que se agitaban en la oscura noche.
— Mira, Oscar... me siento halagado pero no estás bien, sería mejor hablarlo otro día, ¿Sí? — Cerró la puerta trasera del auto dejando a Oscar mirándolo y volvió a su puesto de conductor, mientras encendía el auto hablaba — Te voy a cuidar todo lo que pueda.
A Oscar todo le daba vueltas, y sus sentidos parecían desvanecerse en la neblina de la confusión. Miraba a Lando hablar atentamente, pero las palabras apenas penetraban su mente nublada. El rechazo había caído como un manto frío sobre él, y se quedó mudo, incapaz de procesar completamente lo que acababa de suceder.
Lando, notando el estado de su compañero, cerró la puerta del auto con cuidado y se dirigió al asiento del conductor. Oscar, ya desorientado y débil, se desmayó nuevamente dentro del auto, sumiéndose en un sueño que bordeaba entre la realidad y el enigma de sus propios sentimientos.
Hasta que despertó de un susto en la cama del hotel, todavía no había salido el sol y tenía a Lando en la misma cama... usando el celular. La resaca golpeaba con fuerza, dejando a Oscar con una sensación de confusión y malestar.
Lando, acostado casi encima de él, parecía inmerso en la pantalla de su teléfono, ajeno al despertar de Piastri. La habitación estaba en penumbras, con la luz apenas filtrándose por las cortinas cerradas. La atmósfera era de tranquilidad, aunque la resaca de Oscar insistía en recordarle los excesos de la noche anterior.
Oscar se esforzó por recordar cómo habían llegado al hotel y cómo había terminado compartiendo la cama con su compañero. La situación estaba envuelta en un manto de incertidumbre, y mientras intentaba poner sus pensamientos en orden, la pantalla del celular de Lando iluminaba la habitación, revelando que aún no era de día.— ¿Qué...? — Oscar intentó hablar pero todavía le dolía todo, tenía a Lando pegado y no entendía mucho.
— Lo siento, Oscar... vomitaste en tu cama y tuve que pasarte a la mía, no tenías donde descansar.Oscar se puso colorado de la vergüenza, estaba con una remera colorida de Lando de pijama. Se miró la ropa y se dio cuenta de que nada de lo que llevaba era suyo. La confusión aumentaba al intentar recordar, mientras la sorpresa de encontrarse con la ropa de Lando en su cuerpo le hacía sentir una extraña intimidad compartida.
Notó lo sorprendentemente cómodo y cálido que se sentía en la misma cama que Lando, aunque la situación le generara incomodidad. Intentó recordar más detalles de la noche, pero los recuerdos seguían siendo borrosos, como si estuvieran envueltos en una bruma de resaca y secretos compartidos.Norris se encargó meticulosamente de limpiar el rastro de la desenfrenada noche de Oscar. Cargó con cuidado al australiano hasta la habitación, donde lo acomodó con la pijama que había llevado consigo y que usó oscar todos esos días. Lando, con paciencia, le hizo tomar agua para aliviar la resaca y colocó estratégicamente un balde cercano para prevenir más desastres.
Sin embargo, la resaca de Oscar no cedía, y en un momento de descontrol, terminó vomitando no solo en el balde destinado para tales eventualidades sino también en la única pijama que llevó. Ante la situación, Lando decidió tomar medidas más drásticas para restaurar la paz en la habitación.Lando, con calma y una destreza sorprendente, lavó a mano todas las prendas afectadas, incluso las cobijas que habían sufrido las consecuencias de la noche turbulenta. Al ensuciar toda la pijama de Oscar, Lando no dudó en prestarle una de repuesto que había llevado consigo, manteniendo su hospitalidad a pesar de los inconvenientes.
Después de un esfuerzo considerable para restablecer la orden y la limpieza en la habitación, Lando finalmente consiguió que Oscar se acomodara en la cama, esperando que el descanso ayudara a recuperarse de la resaca. Aunque al acostar a Oscar, Lando se había separado en la cama para mantener cierta distancia, sorprendentemente, Oscar, en un gesto inconsciente, terminó abrazándolo durante la noche, buscando quizás inconscientemente la cercanía y comodidad de su compañero.— Perdón, en serio... no sé que me pasó anoche.
El británico abrió los ojos como platos — ¿No te acuerdas la razón...?
El rubio cerró los ojos, evitando mirar a Lando que estaba en la misma cama, casi encima de él — Claro que recuerdo la razón, la primera gota de alcohol que metí a mi cuerpo hizo que olvidara todo lo que pasó después de que me dijieras lo que hizo ella.Piastri, a pesar de haber dicho cosas sugerentes a Norris en el auto, no podía recordarlo. Ni siquiera bajo la promesa de pagarle billones podría evocar esas palabras estando sobrio. Sin embargo, lo que sí quedó grabado en su memoria fue la imagen nítida de Lando bailando y moviéndose en el escenario cuando ambos compartían esa tarea, recordaba perfectamente cada momento antes de empezar a tomar como nunca antes lo hizo.
La presencia de Lily en la fiesta y la complicada situación que surgió a raíz de ello desencadenaron un torbellino de emociones en Oscar. Recordaba vívidamente el aviso de Lando de que la había visto con alguien más en la misma fiesta, una escena que resonaba con dolor en su memoria. Este detalle, aunque difuso debido a la influencia del alcohol, aún perduraba en su mente.
El embrollo de la noche se intensificó cuando, después de tragar una gota de alcohol, la memoria de Piastri se volvió borrosa, y las situaciones y conversaciones se volvieron un lienzo difuminado. Sin embargo, entre la neblina de recuerdos, lo único que emergía con claridad era la figura de Lando: cómo se movía al ritmo de la música, cómo hablaba, lo hermoso que se le veía sonriendo. Incluso antes de que la confusión de la noche se apoderara de él, Oscar ya había fijado su atención en la gracia y el carisma de su compañero en el escenario.
Oscar, aunque tenía una fuerte relación con Lily, sintió un vacío en su interior que parecía insaciable. En ese momento, la única presencia que parecía llenar ese vacío era la de Lando. La cercanía de sus cuerpos en la cama, con Oscar abrazándolo por la espalda, dejaba en evidencia la necesidad de consuelo que sentía el australiano.
— Ella... te estuvo llamando.
— Bloqueala.La respuesta cortante de Oscar sorprendió a Lando, pero este no dudó en acomodarse a su lado, ofreciéndole su apoyo silencioso. Oscar, con un nudo en la garganta y las lágrimas asomando en sus ojos, se volvió a acostar abrazando a Lando. En ese momento de vulnerabilidad, las lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas, y Lando, al percibirlas, sintió cómo sus brazos envolvían con más firmeza su cintura, como si Piastri quisiera esconderse dentro de su piel. La temperatura cálida del cuerpo de Lando contrastaba con el frío que parecía emanar de Oscar, creando un contraste tangible entre ellos. La conexión emocional en ese abrazo íntimo se intensificaba con cada lágrima que caía.
A pesar de la sugerencia de Piastri de bloquear el número de Lily, Lando decidió no hacerlo. Conocía a Oscar lo suficiente como para saber que él no era de evadir problemas, sino más bien de abordar las situaciones de frente y resolverlas de manera directa y honesta.
Oscar siempre llevaba las cosas con normalidad, enfrentando los retos con valentía y buscando soluciones. Lando comprendía que, en algún momento, su amigo podría arrepentirse de haber bloqueado el número, pero también entendía que Oscar no estaba de humor para escuchar mentiras. En ese momento, lo que necesitaba era paz, y la tranquilidad que le transmitía Lando en esos instantes le brindaba ese sentimiento reconfortante de estar en casa.Piastri sabía que la situación eventualmente se viralizaría en las redes sociales. Siendo figuras públicas y pilotos reconocidos, cada detalle de la escena podría ser expuesto al escrutinio público. A pesar de ello, la paz que encontraba junto a Lando en ese momento parecía más valiosa que cualquier intento de controlar la narrativa externa.
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Inefable. - Lando Norris & Oscar Piastri.
Fanfic- Mclaren tendría a sus dos pilotos bien posicionados y listos para la temporada 2024 en la Fórmula uno. Lando Norris y Oscar Piastri ya sé conocían desde el año anterior pero algo había cambiado: Amor. Oscar no tendría problema de enamorarse de un...