Ya era de noche cuando Oscar y Lando se encontraban en la habitación del hotel, preparándose para la fiesta. Las luces de Miami brillaban a lo lejos desde la ventana, y ambos se sentían relajados después de la intensa carrera. Mientras Lando revisaba su ropa frente al espejo, Oscar, sentado en la cama, lo observaba con una sonrisa divertida.
— ¿Qué estás mirando? — preguntó Lando, arqueando una ceja, notando la mirada insistente de su compañero.
Oscar se encogió de hombros, intentando parecer inocente, pero no podía contener la risa.
— Sólo estoy recordando lo que te dije en el podio. No podés negarlo, estabas sexy todo empapado de champán.
Lando giró los ojos, aunque una sonrisa se asomaba en su rostro. Había sido un día de emociones intensas, pero esa pequeña insinuación había sido lo único que lo había descolocado completamente. Lo más divertido era que Oscar ni siquiera lo había disimulado bien.
— Todavía no puedo creer que dijiste eso... — Lando se giró para mirarlo, con una expresión que intentaba ser seria, aunque no lo lograba del todo. — Y lo peor es que Max lo notó. Lo vi.
Oscar soltó una carcajada.
— ¡Pero no escuchó! Aunque... me encantaría haber visto su cara si lo hubiera hecho. ¿Te imaginas?
Lando no pudo evitar reírse también. Era imposible estar enojado o incómodo con Oscar. Había una naturalidad en su relación que le permitía tomar estos momentos con humor. Se sentó junto a él en la cama, dejando su camisa sobre el respaldo de una silla y suspirando.
— Lo peor es que estuve a punto de reírme ahí mismo. Estaba pensando en todo lo que había pasado en la carrera y, de repente, me tirás esa bomba. ¡Dios, qué día!
Oscar se inclinó hacia él, apoyando su cabeza en el hombro de Lando.
— Pero tenés que admitirlo. Fue un comentario épico. Además, mirá cómo reaccionaste, ni siquiera sabías qué decir.
Lando sacudió la cabeza, riéndose de la situación. La confianza que compartían les permitía momentos como este, donde las barreras desaparecían y podían ser completamente ellos mismos.
— Sí, sí, lo fue. Pero, por favor, si vamos a la fiesta, controlate un poco. No quiero que Max o cualquier otro nos vea tirando comentarios como esos — dijo Lando, con una sonrisa que delataba que, en el fondo, no le molestaba tanto.
Oscar levantó las manos en señal de rendición.
— Prometido, Landito. Seré el más discreto.
Lando se levantó de la cama y, mientras se ponía su camisa, lo miró de reojo, aún sonriendo.
— Discreto... vos. Eso sí que es difícil de creer.
Oscar lo miró fingiendo indignación.
— ¡Yo puedo ser discreto cuando quiero!
Lando soltó una carcajada antes de tomar las llaves de la habitación y dirigirse hacia la puerta.
— Vamos, señor discreto. Max nos está esperando.
Mientras ambos salían del hotel, las luces de Miami los rodeaban y la promesa de una noche épica se sentía en el aire. Sabían que fuera cual fuera la situación, siempre tendrían esa conexión especial, y que, después de un día tan inolvidable como ese, la noche no podría ser menos memorable.
La fiesta estaba en pleno apogeo cuando Lando y Oscar llegaron. El lugar elegido era un lujoso salón de eventos en el corazón de Miami, con luces de neón brillando en cada rincón y música electrónica vibrando en el aire. La atmósfera era electrizante; famosos, figuras importantes del automovilismo, e incluso algunas estrellas de Hollywood se mezclaban entre los pilotos, todos celebrando el espectáculo que había sido la carrera.
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Inefable. - Lando Norris & Oscar Piastri.
Fanfiction- Mclaren tendría a sus dos pilotos bien posicionados y listos para la temporada 2024 en la Fórmula uno. Lando Norris y Oscar Piastri ya sé conocían desde el año anterior pero algo había cambiado: Amor. Oscar no tendría problema de enamorarse de un...