Inefable. - Lando Norris & Oscar Piastri.

[ 20 ] - "Mi amor."

La atmósfera nocturna del paddock se impregnaba de una tranquilidad profunda, un contraste con la agitación del día. Lando Norris, envuelto en una mezcla de emociones turbulentas, optó por distanciarse de la frenética actividad que caracterizaba el mundo de la Fórmula Uno. Buscó refugio en un rincón apartado, lejos de miradas indiscretas, pero el silencio solo sirvió para amplificar la tormenta emocional que se desataba en su interior.

Sus lágrimas, testigos silenciosos de su desasosiego, caían con la pesadez de la frustración contenida. La oscuridad velaba su rostro abrumado, pero sus sollozos resonaban en la quietud de la noche. Fue entonces cuando, como un faro en la oscuridad, apareció Oscar Piastri, cuya presencia iluminó el rincón de Lando con una conexión que iba más allá de las complicaciones del día.

Oscar, al ver a Lando en ese estado vulnerable, se acercó con la delicadeza de quien comprende el peso de las emociones. — Lan, no estás solo. —  Expresó con suavidad mientras se sentaba a su lado, compartiendo la soledad con empatía.
Lando, aún lidiando con sus lágrimas, intentó ocultar su fragilidad — No quiero que me vas así. — Murmuró, desviando la mirada hacia el suelo para evitar el contacto visual.

La mano de Oscar, portadora de una ternura única, ascendió con delicadeza para secar las lágrimas que resbalaban por las mejillas de Norris — No tienes que esconderte, Lando. Estoy aquí para ti, en los buenos y en los malos momentos. — Aseguró con sinceridad, transmitiendo un apoyo inquebrantable.

Lando, sintiendo la cálida caricia de Oscar, permitió que las defensas que sostenían su vulnerabilidad se desmoronaran. — Me siento tan tonto, Oscah. Siempre siento que no es suficiente, que nunca estaré a la altura. — Confesó entre sollozos, dejando al descubierto sus inseguridades más profundas.

Oscar, con una comprensión que solo puede surgir de un amor genuino, elevó gentilmente el rostro de Lando, buscando sus ojos para comunicarse de manera más íntima. — Landito, escucha con atención.— Comenzó con una voz firme cargada de amor. — Eres más que suficiente. Tu talento es innegable, una luz que ilumina todo a tu alrededor. Tus imperfecciones te hacen humano, y te amo por cada una de ellas.

Las palabras del australiano, como un bálsamo emocional, penetraron en el corazón de su compañero, que comenzó a comprender la verdad que tanto necesitaba escuchar. — Pero siempre estoy en la sombra de los demás, Oscah. Siempre soy el segundo. — Expresó con tristeza, revelando el peso de su constante comparación.

Piastri, con una sonrisa serena que reflejaba la sinceridad de sus sentimientos, respondió — Lando, no eres el segundo. Eres mi todo. No necesitas competir con nadie más, puedes ganar en donde quieras y no pienses lo contrario. Eres único, y eso es lo que amo de ti.

La noche, entonces, se convirtió en testigo de un momento de conexión profunda entre dos almas que, a pesar de las adversidades, seguían eligiéndose mutuamente. Oscar abrazó a Lando, compartiendo un consuelo que trascendía las palabras. El rincón iluminado por el amor y la aceptación se volvió un refugio donde ambos encontraron consuelo en medio de la oscuridad emocional de la noche.

La noche, ahora envuelta en una atmósfera de complicidad y apoyo, abrazaba a los dos como un cómplice silencioso. Mientras los dos pilotos permanecían abrazados en ese rincón íntimo, la conversación entre ellos fluía como un río sereno, llevando consigo las palabras y emociones que necesitaban expresar.

Oscar, con su mano aún acariciando suavemente la mejilla de Lando, rompió el silencio — Landito, todos enfrentamos momentos en los que nos sentimos insuficientes. Pero eso no define quiénes somos. Tú eres más fuerte de lo que crees.

Lando, con la mirada perdida en el horizonte nocturno, asintió lentamente. — Es solo que siempre estoy persiguiendo, Oscah. Siempre tratando de alcanzar algo que parece inalcanzable.