[ 16 ] - "Pasa algo entre ustedes."

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La atmósfera de la fiesta estaba cargada de emoción y anticipación. Oscar y Lando, vistiendo trajes elegantes, caminaron juntos hacia el lugar del evento. Aunque aún no habían definido la etiqueta de "novios", su conexión era evidente para todos los que los rodeaban. Cada gesto, cada mirada, reflejaba la intimidad compartida entre ellos.

Sus manos lucían los anillos que habían elegido como símbolo de su amor. Aunque estaban en el mismo dedo y eran idénticos, para ambos, esos anillos representaban más que solo un accesorio. Eran un recordatorio tangible de la conexión única y profunda que habían formado juntos.

Mientras caminaban hacia la fiesta, Lando no podía resistirse a acercarse a Oscar. Rozaba sutilmente su mano, enviando vibraciones de calor y complicidad. Oscar, aunque se ruborizaba, no podía evitar sonreír ante esos gestos juguetones. Ambos sabían que los ojos curiosos podrían notar su conexión especial, pero se sentían cómodos compartiendo su amor de una manera auténtica.

Al llegar a la fiesta, la música vibrante y las risas llenaron el ambiente. Se mezclaron con la luz tenue que iluminaba la pista de baile. Oscar y Lando se sumergieron en la energía festiva, disfrutando de la compañía mutua y de aquellos momentos que solo ellos entendían completamente.

— ¡Pero miren los que se dignaron a venir! — Dijo Daniel mientras le daba alcohol a Yuki, una escena bastante iconica.
— No seríamos capaces de perdernos esta fiesta... ¿Cómo perderme a Yuki borracho? — Decía Lando abriéndose un botón de la camisa.

Compartieron risas y situaciones iconicas que destacaban en toda la fiesta, eran un grupo de extrovertidos y no era la preferencia de Oscar entonces fue a hablar con Logan, el cual estaba solo tomando con su celular.

— Hola, Logan ¿Estás bien? — Dijo Oscar mientras saludaba con una sonrisa a su amigo.
— Oscar, me sorprendiste... sí, estoy bien — Dijo el estadounidense devolviendole la sonrisa.
— Me alegro, ¿Te sientes incómodo con los demás? Yo me sentía así hasta que me integré a Lando.
— No, tranquilo, solo que esperaba salir con una chica pero ella está ocupada ahora... yo sé que hay algo más entre tú y la papaya. — Sargent se rió y miró a Oscar.

Oscar rió nervioso, no podía ocultar su sentimiento por Lando, este mismo era tan fuerte que lo superaba.

— No hay nada entre nosotros, solo somos amigos.
— ¿Qué? Si llevan un anillo igual, parecen casados. — Logan rió y Oscar le sonrió, logró sacarle una sonrisa a su amigo que estaba decaído.
— Pero no es nada, es una sortija normal. — Claramente mentía, y se notaba desde lejos.
— Yo solo digo... pero igualmente, es un buen anillo. — El estadounidense levantó su trago hacia Oscar y le dió un sorbo.

El teléfono de Sargeant comenzó a sonar, él lo revisó rápidamente y dijo que iría momentáneamente afuera para contestar una llamada, diciendo que en un rato lo buscaría de nuevo.
Oscar se quedó solo en la barra del elegante del establecimiento. La luz tenue destacaba su figura mientras observaba el anillo en su mano. Lo tomó con delicadeza, sintiendo la textura suave del metal y reflexionando sobre lo que aquel pequeño objeto representaba en su vida.

Mientras giraba el anillo entre sus dedos, los recuerdos de los momentos compartidos con Lando inundaron su mente. Cada risa, cada mirada cómplice, y sobre todo, aquellos besos que compartían en la privacidad de su relación. El anillo no solo era un adorno brillante; era un símbolo de su amor y compromiso mutuo.

Ese momento de reflexión en la barra se convirtió en un punto culminante, una pausa que permitió a Oscar apreciar la belleza de su relación. El anillo seguía siendo un lazo simbólico que unía sus corazones, recordándoles que, aunque el mundo pudiera girar rápidamente a su alrededor, su amor era constante y resistente como el metal que llevaban en sus manos.

Lando, juguetón, se acercó a Oscar con un trago vacío.
— ¡Oscah!
Piastri rió — Hola, Lan.
— ¿La estás pasando bien? Si no, podemos irnos... sé que estos no son tus ambientes.
— Estoy bien, estoy preocupado por Logan... nos volvimos distantes pero anda mal por una chica.
— Podemos ayudarlo y hablarle, ¿Dónde está ahora? — Lando giró la cabeza para todos lados buscando la presencia del estadounidense pero este no estaba presente.
— Se fue a contestar una llamada... — Oscar sonrió ante la cara preocupada de su acompañante.
— Entonces... Oscah, hay un lugar afuera escondido y yo realmente me estoy preguntando a qué sabrá tu boca. — Él británico levantó una ceja y esbozo una sonrisa que iba de oreja a oreja.
— Entonces... Lan, vayamos a averiguarlo... — Tomó del brazo a su compañero y le dijo firmemente — Pero nadie puede vernos.

Tras la sugerente idea, fueron a dar un paseo por el jardín trasero en donde se llevaba a cabo la fiesta. Oscar, con una risa nerviosa, iba caminando y intentando disimular que lo estaba siguiendo a Lando. Caminaron entre las sombras de la noche, lejos de las miradas curiosas, y compartieron risas y confidencias.

En un rincón tranquilo del jardín, Lando, con una sonrisa cómplice, desbrochó un botón de su camisa.

— Solo son unos besos, no pasará nada, aquí no hay nadie... — Lando pasó su lengua por alrededor de los labios, la música se escuchaba a lo lejos, junto a los gritos de todos.

Oscar acorraló a Lando en una pared, detrás de unas plantas altas que lograban taparlos.
Empezaron a acercarse hasta que sellaron la tensión en el aire con un beso totalmente apasionante.
Sus manos iban y venían para todos lados, recorriendo rápidamente el cuerpo del otro.
Se escuchaba el chapoteo de saliva, los movimientos de la ropa y los suspiros agitados de ambos por no querer tomar un respiro del otro. Parecían querer comerse lo máximo posible, no era la primera vez que se besaban en un lugar con los demás pilotos pero parecía inevitable, todo el tiempo se deseaban y se tiraban miradas entre los dos.

— ¿QUÉ? — Preguntó Logan mirándolos.

La pregunta resonó entre ambos, se separaron rápidamente y abrieron los ojos como platos.
Los habían descubierto.

Inefable. - Lando Norris & Oscar Piastri.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora