18.

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Pablo Gavi

Estaba nervioso, acaba de colgar con su novio y ahora tenía que contarle a su mamá que Pedri y el estaban juntos.

—¡Pablo! ¡Baja ya a poner la mesa!— le grito su madre desde el piso de abajo.

—¡ya voy!— volvió a gritar el y empezó a bajar las escaleras.

—pon la mesa por favor— pidió su hermana Aurora.

—si— asintió enseguida y fue con cosas a la mesa mientras pensaba cómo decirle. —¿mi papá no vendrá?— pregunto Pablo.

—no cariño, tiene unos pendientes en Sevilla y bueno es difícil resorverlos desde aquí— explicó su madre y el solo asintió y continuó con su tarea.

Ya al final se sentaron y comenzaron a comer entre platicas tranquilas y entretenidas, la madre de Pablo y Aurora no querían tocar el tema de Qatar porque supuso que su hermano estaría aún triste.

—¿que tienes Pablo?— Pablo sacudió su cabeza sacándose de sus pensamientos y miró a su hermana.

—nada..— mintió Pablo.

—¿tienes algo que contarnos cariño?— la pregunta de su madre salió tan suavemente que Pablo se echó a llorar y cubrió su cara avergonzado.

—¿estás bien?— pregunto su hermana acariciando su espalda.

—no se porque estoy tan nervioso, es que tengo que contarles algo— les dijo con las manos aún en la cara y los sollozos trababan sus frases.

—lo que sea puedes decirlo cariño, sabes que nunca que te vamos a juzgar— su madre se acercó a él y le besó la cíen.

—es que Pedri y yo— tomo un suspiro demasiado nervioso, sus manos sudaban y su pierna temblaba histéricamente.

Se tomó unos minutos, donde su hermana seguía acariciando su espalda y su madre lo veo preocupada.

—Pedri y yo— sacudió sus manos intentando librarse del estrés. —estamos saliendo— finalizo sintiendo como si le quitaran un peso de encima. 

—sabes que nunca te vamos a juzgar Pablo, siempre te vamos a apoyar en lo que sea y si Pedri es tu novio nos ponemos felices por ustedes siempre— su madre se levantó de la mesa y abrazo a su hijo por la espalda.

—por mi parte ya lo esperaba pero nunca quise asumir— dijo riendo su hermana y también se acercó para abrazarlo.

—gracias mami— agradeció Pablo y se levantó de la mesa para abrazar a su madre.

—para eso estamos cariño— le dijo si madre quien lo apretaba y se balanceaba con su niño en brazos.

—gracias Aurora— agradeció a su hermana y después se abrazó a ella sintiéndose reconfortado, muy amado y sobre todo apoyado.

—de nada hermanito— beso su cabeza y acaricio su espalda.

—gracias por confiar en nosotros cariño— le besó la mejilla y lo guió a la silla. —hay que seguir comiendo— les ánimo su madre y ambos asintieron y se sentaron en la mesa.

Siguieron comiendo ya con Pablo más tranquilo, se había quitado un peso de encima, había sido aceptado y estaba más que feliz por tener una familia comprensiva.

—recoged la mesa, saldré a que me hagan las uñas, cierren la puerta— les indico su madre y se acercó a dar un beso a ambos en la mejilla y salió de la casa.

—¿como y cuando comenzaste con Pedri?— le preguntó su hermana en cuanto su madre cerro la puerta.

—un día después del partido contra Costa Rica, el día después era su cumpleaños y lo desperté a las 12:00 para felicitarlo, después nos besamos— explicó con una sonrisa nerviosa.

EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora