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Pedri González

Se removió en la sofa incomodo, estaba dormido y se había despertado al intentar rodar en su cama casi cayendo, últimamente se dormía en todos los lugares menos en su cama.

No podía dormir y estaba incomodo, eran las 3 am y el no tenía nada de sueño, solamente salía de su casa a entrenar y volvía a hundirse en su propia miseria extrañando al menor, todos los días la misma rutina agonizante.

Se sentía muy triste, no quería hablar con Fer, sabía que el no tenía nada de culpa pero no quería hablar con nadie, estaba triste y devastado. No se sentía list para abrirse con un tema tan delicado para el.

Entró a su Instagram privado y comenzó a ver reels hasta que un mensaje se puso arriba de su pantalla y lo apretó.

Martina Meléndez
¿que haces despierto tan tarde??
(3:15 am)

Le extraño un poco el mensaje pero decidió contestar.

Pedri
No puedo dormir ¿y tu?
(3:16 am)

Martina Meléndez
Lo mismo, tome una siesta de 6 horas y ahora no tengo sueño 😪
(3:16 am)

Pedri
pobre de ti, yo estaba dormido y me he caído del sofá
(3:17 am)

Martina Meléndez
Necesito distraerme, salimos a dar una vuelta?
(3:18 am)

Pedri
¿Ahora?
(3:19 am)

Martina Meléndez
Y porque no?
(3:20)

Se lo pensó un poco, no es como si estuviera ocupado esa noche, también necesitaba distraerse y una vuelta en Barcelona supuso que no le vendría mal.

Pedri
Vale, paso por ti, mándame tu ubicación
(3:22 am)

Miro las palomitas que marcaban el leído y se levanto para cambiarse a un chandal y ponerse las zapatillas, no se peinó ni nada por el estilo, se asomó al cuarto de su hermano y lo encontró dormido. Así que escribió una notita y la pegó en el refri.

"Si despiertas y no estoy salí a dar una vuelta, lo siento"

Cogió las llaves de su auto y siguió las indicaciones del GPS, condujo por unos minutos, las calles de Barcelona estaban vacías, los faros iluminaban las casas y eran contados los carros que pasaban a esas horas.

Llegó a la casa y la vio saliendo con su pijamada de cuadros negros y rojos tenía una tipo riñonera negra y la capucha de su sudadera negra cubría su frente del fresco de la ciudad, camino con su celular en su mano. Apresuró un poco su paso y abrió la puerta encontrándose con el canario.

—hola Pedrito— se acercó a besar su mejilla y el aludido sonrió.

—hola Marti— saludo de vuelta y arrancó el coche.

Martina era una chica súper agradable, siempre sabía que decir, era divertida, repentina, sonriente, amigable y majisima. Aparte de que no era chismosa ni indiscreta

—¿qué hacemos?— la chica que estaba demasiado concentrada buscando una foto que le quería mostrar al canario sobre unas fotos que se moría por comprar?

—me apetece muchísimo un slush— el canario la miró extrañado ¿un slush a las 3 am?

—¿me estás jodiendo?— recibió una mala mirada por parte de la morocha quien rápidamente golpeó su hombro ofendida.

EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora