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En la sala del departamento aún había gente y bulla. Pero en la habitación de invitados estaba Jihoon, sentado al pie de la cama con una botella en la mano y la visión borrosa.
Por otro lado, Joshua lo veía desde la puerta, claramente borracho, esperando a que finalmente el menor le permitiera acercarse. Quizás fué el alcohol, pero no entendía desde cuándo Lee se había vuelto tan atractivo.

—Jihoon.

Se acercó tambaleándose y, con valentía impulsada por el alcohol, se detuvo frente al menor.

—He esperado mucho tiempo... y, sabías.

Los balbuceos pararon cuando Jihoon vió los zapatos ajenos, haciendo que recobrara un poco de conciencia

—¿Qué haces aquí?

Joshua, en su estado, se sintió bendecido porque no estaba siendo rechazado como lo fué cuando quiso hablar con él en la sala, o como lo fué al momento de llevarlo en contra de su voluntad hasta aquel cuarto. Aún así, no se atrevió a mirarlo de frente, prefirió sentarse junto al chico en silencio

—No lo  entiendo. Me  dejaste sin motivo. Creí que estábamos bien. Me prometiste volver... Dijiste que me querías.

Las lágrimas empezaron a formarse en los ojos de Jihoon, sin embargo, no se rindió, había llorado a solas, había escrito una canción para desahogarse y estaba en esa fiesta porque no quería quedarse esperando.

—Compartimos...  Escapamos juntos y prometiste volver por mí.

En un instante, el Jihoon que no lloraría quedó en el olvido y las lágrimas ya no le permitían ver. No estaba enojado, pero tenía muchas preguntas, preguntas que se hacía cada noche y no le permitían dormir.

—¿Qué pasó?

Escucharlo hacía que Joshua se debatiera entre llorar o preocuparse por el estado de ebriedad ajeno, aunque él no estaba mejor.
También se había hecho la misma pregunta, pero la respuesta seguía siendo una estupidez.

—Estaba ocupado... Una tesis que terminar.

Hong sabía que Lee esperaba una explicación y sus manos comenzaron a temblar; ser honesto sería lo mejor.

—Me estaba distrayendo contigo y ya me habían notificado retrasos en la entrega.

Un Jihoon sobrio lo habría entendido, quizás habría escuchado la explicación. Pero un Jihoon ebrio lo tomó de la forma que no debía y riendo tomó un largo sorbo a la botella.

—Déjalo así.

Joshua conocía la frialdad de las palabras gracias a sus padres, pero un aire de incredulidad se apoderó de él cuando fué Jihoon quien habló.

—Debiste decir que era un juego. No fué justo.

Entre maldiciones, Jihoon, como pudo secó las lágrimas que no se detenían y se levantó, frustrado y herido.

—Yo si me enamoré  de ti.

Seis palabras quedaron en el aire y ninguno fué capaz de declararse como dueño de ellas.

Con la mirada fija en el suelo deseó que Joshua lo siguiera en cuanto pusiera un pie fuera de la habitación, pero no sucedió.

Tropezó con alguien cuando estaba ingresando a la sala, misma persona que también lo sostuvo para llevarlo al sofá, y, sin poderlo evitar, lloró en silencio mientras la mancha borrosa le pedía esperar un poco.

—No quiero.

Murmuró para si mismo al levantarse y emprender su camino hacia la salida mientras Minghao ahora era el dueño del micrófono, que en realidad era una botella de cerveza vacía. Secando rastros de lágrimas, en el camino, pudo reconocer a Seungkwan y Soonyoung quienes ya dormían profundamente en el suelo.

Un paso, dos pasos y un uno más hasta que alguien lo atrapó en un abrazo por la espalda.

—No... Te vayas.

Un susurro que le erizó la piel. Sin poderlo evitar lloró mientras con la cabeza negaba, la puerta estaba tan cerca y tan lejos, unos pasos más. No era un agarre fuerte y podía soltarse, pero los brazos le dieron comodidad a pesar de que eran dos personas luchando por mantenerse en pie.

—Espera...

No reconocía el perfume bajo toda la mezcla de aromas a licor y el abrazo fue un poco más fuerte cuando intentó voltear. Supo que, nuevamente, no sabría quién era y que era momento para escapar cuando hubo un beso en su mejilla.








—¡Jihoon!
—¡Lee Jihoon!

Los gritos desesperados de dos mujeres entrando a la habitación despertaron al chico, que respondió con un gruñido al cubrir su rostro con las sábanas.

—¡Dios!

Yeon se dejó caer a su lado soltando un suspiro de alivio. Por otro lado, Jihyo abría las cortinas y la ventana para que el aire disipara un poco el olor a alcohol que había en la habitación.

—Te hemos estado buscando toda la mañana.

Cualquier rastro de molestia en Lee desapareció por el tono serio en la voz de su mejor amiga. No tenía miedo, había estado en el mismo lugar todo el tiempo y aún era temprano.

—Ji Hoon, son casi las cuatro. No has comido y estoy segura que tampoco te has duchado.

Con la sola mención de la hora se sentó sin importar quien era la que seguía hablando. Trataba de encontrar su celular en los bolsillos del pantalón que recién notaba, no llevaba puesto.

Sabía que ellas continuaban hablando gracias al ruido y al dolor de cabeza que tenía. Con un gesto de molestia llevó ambas manos a su cabeza como intento de calmar el dolor, no funcionó y finalmente dejó salir un grito de frustración.

Sus lágrimas comenzaron a salir y ya no sabía si era por el dolor de cabeza, por saber que Joshua había regresado y no lo había buscado... O porque no recordaba haber regresado a su departamento.
Sea cual sea el motivo, fué lo suficiente para que Jeongyeon enviara un mensaje avisando que lo habían encontrado, y, para que Jihyo lo abrazara fuertemente.

En el fondo, quería creer que se trataba de Joshua. Quería creer que Joshua, aún estando ebrio, lo había llevado de regreso... Porque tampoco recordaba quien era la mancha borrosa que lo sostuvo mientras lloraba.

Tres personas en una cama para dos entraban perfectamente si estaban abrazados y con los minutos Park y Yoo lo tranquilizaron.

—Volvió a pasar y lo olvidé.
—¿Qué?
—Olvidé quien me besó.

El silencio estaba de regreso y dos de las tres personas se miraban fijamente, como si discutieran el destino de la tercera. La última vez que intentaron algo terminaron con Jihoon llorando por Hong.

—¿No recuerdas nada?

La voz de Jihyo era algo temblorosa. Ella tenía una idea, pero Jeongyeon otra muy distinta.

—Cuando despertamos, Seungcheol y Jeonghan estaban discutiendo en susurros en la cocina. Han lucía muy molesto.
—Joshua ya no estaba.

Para Jihoon no tenía sentido que Cheol y Han tuvieran importancia en la conversación. Pero su esperanza con Joshua iba creciendo.

Cuando Jihoon (2JiHanCheol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora