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Jeonghan no acostumbraba a pedir permiso, pero los globos rojos y la felicidad de San Valentín lo tenían al límite; quizás sí necesitaba una pareja.
Extrañado obtuvo el permiso que deseaba y decidió salir corriendo del hospital por si se arrepentían.

Con su uniforme puesto caminó por las calles y no pudo evitar recordar a Joshua, recordando también a Jihoon en un tímido beso de dos adolescentes.

Ya pasaba el medio día y no recibió mensaje de Hong, desde el encuentro en el supermercado se había alejado por decisión propia. Creyó que Joshua lo llamaría en algún momento.

Entró en una tienda de regalos, compró un ramo de rosas blancas y una caja de chocolates para si mismo. También merecía un regalo ese día.

Estaba pagando cuando recibió un mensaje, creyó que sería Joshua, pero era de Seungcheol invitandolo a una pijama como en los viejos tiempos. No tenía planes y Hong no lo llamaría. Aceptó.

Así fué como terminó en el departamento compartido de Choi, habían visto una película y acordaron que se casarían si al llegar a los treinta no tenían pareja.
Estarían ya por dormir cuando se levantó por agua y recibió el mensaje de quien solía ser su mejor amiga. Se sintió dolido, se negó a creerlo, lo ignoró por un instante hasta revisar sus redes sociales.




—¿Qué se siente estar enamorado?

Jeonghan casi se ahoga con el café, no esperaba esa pregunta a la hora del desayuno.
—¿A qué viene esa pregunta?
—Nunca he tenido pareja.

Jeonghan pudo reírse, pero no lo hizo, a su mente volvió Jihoon. Probablemente era la razón de Seungcheol.

—Cuando te corresponden, sonríes como idiota y tu vida toma el estúpido color rosa.
—Quiero enamorarme de alguien.
—Todos queremos eso.
—Hay que ser novios, así no estaremos solos y también estaremos listos para la persona indicada.
—Seungcheol, las cosas no funcionan de esa manera.

También pudo comprobar que Seungcheol seguía siendo un niño. Uno al que debería tenerle paciencia.




—Sigo sin entender algo.

Joshua llamó la atención de todos a la hora del desayuno mientras su mirada estaba fija en el café.

—¿No era más fácil poner una orden de restricción contra Daniel?
—Mis padres no pararían allí. Sé que me engañó varias veces, pero tiene un buen futuro en su especialidad y quiero creer que podrá madurar... Algún día.

El ambiente estaba un poco tenso después de aquella respuesta. A Joshua le parecía ridícula la solución que se les había ocurrido y más ridículo era haber comprado la mentira a tal punto de tomar como seria la propuesta de matrimonio.

Todos desayunaban tranquilos en la mesa. La forma en que Jihoon protegía a Jihyo y su trato hacia ella no dejaba duda, parecían una pareja recién unida; quizás por eso nadie notó la mentira.
Jihoon poniendo queso extra en el plato de Jihyo porque sabía que amaba esa marca y Jihyo quitando el borde de las tostadas sólo porque Jihoon no tenía ganas de comerlas hoy.
Jihoon usando las ligas de Jihyo y Jihyo usando las camisetas de Jihoon. La forma en que se comunicaban con una mirada y como sólo ellos parecían entender sus propios chistes.

Joshua deseó algo así también. Una relación donde no se necesitan palabras.




—¿No tenías libre hoy?
—Fue ayer, hoy tengo guardia.
—¡Trabajas mucho!
—Cheol.
—¡Son turnos de treinta y seis horas, casi no duermes y apenas comes!
—¡Es mi trabajo!
—¡Debes cuidarte también! ¡No serás de ayuda si te desmayas!

Jeonghan salió molesto del departamento, no con Seungcheol sino consigo mismo. Choi tenía razón, enfermaría en cualquier momento.

A las once de la mañana ya estaba en su lugar de trabajo.

Una de la tarde, hora de almuerzo, estaba en la cafetería del hospital dispuesto a comer lo primero que le dieran cuando escuchó el murmullo de sus compañeros. No haría caso, podría ser cualquier cosa y no quería perder el tiempo porque podrían tener algo de última hora, no sería regañado.

—Veo que realmente lo hiciste.

La voz de Aaron sonaba tranquila, al pararse a su lado.

—No sé a qué te refieres.
—Da media vuelta y míralo por ti mismo.

Aaron se adelantó un poco en la cola y también la pediatra Oh, junto a ellos iban lo que parecían dos nuevos internos. Resignado obedeció, dió media vuelta y pudo ver a Seungcheol entrando en pánico mientras miraba su celular.

También vió a Seungcheol rodeado por tres enfermeras de su área: Yoona, Yuri y Jessi. A Jeonghan no le agradaba eso. Yoona estaba casada, Yuri comprometida y Jessi... Jessi no tenía pareja, pero no le importaba.
Él nunca las había visto con alguien en el hospital, pero los rumores de uno que otro amorío con el personal eran bien conocidos.

Ante la divertida mirada de la doctora Oh, Aaron y los nuevos internos, se acercó con su mejor sonrisa a Seungcheol.

—Lo siento, señoritas.

Aaron tuvo que ser ayudado cuando se ahogó con su propia saliva, el Jeonghan que conocía no actuaría así.

—Este hombre es mío.

Ver como Yoon se aferraba al brazo ajeno y lo llevaba lejos de las mujeres fue frustrante para todos, por el simple hecho de no haberlo grabado.




—No puedes venir como si nada.
—Sí puedo y lo hice.

Murmuraban para no llamar la atención, aunque eso era casi imposible. Era la primera vez que Jeonghan tenía visitas a la hora del almuerzo y Seungcheol... Él llamaba la atención en cualquier lugar, ya sea por su apariencia o por el aroma de su perfume.

—No puedes hablar con ellas. Siempre están metidas en rumores de amoríos con el personal aunque ya tienen pareja.
—¿Por qué querría estar con ellas cuando tengo al novio más lindo del planeta?

Choi hizo su acostumbrado puchero y, sin borrarlo, también pellizco la mejilla de su amigo.

—Cheol.
—Lo sé, pero no dejaré que te mates de hambre. La comida de los hospitales es horrible y no tiene sal.

El menor rió y asintiendo le dió la razón, era uno de los motivos para no comer allí. Sin brusquedad apartó la mano ajena y suspiró de forma pesada al tomar el paquete, era la primera vez que alguien le llevaba comida y no quería acostumbrarse a eso.

—Gracias, por preocuparte.
—Si, bueno. Necesito mi beso de despedida, voy tarde a clases.

Sonriendo señaló su propia mejilla y Jeonghan pudo ver el bonito hoyuelo marcarse.

—No te besaré.
—Entonces se lo pediré a una de las enfermeras, creo que le gusté a la morena. Es linda y... ¿Qué hay del "este hombre es mío"?

Yoon no era bajo, pero ante Choi se sintió pequeño con sólo recordar sus propias palabras. Sonrojado y después de maldecirlo en voz baja terminó dejando un beso en la mejilla del mayor. Uno que, esta vez, sí fue fotografiado y subido a la cuenta del hospital, en la sección de buenas noticias para aliviar el amargo momento en que no podían evitar la partida de los pacientes.

Cuando Jihoon (2JiHanCheol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora