Cuando Jihoon (2JiHanCheol)

30

—Jeonghan...

Seungcheol acariciaba los cabellos ajenos con delicadeza. Jeonghan había llegado desconsolado a su departamento, aún vestía el uniforme.

Lo único que pudo entender fueron las palabras "paciente", "mi culpa" y "no pude". Ahora se encontraba sentando en el sofá mientras su mejor amigo lloraba en su regazo.
Cuando Jisung salió de su habitación se sorprendió al verlos y con un gesto le indicó que se adelantaría. Cheol sólo asintió.

Ya no recordaba cuantas veces había tenido a Yoon en esa posición, lo que sí tenía claro es que comenzó después de que Joshua partiera a los Estados Unidos.

—Toma una ducha y acuéstate a descansar.

Como pudo logró apartarlo un poco. Siempre fue sensible ante un Jeonghan llorando, siempre le dolió.

—Le diré a Jisung que te quedarás esta noche para que no se sorprenda cuando volvamos.

Con delicadeza secó un par de lágrimas, sonriendo al besar su frente.

—En mi armario encuentras cepillos nuevos, toma uno. Si te sientes mejor... puedes venir a visitarnos un rato, pero me gustaría más que pudieras dormír tranquilo.
—¿Puedes quedarte conmigo? Solo hoy.

Respirando profundo negó con la cabeza mientras apartaba los mechones sueltos que cubrían a su amigo.

—Me descontarán el día y no podré reunir para comprarte el anillo de compromiso. Será de oro blanco y llevará un rubí.

No era una respuesta planeada, pero la risa de Jeonghan le gustó. Comenzó a fijarse en el café de sus ojos, en su perfil y en sus labios.
Se descubrió mirándolo mucho por lo que entre juegos logró levantarse. Él ya no lloraba, pero en su rostro estaban las huellas de lágrimas.

—Estoy seguro que no has dormido, ve a mi habitación y descansa.
—Te veré en la mañana.

En cuanto se despidió, decidió correr, estaba consiente de que iba tarde al trabajo y que no lograría detener los rumores que posiblemente Jisung esparciría.

Al llegar estaba Jinah esperándolo.

—Sé que estar enamorado es lindo, pero no quiero perder a uno de mis mejores guardias por eso.

La sonrisa de la mujer daba a entender que lo entendía, pero también había un poco de seriedad en su voz.

—Siento que me terminarán corriendo uno de estos días.

El tono dramatismo de Jisung hizo reír a todos, sería una larga noche.

—Resumen del día.

Pidió Yoo al dejarse caer en el sofá largo. Ahora parecía que también vivía con Jihoon.

—El curso de inglés está por terminar y no veré a Joshua, pero aprendí más fuera de clases.

Lee comenzó a repartir palomitas de maíz mientras Jihyo buscaba una película, la conversación no continuó gracias a los comentarios sobre la actuación de Leonardo Dicaprio; quizás nunca se cansarían de ver Titanic.

Jeonghan estaba por dormir cuando recibió un mensaje en Instagram, era de Joshua. Su corazón se aceleró e inconscientemente reprimió un gritito de emoción.
Se arregló un poco y aceptó hacer una vídeo llamada.

—¿Cómo has estado?
—Creo que bien.
—No suenas convencido...
—Mis prácticas están por terminar, no falta mucho para irme de la universidad y regresar a Estados Unidos.

Jeonghan no supo de que forma reaccionar y Joshua no sabía el motivo para llamarlo. El silencio se prolongó lo suficiente como para volverse incómodo.

—Te ves bien.
—¿Qué?
—La camisa te queda bien.
—¿De verdad?
—De verdad.

Inconscientemente, Jeonghan, mordió su labio inferior, estaba nervioso y Joshua lo supo.

—Deberíamos salir uno de estos días.
—No creo tener tiempo, mis turnos son más largos desde que dos compañeras tienen permiso de maternidad.
—Es una lástima.
—Lo es. Nos veremos en otra ocasión, cuídate mucho y no descuides tu salud.

Lo último que vió fue la sonrisa fingida de Joshua, sabía que no estaba feliz y fue lo que más pudo haberle dolido. No era mentira el permiso, pero sí que no tenía tiempo.
No era el Joshua que conocía y pronto partiría, no quería enamorarse de alguien que podría ser tan cruel.

Su corazón dolió, pero se negó a llorar. No lo haría, aún así, cuando Seungcheol regresó lo encontró enredado en las sábanas y con rastro de lágrimas en su rostro.

—Es el último día de Joshua en la universidad.
—Lo sé.
—¿Estás triste?
—¿Por qué lo estaría?

La respuesta tranquila de Jihoon alarmó al par de mujeres en el comedor quienes sólo se miraron.

—Estoy bien, lo estoy.
—Jihoon.
—Creanme. Joshua estará bien.

Sin decir más las dejó a solas. Los días pasaron volando y no lo supo hasta que Joshua se despidió de todos en el salón.
Nuevamente llevaba el traje color azul marino y el cabello negro bien peinado; la camisa blanca y el piercing en forma de cruz. Antes lo había imaginado, ahora sabía que lo estaba viviendo.
Hace unos meses deseaba escapar, ahora deseaba quedarse allí, viendo los últimos momentos de Joshua en su universidad. Deseaba que Joshua no se volviera a quedar en Estados Unidos.

Solo Jeongyeon, Seungkwan y Jihyo fueron a despedirlo a la mañana siguiente, Jihoon no fué porque una falta en esa materia le haría perder el semestre. Sowon nunca dió luces, Seungcheol tenía clases, Jeonghan tenía guardia y los demás estaban ocupados, pero lo habían llamado.

Joshua ya no tenía un hogar al que llegar, pero tenía a Brandon, un amigo de infancia, que le dejaría quedarse unos días.

Cuando subió a ese avión sintió el peso de la realidad caer sobre sus hombros. Ya no estaba seguro de si Seungcheol y Jeonghan eran sus amigos, se encontraba un poco resentido con ellos por no  ir a despedirse.
Por otro lado, sabía cuanto Jihoon deseaba graduarse y lo entendía. Le había tomado cariño y sabía que Jihoon también porque la noche anterior le envió un mensaje en el que le deseaba lo mejor y también un día volver a verlo.

En cuanto pusiera un pie en Estados Unidos comenzaría su propia cuenta regresiva para graduarse. Ya no contaba con sus padres, por lo que no les avisó de su regreso y no estaba seguro de si volver a tener contacto con la familia de Kyla era buena idea; quizás invitarlos a la ceremonia de graduación fuese un cierre a esa etapa de su vida.