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Seungkwan tuvo que cerrar la boca para no mostrarse sorprendido; Jun simplemente sonrió y Soonyoung se ahogó con el juguito de naranja. Joshua agradeció mentalmente dejar de ser el centro de atención.

—Sabía que vendrías.
—Es solo un saludo formal, me iré en un momento.

Jeonghan solo podía mirar a su ex novia y a su ex amor platónico intercambiar palabras en voz baja. Recordaba las veces que lloró por perder una amistad, las veces que se preguntó el motivo de su alejamiento.

—No sabía que habías vuelto... Tampoco sabía que tenías conocimiento de eso.

Si Joshua aún lo conocía, sabía que Jeonghan estaba dolido. Y si Jeongyeon lo conocía, sabía que se sentía traicionado.

—Sowon me lo dijo, me enteré hace más de un mes. Antes del accidente de Jihyo, antes de encontrar a Seungcheol.

Si Jeongyeon caía, no lo haría sola y supo que lo había logrado cuando la mirada fría de Jeonghan se posó en quien alguna vez fue su mejor amiga.

—Te lo iba a decir, pero no hemos estado en contacto en mucho tiempo y tampoco hablamos después del accidente.

—Mentira.
—Mentira.

A Joshua no le sorprendió que Jeonghan y Jeongyeon protestarán contra Sowon al mismo tiempo y con las mismas palabras, descubrió en un instante que había extrañado esa sincronización. También sabía que Sowon estaría en apuros si llegaban a interrogarla al mismo tiempo.

—Fue un intercambio universitario, me mudé hace tiempo, pero no sabía que Sowon se enteró primero ¿Debería sentirme decepcionado? Yo estaría triste si mi mejor amiga me ocultara algo tan importante.

Allí estaba Joshua Hong con su traje negro, cabello bien peinado y con una sonrisa que parecía inocente; el Joshua de Jeonghan que nunca soltó el piercing de cruz; el complice de Jeongyeon en las mentiras blancas y la peor pesadilla de Seungcheol.
Sonreía tan brillante y con ese toque de malicia que solo dos personas en toda esa habitación conocían.

—Deberíamos volver, se preocuparan.
—Dame cinco minutos...

La voz adormecida de Seungcheol era algo nuevo para Jihoon. Habían estado sentados y abrazados cerca de media hora en las escaleras. Aún así, no logró encontrar el punto de quiebre.

—No podemos quedarnos más tiempo, además, debo comprar las pastillas para la resaca. Jihyo acostumbra a regalarlas cuando hay reuniones.

Con cuidado apartó los brazos del mayor y se levantó para arreglar el bonito traje que llevaba. Fue cuando se permitió ver mejor al hombre que seguía cabizbajo sobre los escalones.

Sowon llevaba un elegante vestido blanco y largo; Jeongyeon uno celeste que le recordaba a Cenicienta, más por el cabello recogido. Jihyo se decidió por uno de color negro que no le ajustaba, eso por miedo a lastimarse más; había visto a Jeonghan con un traje azul... pero Seungcheol no parecía vestido para la ocasión.

Recordaba a un Seungcheol cuyos padres tenían comodidades, el suficiente dinero para no pasar crisis económica; ese no era el niño que conoció. Pantalones azul de mezclilla que estaban perdiendo el color, una camiseta negra y los zapatos desgastados; quizás no era el invitado de Jihyo.

—Sé lo que piensas... Sé que soy lindo.

Jihoon no supo por cuánto tiempo lo estuvo observando, pero esa sonrisa y los hoyuelos lo tomaron por sorpresa, haciéndolo sonrojar. Choi podía sonreir, pero su mirada lo delataba.

—Siempre lo arruinas.

Murmuró en respuesta y decidió que ir por el medicamento era la mejor opción para disfrazar su huida.

Cuando Jihoon (2JiHanCheol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora