17

446 54 1
                                        

La mañana del diecinueve de diciembre fue tranquila, más de lo que Jihoon esperaba. Los padres de Jihyo no estaban en la ciudad y se comprometió a cuidarla durante las vacaciones.

—¡Lee Jihoon, si no vas te juro que estarás en problemas!

Los gritos de Jihyo fueron suficientes para que se cambiara rápido. No sabía de Sowon o de Seungcheol, menos de Jeonghan, pero sí sabría de Joshua Hong.

—Pensé que te había tragado la tierra. No sabes lo desesperante que es ir a clases sin ti.

Normalmente la voz de Seungkwan no era nada discreta, pero siendo la cafetería tuvo que serlo.
Se sentaron frente a frente, en la mesa junto al ventanal más alejada y Jihoon se preguntó si su amigo siempre lució tan bien con el cabello negro y gorra azul.

—Te recuerdo que Jihoon y tú no comparten clases.

Era Jun uniendose a la conversación mientras servía un capuccino para Seungkwan y un café americano para Jihoon.

—Lo sé, no te gusta, pero lo necesitas.

Jun no podría volver a China para las fiestas este año, contrario a Minghao quién alcanzó boleto a última hora y partiría el día veintiuno.

—La cafetería está vacía, siéntate.

Invitó Seungkwan amablemente, separando una silla de la mesa para Jun.

—¿Novedades?
—Muchas.
—No empiecen sin mí.

Cuando Minghao se acercó, fue turno de Jihoon invitarlo a la mesa. Por suerte para Jun no tenía que levantarse por otro café, Minghao acostumbraba a llevar consigo su propio termo con té.

—Hablen, tenemos quince minutos antes de regresar a clases.

Dijo Jun con total calma mientras se disponía a comer una rebanada de pizza frente a todos.

Mientras Seungkwan hablaba de como Vernon volvió a contactarlo y Minghao le aconsejaba no volver después de una infidelidad, Jihoon se tomó tiempo para observar a todos sus amigos y recordar como se veían sus amigas. Por primera vez, en mucho tiempo, se detuvo a pensar sobre su propia  apariencia.
Mirando a Minghao notó que había dejado el color verde en casa y vestía semi formal, sus pantalones negros y la camisa crema le recordaron a Jeonghan.  Decidió mirar hacia otro lado, justo a Jun... ¿Por qué parecía un modelo de revista justo ese día? Quizás nunca se fijó realmente en sus amigos.

—¿Ustedes creen que... puedo hacer algo con esto?

Se atrevió a preguntar, interrumpiendo la animada conversación.
Jihoon no era tonto sabía que, al igual que sus amigos, tenía encantos ¿Cuáles? No sabría identificarlos. Seungcheol solía gustar de su estatura, Jeonghan conocía su terquedad ¿Eso contaba? Y Joshua, Joshua nunca lo había visto; quizas quería ser notado ahora que era un adulto.

—¿Cabello?
—¿Ropa?

El grupo lo miró con curiosidad, sabían que tendría que ver a Hong pero decidieron no mencionarlo.

—¿El color de tu ropa interior?

Dijo alguien a sus espaldas y si Soonyoung pudiera regresar el tiempo, definitivamente habría escogido cinco minutos al pasado. Dos adultos gritando y corriendo por los pasillos no era muy común, después de todo.

Cuando el reloj marcó las catorce horas, Jihoon supo que no había escapatoria. Le gustaba Joshua Hong y necesitaba su asistencia en esas clases.
Respiró profundo y volvió a entrar en el aula, no estaba Jihyo y Jeongyeon tenía un viaje de curso, no podía seguir siendo un niño.

Ver a Joshua nuevamente se sintió distinto. Estaba tranquilo, no hubo sonrojos y su corazón no se aceleró, pero si rió por un par de chistes malos; quizás Joshua no le gustaba tanto como creía.

—¿No sentiste nada?

Jihoon simplemente negó, Jihyo seguía sorprendida por el silencio.

—Date prisa, tambien necesito una ducha.

Fingió molestia mientras estaba sentado sobre la tapa del retrete y lanzó una toalla de papel a la cortina azul de la ducha provocando que la chica riera, dejando tambien escapar un gritito de dolor.
El día anterior Jihyo insistió en que podía sola, pero resbaló y gracias a la terquedad de Jihoon tuvo a alguien que no la dejara caer. Había sido un gran susto que terminó pidiendo que la esperara mientras se bañaba.

—Tu mamá llamó. Quiere saber si irás para las fiestas.
—No volveré, no hasta que me haya graduado.
—Habla con ella, te extraña
—Le hablo cada dos días... Por más de una hora. También tenemos videollamada.
—Sabes a lo que me refiero.
—¿Por qué parece que me casé a escondidas contigo, que mi madre te odia y que por eso no la quiero cerca?

Jihyo hizo su mejor esfuerzo por no reír, no quería volver a sentir dolor.

La noche fue tranquila para Jihoon y Jihyo, más no para Jeonghan, quien trataba de calmar el dolor que una trágica noticia provocó en Seungcheol mientras estaba en una sala de espera.

Las vacaciones del mayor de ambos había comenzado el día dieciséis y no tardó en visitar a los ancianos que cuidaron de él. No fue hasta que el día diecinueve se vió obligado a viajar en una ambulancia junto al abuelo Kang, el anciano había tenido problemas cardíacos que no mencionó a nadie.

—Voy a quedarme contigo. No te dejaré solo, es una promesa.
—¿No la romperás?
—No lo haré. Esta vez es para siempre.

No es correcto hacer promesas cuando estás feliz, tampoco cuando estás molesto o triste.
Entre lágrimas y aferrado a su mejor amigo de infancia, Seungcheol eligió creer. Después de todo, llevaba los zapatos que le regaló el abuelo Kang en vida y creía que el anciano no le fallara ahora.

—Cuidaré de ti.

El corazón que solo conoció el amor solo una vez es capaz de creer que ama nuevamente cuando se vuelve cercano a otro.

El corazón triste por una pérdida también es capaz de confundirse cuando recibe ayuda.

Cuando Jihoon (2JiHanCheol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora