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—Genial. Antes de hacer más, lo probaré y si funciona, ya tengo producto para vender.

Bajé a recepción para pedir un barreño grande, me lo prestó y volví a mi habitación.

Cerré la puerta con el pestillo, corrí las cortinas de la única ventana que había y me acerqué al barreño.
Pensé en unir dos elementos, pensé en agua caliente y salió de mi mano.

Sonreí al ver que había funcionado, me desnudé y me metí en el barreño, no era muy cómodo, pero si funcional.

Usé la caja de artículos y saqué la pastilla de jabón y la toalla, la mojé, la pastilla también y froté por la toalla y luego la usé y me limpié a fondo, lo necesitaba.
Me aclaré y enjuagué la toalla después de escurrirla, la tendí en el respaldo de la silla, me vestí y lavé la ropa interior e hice lo mismo.

—Ahora que hago con esto, no puedo vaciarlo sin más podría contaminar los ríos y el suelo.

En ese momento apareció Zor-El, me asustó, me alegro haberme vestido antes de su inesperada visita.

—Hemos oído tu preocupación. No tienes porque hacerlo, tu jabón es mágico, es un artículo mágico porque lo has hecho con alquimia. Si miras el agua no queda rastro de jabón.—tenía razón.
—Tengo que tener en cuenta que este mundo a parte de ser atrasado al mío, no hay contaminación y no quiero ser la responsable de que se empiece.
—Lo entendemos.—dijo Zor-El.—y te lo agradecemos.

Después se marchó y yo fui a tirar el agua por el retrete ya que no iba a usarla más, pero vi que ya no estaba ni caliente así que en vez de tirarla la podría utilizar para regar.

Llevé el barreño con el agua abajo, con cuidado de que no se me cayera nada y me encontré con la dueña, le dije que ya no iba a usar el agua, que podría utilizarla para lo que quisiera.

—Oh perfecto, nos vendrá bien para fregar los platos.—cogió el barreño sin esfuerzo y se fue.

Yo me quedé allí no sin entender lo que había pasado, cuando reaccioné me fui de vuelta a la habitación y me senté en la cama.

Saqué la pluma y el libreta del bolso y me puse a escribir lo que iba a necesitar para el viaje.

Compré todo lo que necesitaba, vendí al gremio el jabón, les dije que era un objeto mágico, les expliqué el porque y les gustó. No solo al saber para que servía el jabón, porque jamás lo habían visto, tuve que contarles todo sobre el productor, estaban encantados querían comprármelo pero no me esperé el pago, una bolsa llena de monedas de oro.

—¿Cuanto hay aquí?—pregunté.
—Unos diez millones en monedas de oro. Daríamos platino, pero no tenemos aquí. ¿Es poco?
—No, no. Pienso que es mucho.
—O no, es un producto de higiene, hasta ahora nos lavábamos solo con agua, pero saber que hay algo como esto para eliminar la suciedad, las bacterias etc. Es muy necesario para la salud. Hemos pasado por muchas enfermedades por no estar bien aseados con los años, así que ahora que existe un producto que puede impedir eso y que además no deja residuos en el agua, vale eso y mucho más. Sobretodo si es un artefacto mágico.
—De acuerdo.— ahora tenía sentido, pagan eso por la salud además por ser algo mágico.

Guardé la bolsa que pesaba mucho en mi bolso y me despedí de ellos.

—Por cierto, si vendes el jabón en la capital, te lo quitaran de las manos. Hasta los nobles pagarían por él.
—Gracias.

Me fui pero me quedé pensando en lo que me había dicho. Si es para ayudar por supuesto que seguiré creando jabón, pero si los nobles se enteran de quien lo está haciendo llamaré demasiado la atención y puede que le llegué al rey.
Es mejor no pensar en ello, tengo que prepararme para partir hacia la capital e iré a la iglesia y hablaré con los dioses a ver que me aconsejan.

Krypton (supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora