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Maratón 1/3

Seguimos con nuestro viaje, nos parábamos en todos los pueblos agrícolas y es vendía las herramientas.
Llegamos al fin una ciudad, no sé cuanto tiempo estuvimos viajando pero se me estaba haciendo muy largo.
Había cola para entrar, desmonté de Rayo y miré, habían dos soldados en la entrada.

—Saca la tarjeta del gremio para que puedas entrar.—dijo Alex.

Saqué la tarjeta de comerciante que estaba más a mano que las otras.

Después de unos minutos de espera, al fin llegamos a la entrada, enseñamos nuestras tarjetas y nos dejaron pasar, sin problema.
Lo primero que hicimos fue dejar a los animales en el establo de la posada y nos registramos en ella también. Después nos fuimos a comer, allí había un restaurante y entramos a comer, nos trajeron la bebida, como no, era cerveza, no me quedaba más remedio que resignarme a beberla, me había pasado todo el viaje bebiendo agua. En momentos extrañaba una buena copa de un buen whisky escocés, pero en este mundo no tienen, ni existe tal cosa, como también es difícil encontrar un vino decente.
No si al final este mundo me va a convertir en abstemia.
Vi a las chicas tomar la cerveza, pero yo me la dejé, no me gustaba era muy fuerte y además caliente, era como beber meado de burro o de un animal grande.
Pedí una jarra limpia y vacía y me la llené de agua.

—Si un día me asiento en un lugar, me compraré una casa con terreno para poder tener una huerta y un viñero.—dije en voz alta, me miraron sin decir nada.

No sé de agricultura porque nunca he trabajado de eso, pero siempre hay una primera vez y como tengo la inmortalidad... bueno ya se me entiende.

Nos trajeron sopa, arroz y pescado a la plancha, hacia mucho tiempo que no comía pescado y tenía buena pinta, aunque por lo que me han servido parece más bien un menú tradicional japonés, pero no iba a decir nada, me gusta todo lo que había.

—Vaya ya estamos cerca de la costa.—dijo Kara
—¿Qué?—pregunté.
—Cuando ves pescado es que estás en la zona donde hay mar, esta ciudad es la frontera entre el territorio del interior y la costa, por eso tienen pescado.
—¿Cuanto falta para llegar a nuestro destino?
—Un mes más.—la miré extrañada.—Lena, llevamos viajando un par de meses.—abrí mucho los ojos ante esa información.

No me lo esperaba, si hubiera venido en coche hubiera tardado unas horas o días, pero no meses.
A ver, si hemos venido en caballo y hemos tardado dos meses, ¿cuanto hubiera tardado si veníamos en carruaje...si mis cálculos no me fallan puede que el doble o el triple de tiempo.

—¿Que hacemos después?—preguntó Sam.
—A ver, ya tenemos habitaciones y los caballos están cómodos. Pienso que Lena deberá ir al gremio de comerciantes y después tenemos que ir al gremio de aventureros para ver que solicitudes tienen.
—Si tardamos mas, Lena hubiera tenido que hacérsela de nuevo.—dijo Alex.
—Cierto. Podríamos haber venido por las montañas para saltarnos el bosque, pero dábamos mucha vuelta, por ello hemos ido por el camino todo el tiempo.—explicó Kara.
—Es cierto, no he visto ningún monstruo o animal.—dije.
—Porque estábamos en el camino, los monstruos están en el interior del bosque, en el camino y cerca de las ciudades o pueblos, no los hay, excepto en casos raros, como estampidas, o para comer.
—Entiendo.
—Miraremos a ver si hay algo para ti.
—Muy bien.

Comimos y pedí a la camarera un plato de carne cocinada. Me miró de forma rara, pero hizo el pedido.
Estuvimos esperando un rato, pagamos por todo y salimos del restaurante. Nos metimos en un callejón y aproveché una caja que había ahí para usarlo de mesa, dejé la carne y la desenvolví.

—Winn, puedes salir.—dije, el dragón salió de mi bolsa y fue directo a su comida.
—Te gustan los animales ¿no es cierto?—preguntó Kara.
—Mucho. Tenía un rancho en el pueblo donde crecí, allí tenía caballos, entre ellos a Rayo, perros..
—¿Tenías?
—Mis padres siguen teniendo el rancho supongo, pero como yo allí no existo ahora, por eso lo digo en pasado.—me entristecí.
—Lo siento.—dijo triste.
—Poco a poco lo voy superando, nunca me olvidaré de mi vida en mi mundo ni a mi familia, pero aquí no está tan mal tampoco.
—Y está mucho mejor gracias a ti y a los objetos de tu mundo.—dijo Sam.

Winn terminó de comer y se volvió a esconder, cogí el papel y le hice una bola y busqué una papelera, cuando la encontré lo tiré y nos pusimos rumbo al gremio de mercaderes.

—¿Porque este gremio tiene edificios tan grandes en todas partes?
—Lo que hace el dinero.—dijo Alex.
—Ya.

Entré y fui a recepción.
Allí había una mujer pechugona, pelirroja y de ojos verdes y tenía un gesto muy serio, debía de ser una mujer de armas tomar.

—Hola, buenas tarde.
—Buenas tarde, ¿quieres algo?— dijo con mala gana.
—Vengo a registrar mi experiencia.—le entregué la tarjeta.
—Espera.—la cogió y se fue.

No sé que le pasará, pero vaya humos. Miré a mi alrededor, no había prácticamente nadie.

—Ahora lo entiendo, se aburre.

Volvió y me entregó la tarjeta y vi el cambio de letra.

—Enhorabuena a ascendido a Rango D.
—¿He subido dos Rangos?—pregunté impresionada.
—Sí, no sé que ha vendido pero ha obtenido muchas ganancias y experiencia.
—Gracias.— cogí la tarjeta y me la quedé mirando mientras salía del gremio.

Me reuní con las demás.

—¿Y bien?
—Rango D.— se lo enseñé.
—Vaya, se te da muy bien esto.—dijo Sam.

Me la guardé de nuevo y fuimos al gremio de aventureros.

Los dos gremios estaban uno en frente del otro, era cómodo

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Los dos gremios estaban uno en frente del otro, era cómodo.
Entramos y como era de esperar, había muchísima gente, hombres musculosos a no mas poder, sus bíceps eran muchos más grandes que mi cabeza. Estaban muy bebidos, se peleaban con pulsos, gritos sobre quien es mejor espadachín etc. Es como cualquier pub o bar de mi mundo cuando hay matones que se emborrachan.

Krypton (supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora