Krypton (supercorp)

21

Kara PV

Después de ver que no quedaba nadie, fui al gremio y me encontré con mi hermana y mi prima, además de todos los aventureros, vivos, pero no vi Lena, supongo que fue a la posada directamente.

—¡Gracias a todos, la estampida ha sido detenida, la ciudad está a salvo!—gritó el maestro.—¡Vamos a empezar a repartir las recompensas!

Uno de ellos levantó la mano y el maestro lo dejó hablar.

—¿Que fue eso dorado? Hizo desaparecer a los monstruos demoniacos.

Las chicas y yo nos miramos, sabíamos quién había sido.

En ese momento entraron los sacerdotes.

—Nosotros podemos contestar a eso.—dijo el del medio.

La gente se apartó y los dejó pasar.

—Los dioses nos han ayudado, sabían que estabamos en peligro y eliminaron a los demonios.—dijo el hombre.

Me parece una buena idea que la gente piense eso, así no pensaran en Lena.

—Yo opino que ha sido un ser humano muy poderoso.—dijo el maestro mirándonos.

No sé como, pero él lo sabía o lo intuía.

—Un poder sagrado como ese, es imposible que pueda hacerlo un mago, si fuera así, estaría en el ejército del rey.—dijo otro de los sacerdotes.
—Esa persona no quiere ser reconocida como tal, esa persona no quiere formar parte del ejército real. Esa persona solo quiere desaparecer.—dijo.

Eso no es lo que nosotras queríamos, sé que no sabe el nombre de nuestra compañera, pero sabía que formaba parte de nuestro grupo.
Decidimos irnos, no queríamos escuchar más, ni siquiera queríamos la recompensa. Nos dimos la vuelta y salimos del gremio sin decir nada de nada.

Fuimos a la posada, el dueño aún no había vuelto del refugio, fuimos directamente a la habitación y nos encontramos a los tres.

¿Tres?

—Esto Lena, ¿quien es?
—Un cachorro de Fenrir.
—¿Y que hace un cachorro de Fenrir aquí? ¿Donde está su madre?—preguntó Alex.
—Es una historia algo larga, pero antes de contar esa parte, este pequeñín va a contarnos otra historia.— dijo Lena.
—"Antes de nacer yo, un mago humano, apareció en el territorio de los Fenrir sagrados y echó una maldición, se marchó y todos empezaron a morir, uno detrás de otro. Mi mamá era la más poderosa y soportó la maldición por mi, yo estaba dentro de ella. Cuando nací, ella empezó a perder sus poderes lentamente".
—Como una fuga mágica, no sabes donde está pero el maná va desapareciendo de tu cuerpo.—dijo Winn.
—¿Cuanto tiempo?—le pregunté.
—"Mucho, esto pasó hace 800 años. Mi mamá seguía luchando por mi, pero esa nube negra apareció y la atacó, y poco después fue envuelta por completo, no la veía. No dejaba de repetir que corriera, lo hice pero no quería dejarla así que volví pero me escondí y ese ser ya no era mi mamá, me dio mucho miedo."—explicó.
—Ahora lo entiendo. Ahora sé como fue infectada por el miasma convirtiéndose así en una bestia demoniaca y porque el cristal mágico estaba seco. Ella no solo murió por el veneno, también por la falta de maná en su cuerpo, se le terminó por completo cuando luchó contra mi.—dijo Winn.
—¿Porque un mago molestaría a las bestias sagradas del bosque como los Fenrir?—preguntó Sam.
—Lo único que se me ocurre, es que quería ser un demonio y para hacerlo tenía que matar bestias sagradas.—dije seria.
—Eso tiene sentido, pero... ¿que clase de humano querría ser un demonio?—preguntó Alex.
—Por el poder mágico o porque los demonios tienen una vida más larga que los humanos.—dije.
—Entiendo.—dijo Alex.
—Siento mucho lo que le pasó a tu madre.—dije.
—"Gracias".
—Su madre me ha pedido que cuide de él.—dijo Lena.
—Así que ahora tenemos un miembros más en el equipo.—dijo Sam.
—Sí.—se sonrojó.
—Al final Winn tiene razón y eres la reencarnación de la Santa domadora.—dijo Alex sonriendo.
—No he domado a ninguno.—dijo en su defensa.
—No, pero se quedan contigo.
—Bueno, una vez conociendo la historia del Fenrir, será mejor que nos marchemos de la ciudad.—dije.
—¿Porque?—preguntó Lena.
—Los aventureros quieren saber sobre la lluvia dorada que eliminó a los monstruos demoniacos, los sacerdotes aparecieron diciendo que había sido cosa de los dioses, pero el maestro del gremio no lo cree. Nos miró dando su teoría. Él sabe que nosotras tenemos un alquimista que puede hacer pociones de máximo nivel, sospecha que la misma persona ha hecho algo para eliminar a los monstruos.—dijo Alex.
—Es cierto, será mejor marcharnos ahora que aún no hay nadie en la ciudad ni en las puertas.—dijo Sam.
—¿Que pasa con los suministros?—preguntó.
—No podemos comprarlos, lo haremos en la siguiente ciudad, mientras tanto dependeremos de ti.—dije.
—No hay problema.