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Theodore Nott

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Theodore Nott

Sabia que todo se había ido a la mierda en cuanto vi a el señor oscuro en mi casa. Estaba urgido de nuevos seguidores y mi padre sin dudarlo un solo segundo me ofreció a mi. Así que cuando terminaran las clases del quinto año, recibiría la marca tenebrosa.

— ¿A ti también te ofrecieron como seguidor del señor tenebroso? — Le pregunté a blaise, en cuanto lo vi sentarse a mi lado en la sala de mi casa. No se ni como había entrado, pero no me importaba, volví a bajar la vista a mi libro.

— Oh, no — Sentía la mirada de blaise en mi frente —, Yo en esto de la guerra mágica soy como suiza. Un país bello, rico y no me meto en las guerras de nadie.

— ¿Y tú que harás, nott? — Me pregunto malfoy, que estaba sentado a mi izquierda, se me había olvidado que él también estaba aquí.

Tomé mi copa de whisky y me la lleve lentamente hacia mis labios, mientras miraba fríamente a malfoy. Él y yo nos parecíamos mucho, era muy consciente de ello, pero no físicamente, en la forma que nos sentíamos, supongo que por esa razón llamábamos al otro amigo. Estábamos tan rotos y vacíos. Nunca conocí a alguien tan sediento de poder como yo, hasta que conocí a malfoy. Cayendo con la misma fuerza. Preferíamos perder a alguien, que usar a alguien, quizás por eso la mayor parte del tiempo permanecíamos solos. Tal vez sea una bendición disfrazada, pero me veo a mi mismo en el. Veo mi reflejo en sus ojos. Blaise no era muy distinto a nosotros, por eso también lo llamábamos amigo. Él también estaba perdido y se alimentaba con el sufrimiento, desgracia y humillación de los que estaban por debajo de nosotros. La única jodida diferencia es que él no tenía un padre que lo mandara a su propia muerte, como lo teníamos malfoy y yo.

Ahora soy cociente y estoy atrapado en mis propios pensamientos, niega con la cabeza y me concentro.

— No soy conformista. Quiero tener más poder del que ya tengo, pero no seré el seguidor de nadie — Esbocé una sonrisa amarga —, Mi padre puede irse a la mierda.

Los tres nos refugiábamos en el otro, el tabaco y el alcohol. Muy dentro de mi sabia que también me refugiaba en lexie, pero jamás lo admitiría, ella era ingenua y tenía esperanzas, jamás me correspondería y aunque lo hiciera, jamás le daría la gris vida que le dio mi padre a mi madre. Ella pensaba que yo solo era un chico incomprendido, que tenía problemas con su padre, pero ella no sabía quién era yo en realidad. Pero yo estaba acostumbrado a mi mismo ya. A mis cosas. A mi vida. A la soledad. Y sobre todo, a no esperar nada de nadie. Blaise, malfoy y yo teníamos muchas cicatrices mentales, mucho rencor desde la infancia.

El afán de obtener todo rápido, te frustra. La frustración es un ladrón de energía, visión y fe. Te altera la percepción y te lleva a la equivocación. Pero eso era algo que malfoy y yo no sabíamos.

Al llegar la madrugada decidí irme a acostar, no pensé que podría, pero finalmente logré quedarme dormido. Pero dormirme fue el peor error que pude haber cometido. Porque dormido era vulnerable y un blanco fácil. Y así mi padre pudo entrar en mi mete, haciéndolo ver como un sueño, donde estaba lexie. Estaban en la mansión malfoy y los gritos desgarradores de ella, por el dolor, hacían eco. Él la estaba torturando, mientras él escribia traidora de la sangre en su mano apenas se podía ver por toda la sangre que estaba derramando su brazo, su pequeño cuerpo se removía debajo del de mi padre, pero no hacía ningún efecto ya que ella era muy bajita y él la duplicaba en altura. Llantos de bebé se escuchaban de fondo, eso desesperaba más a lexie y a mi, no se por que. Tenía mis manos amarradas a un alambre de púas, cada vez que me movía para intentar rescatarla, el alambre se encarnizaba más en mi piel, pero yo me seguía moviendo sin parar. Tenía que salvarla. Era más torturador para mi ver como la torturaban a ella y yo no podía hacer nada, porque por más que me movía, no podía zafarme de eso. Sus gritos pidiendo ayuda resonaban por mi cabeza. Finalmente pude despertarme y me pase una mano por la cara. Mi padre estaba parado en el marco de la puerta de mi habitación. Me miraba con la sonrisa arrogante que había heredado de él. Él observaba con curiosidad la situación. En ese momento el se dio cuenta el poder que tenía ella sobre mi y que eso podría usar él para manejarme a su antojo, tal y como lo podía hacer ella. Porque yo era más suyo, que de mi mismo. Yo era completamente de ella.

𝐹𝑢𝑒𝑟𝑎 𝐷𝑒𝑙 𝑃𝑙𝑎𝑛𝑒𝑡𝑎// 𝑇ℎ𝑒𝑜𝑑𝑜𝑟𝑒 𝑁𝑜𝑡𝑡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora