una noche diferente

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Albus se adelantó y a tientas en medio de la oscuridad, con la luz que energía de la punta de su varita guió sus pasos por la escalera que nuevamente crujió ruidosamente, provocando la risa nerviosa entre ambos jóvenes. Una vez llegó al pasillo, caminaron hasta el final de una puerta oscura. Albus giró la manilla y le señaló que entrara sin hacer mucho ruido para no despertar a sus hermanos, y el contrario lo hizo.

Era una habitación modesta, pero que tenía todo lo que Albus necesitaba; grandes Carrizales de libros del colegio y otros muggles, sobre muggles que Albus se apresuró a ordenar. Hace mucho no los leía. Junto a una pequeña cama apoyada a la pared había una pequeña ventana que daba hacía una buena vista a la altura de la cama; un escritorio viejo con papeles encima, un armario y cerca un pequeño tocadiscos con un disco sobre él.

Gellert curioseó cada espacio de la habitación y miró el techo un par de segundos con cada martillada que daban las gotas de lluvia.

-¡Oh, eso no se escucha muy bien!, espero que no te impida dormir, Gellert. Como verás no hay mucho espacio...-Señaló Albus, quien caminó hacia la ventana para cerrar la cortina.

-Descuida, podremos dormir juntos, no hay inconveniente con eso.- sonrió y se dejó caer sobre la cama con total confianza, ubicando sus manos detrás de su nuca. Albus entretanto sonrió ampliamente y se acercó al tocadiscos para colocar la pieza de música que estaba allí. Le gustaba oír música antes de dormir y le parecía que esa noche no se dormirían tan rápido.

La música comenzó a sonar suavemente, siendo un contraste con la lluvia, pero qué más importaba, muchas veces lo había hecho así. -Ha sido un día muy difícil- suspiró pesadamente y extendió sus brazos en un largo bostezo que exageró, ocasionando una carcajada del otro. -una buena música no viene mal, ¿te molesta?

-Para nada - dijo Gellert, aún riendo, ubicando el cojín sobre su pierna, observándole desde allí en silencio. Para Albus esto no pasó desapercibido, aunque en su mente jamás sacaría conclusiones adelantadas de esas miradas que le daba. Sin embargo, no podía negar que su mirada le transmitía algo. Era inquietante y a su vez penetrante, algo como magia pues sin pretenderlo conectaban con la mirada.

Albus apagó la luz y sencillamente comenzó a despojarse de su ropa en silencio, y Gellert comenzó a hacer lo mismo. Los ojos del joven miraron de reojo al cuerpo del contrario; un cuerpo muy bien cuidado y blanco, pero de inmediato apartó nuevamente su mirada y se decidió a caminar a tientas a abrir las sábanas.
Gellert por otro lado, se tomó su tiempo de acomodarse, como si no supiera que le estaba costando mirarle y parecer un degenerado, pero Albus mantuvo la mirada hacia la pared en frente y permaneció sentado.

-Quiero agradecer que hayas venido esta noche, Gellert. Me has sido de buena compañía - le dijo girando ligeramente su rostro hacia el contrario.

Gellert por su parte ejecutó una sonrisa en su rostro y giró completamente su torso desnudo hacia él, para luego responder mirando fijamente a sus ojos, hecho que Albus siempre destacaba de él, la forma de dirigirse hacia él demostraba su particular personalidad, propio de una persona segura de lo que hace. Albus por un momento se dejó flaquear con sus ojos que brillaban como un par de constelaciones y se acostó con sus manos bajo su mejilla. Estaban frente a frente.

-Albus -Susurró Grindelwald, en un tono cálido con su voz varonil-. Lo que me contaste es terrible, y me conmueve el hecho de que tengas que mantener a Ariana escondida como un animal peligroso. Me has contado algo tan importante que te aseguro que sólo quedará entre nosotros lo que ocurrió esta noche -le aseguró Gellert.

-Lo se, y no hay duda de que eres un buen amigo -sonrió Albus- pero ella es peligrosa, Gellert. Al fin y al cabo, mató a nuestra madre.

-Eso no lo dijiste.-dijo un tanto sorprendido, sentándose para verle bajo esa poca luz que llegaba.

Los Secretos de DumbledoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora