—Bien, supongo que lo que necesitas hablar ahora aún no lo debe saber, Harry, ¿no es así? —intuyó Sirius.
—Así es. No hasta que yo crea el momento oportuno. Confío en que puedo confiar en tu silencio— dijo Dumbledore.
Sirius no supo qué decir, pero finalmente asintió. ¿Qué podía de esconderse bajo esa promesa?
—Entonces, ¿la conclusión es que para derrotar a Voldemort tenemos que destruir esos horrocrux?— preguntó.
—Así es.
—Una vez localizadas, ¿cómo se destruyen?— preguntó Sirius.
—El libro de los Flamel en el cual les hablaba, por suerte también tenía la explicación de cómo destruir un Horrocrux. Hasta el momento hay tres formas conocidas para lograrlo. Hasta el momento Harry ha sido testigo de dos de ellas— dijo Dumbledore —Con la que no está familiarizado es con el uso de fuego demoníaco, Fiendfyre.
Sirius sintió un leve escalofrío subir por su espalda. Era consciente de la destrucción que lograba esa maldición al haber sido testigo en su etapa como auror, cuando los mortífagos la lanzaban en sus incursiones. Era necesario el esfuerzo combinado de varios aurores al mismo tiempo para controlarlo y sofocarlo.
—Puedo suponer como algo así puede aniquilarlo— admitió Sirius.
—Exactamente. Fiendfyre arrasará con todo a su paso, y un Horrocrux no sería la excepción, destruyendo con efectividad el fragmento del alma.
Sirius asintió ante la explicación. —¿Dijiste que Harry fue testigo de las otras dos formas?— continuó.
Albus afirmó en silencio.
—Un colmillo de basilisco puede destruirlo, aunque lo haría más por la propiedad que contiene.
— El veneno— dijo Sirius en comprensión. —El veneno de Basilisco es el veneno más mortífero que existe.
—Exactamente, Sirius— confirmó Albus. —Es la sustancia más destructiva presente en el mundo mágico, por lo que si entra en contacto con un Horrocrux se destruiría instantáneamente, como Harry bien lo experimentó en segundo año. Supongo que te comentó lo que ha tenido que pasar— dijo Dumbledore, y Sirius asintió.
—Pero en ese caso, ¿no debería haberse eliminado el fragmento que Harry tenía alojado cuando fue mordido por el basilisco?— preguntó pensando en la explicación del director.
La pregunta le tomó por sorpresa.
—A decir verdad, esa es una pregunta muy interesante, algo que no había considerado. No pretendo ser un experto ni mucho menos, sólo puedo suponer que siendo Harry un ser vivo que contiene un alma externa, tendría que haber muerto primero para que el veneno destruyera el fragmento extranjero— argumentó Albus, frunciendo el ceño en concentración. —Es algo a lo que tendré que darle un mayor análisis.
—Gracias a Merlín no llegó a eso en aquel momento— dijo Sirius, aliviado que no hubiera muerto cuándo sólo tenía doce años.
—Y Luego ahí llegamos a la tercera forma conocida, la maldición asesina— dijo Dumbledore. — Aunque no cualquiera podría lanzar la maldición y destruir un Horrocrux. Para que sea posible eliminar el fragmento del alma de algo, debería ser el mismo individuo al cual pertenezca; lo que sería en esencia, un suicido del alma, y solamente con esa maldición— explicó Albus sombríamente.
—¿A qué te refieres?— preguntó Sirius.
El anciano suspiró profundamente antes de responder.
—¿Recuerdas la profecía? —preguntó Dumbledore.
—Sí— asintió confundido.—Ellos no me dijeron el contenido porque no lo sabían. Dijeron que no quisiste decirles para evitar ponerlos en mayor riesgo.
Otro asentimiento silencioso.
—¿Tú sabes el contenido completo?— preguntó Sirius mirando calculadoramente al director.
Albus suspiró una vez más y se refregó los ojos con frustración. Vaciló un momento sobre contar el contenido, aunque luego recordó su voluntad de apertura total hacia el hombre joven y a Harry que había superado una y otra vez adversidades a las que casi la totalidad de las personas hubieran destrozado.
—No sólo sé el contenido completo. Fue a mí a quién le revelaron la profecía— dijo, dejando en shock a Sirius—. Y tanto Lily y James, como Alice y Frank lo supieron.
—¿Lo sabian? ¿Alguien mas lo sabia? ¿Por qué decidiste confiarselo solo a ellos?
—Escucha...—susurró Dumbledore.—Esto no lo debe saber Harry. Lo he mantenido guardado pues es una ilusión mía de dejarle tener el mayor tiempo posible una infancia y adolescencia lo más normal que pueda. —dijo Dumbledore —Lamentablemente, año tras año ha sufrido y salido victorioso de situaciones que le quitaron esa posibilidad, y eso es mi culpa, por lo cuál estoy en deuda con él, y algo por lo que intento redimirme al ser totalmente honesto— dijo Albus, mirando profundamente a Sirius —.
—Ya te habrás enterado del maltrato que ha recibido de sus familiares. —continuó Dumbledore — No quise jamás que fuera así, pero así lo requiere la profecía.
—No estoy entendiendo— dijo Sirius, sintiéndose desgarrado en sus emociones. Rabia por esos malditos parientes de su ahijado. ¿Qué había sufrido esos años, para que él accediera con tanta rapidez e ilusión cuando le propuso que se fuera a vivir con él hace un año?. A la vez, la humillación de saber que fue por su culpa y estupidez que Dumbledore tuvo que tomar esa decisión de enviarlo a vivir con ellos. Si tan sólo hubiera cumplido con su deber y haber cuidado del bebé.
Luego Albus tomó aire fuertemente, antes de erguirse para continuar la conversación.
—Cómo dije, fui el receptor de la profecía. Aproximadamente un año antes del nacimiento de Harry, tuve una reunión con una persona. Me había quedado el puesto de Adivinación vacante y me estaba costando ocuparlo, por lo que cuando me llegó la solicitud para ese puesto, accedí de mala gana. Casi la totalidad de la charla estuve convencido de que la persona era un fraude, siendo yo algo escéptico en esa rama en particular de la magia, hasta que cuando la despedí y le agradecí por su tiempo, sus ojos se tornaron hacia arriba, y habló con una voz distorsionada que todavía envía escalofríos por mi nunca —narró Dumbledore.
—Ella dijo: El único con poder para derrotar al Señor de las Tinieblas se acerca. Nacido de aquellos que lo han desafiado tres veces, y nacerá cuando el séptimo mes muere, y el Señor de las Tinieblas lo señalará como su igual, pero él tendrá un poder que el Señor Oscuro no conoce. y uno deberá morir a manos del otro, ninguno podrá vivir mientras el otro viva.Albus recitó palabra por palabra, textualmente, lo que había oído aquella noche. No es que pudiera equivocarse. Quién fuera testigo de una profecía real, las palabras se le impregnarían en su mente haciéndola imposible de olvidar, todo lo contrario de quién la expresara, ya que no recordaría absolutamente nada.
Sirius se quedó en estado de shock, intentando y fallando en encontrarle explicación lógica y racional a lo que acababa de oír hasta que finalmente comprendió el resultado. Sirius estaba aterrorizado más allá de cualquier explicación. Una cosa era saber que había una profecía rondando en la vida de su ahijado. Pero conocer las palabras y lo que significaban en principio lo asustó sin sentido.
—No puede ser— dijo Sirius. —Podría llevarme a Harry, irnos lejos, dónde nadie, ni siquiera Voldemort podría encontrarlo— dijo con desesperación.
—Es posible— dijo Dumbledore — pero no estaría a salvo y le haría el trabajo más fácil a Voldemort. La protección puesta por su madre es hasta la mayoría de edad y Harry debe permanecer con sus tíos. Es la única alternativa. No hay nada en el mundo que lo aleje de esta pelea.
Sirius se horrorizó apenas empezó a escuchar a Dumbledore, pero a medida que lo escuchaba y notaba la seriedad en sus palabras, pero aun asi, no pudo evitar estar de acuerdo con él. Todo lo que quería era la seguridad de su ahijado, pero también tuvo que estar de acuerdo con lo que Albus decía.
—Necesito que nada de esto lo sepa Harry para que no le afecte hasta entonces. Es complejo de aceptarlo, pero sabrá entenderlo— dijo Dumbledore. —Necesito de tu apoyo, Sirius.
— Trataré de siempre estar a la par de Harry, hasta mi último suspiro— dijo con un asentimiento firme.
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Los Secretos de Dumbledore
General FictionTodos los escritos son de mi propiedad. No copie o se inspire en ellos.