16.

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La boca de Matthew se mueve entre mis pechos, parece ansioso ante la idea de jugar con ellos. Especialmente cuando cubre una cima sobre de la fina capa de tela que lo cubría. Ahogo un gemido ante la sensación de calor, su erección parece estar a punto de estallar contra la tela del bóxer, puedo sentir como se presiona entre mis piernas y aumenta las ganas que tengo de suplicar para que me folle de una vez por todas.

Le apreto fuerte el cabello cuando me muerde.

Literalmente clava sus dientes tirando del pezón y consiguiendo que un cosquilleo intenso me recorra de pies a cabeza. Lo bueno es que el dolor reduce cuando vuelve a deslizar su boca de forma suave. La mano libre se apoya en mi espalda baja, parece que su brazo es lo suficiente fuerte para sostenerme. Continua repartiendo besos hasta separarse lo suficiente para sacar la tela de mi blusa húmeda.

Los ojos me miran con profundidad y sus labios lucen hinchados a causa de tantos besos. Mi mano traviesa se desliza hacia su ropa interior, para tocarlo por encima. Lo malo es que no tarda mucho en sujetar mi muñeca para evitar el contacto.

—¿Quién te dió permiso de tocarme, Juliette?

—Creí que...

—Si quieres algo tendrás que pedirlo —Enreda una mano en mi cabello hasta rozar su lengua en mi cuello. —¿Comprendes?

—¿Puedo tocarlo... señor? —Murmuro en medio de un jadeo cuando chupa con fuerza mi piel.

—¿Cómo se dice?

—Por favor. —Se ríe.

Idiota.

Para mi sorpresa esta vez lleva mi mano hacia el interior del bóxer, para que lo toque a mi gusto mientras continua con su juego de besar cada esquina de mi piel. Sonrío complacida antes de rodearlo con mi mano, es grueso, y me hace tragar saliva recordando lo que se sintió tenerlo la otra noche. Matthew mueve su lengua por mi cuerpo, chupando y mordisqueando. La barba me raspa la piel de vez en cuando, aumentando el calor que se intensifica cuando un sonido ronco escapa de su garganta, ya que lo apreto un poco y comienzo a mover mi mano de arriba hacia abajo.

Vuelve a sujetar mi muñeca, pero esta vez lo hace para guiar los movimientos un poco más rápido, mantengo el ritmo logrando que su respiración se agite.

Anteriormente creí que dar placer solo era excitante para quien lo recibía. Ahora que conocí a Matthew descarté esa teoría, definitivamente me enciende mucho más ver cómo reacciona su cuerpo ante mi atención.

—Joder... sí, así. —Murmura contra la cima fruncida de mi otro pecho.

—¡Hmm!—Me succiona con fuerza logrando que todo mi cuerpo palpite deseando romper la tensión. —Follame, señor.

Eleva su rostro dejando mis pechos fruncidos y húmedos, su mano se enreda en mi cuello, haciendo una presión breve que me hace soltar quejidos. Empuja mi rostro hacia el suyo hasta meter su lengua en mi boca y besarme de forma ilegal. Acelero el ritmo de mi mano logrando que sus gruñidos vibren contra mi garganta.

Deslizo mi uña por el glande, raspando suavemente hasta que me detiene y separa su boca de la mía.

—¿No iba primero la clase de sumisión?

—Si, pero antes follame, señor. —Muevo las piernas hasta enrollarlas en su cadera y tratar de generar fricción. —Por favor...

Parece sonreír por mi expresión necesitada. Lo bueno de todo es que no parece molestarse ante mi petición, porque pronto me lleva hacia la otra esquina del jacuzzi, donde dejamos el paquete de condones. Me deja sentada al borde del mismo mientras saca un sobrecito plateado y lo rasga con sus dientes. Mis ojos miran detalladamente cuando se coloca el preservativo con facilidad, muerdo mi labio dejando que se acerque y me saque las bragas de un solo movimiento.

Incendio (ECLIPSE libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora