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Continúo recostada contra el hombro de la tía Caroline, quien no ha dejado de consolarme en toda la noche

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Continúo recostada contra el hombro de la tía Caroline, quien no ha dejado de consolarme en toda la noche.

—No llores, cariño, él estará bien —continúa diciendo con voz suave y tranquilizadora.

Trato de limpiar mis lágrimas con el pañuelo que me entrega, pero es inevitable no sentirse así. La angustia me consume, y no puedo soportar la idea de perder al doctorcito, como pasó con mis padres. Me niego a aceptar esa posibilidad.

Desde el otro extremo de la sala, Thomas Harrison me mira con una mezcla de enojo y frustración. Su expresión endurecida refleja el conflicto interno que esta situación le provoca. Mi presencia parece solo empeorar las cosas para él, especialmente porque me recibió de una manera nada grata, cerrando sus puertas y prohibiéndome la entrada.

Si no fuera por Joseph o su madre, probablemente no estaría aquí sentada. Recuerdo cómo el rubio insistió en que me quedara, asegurándome que todo estaría bien. Su madre, con su amabilidad y comprensión, también jugó un papel crucial en convencerme de quedarme. Sin ellos, no sé cómo habría enfrentado esta noche.

La tía Caroline sigue acariciando mi cabello, tratando de calmarme. Sus palabras, aunque repetitivas, son un ancla en este mar de incertidumbre.

—Él es fuerte, Juliette. Ha pasado por cosas peores y siempre ha salido adelante —me dice, intentando infundirme esperanza.

Miro alrededor de la sala, observando los rostros preocupados de los demás. Cada uno de ellos refleja una historia, una conexión con el doctorcito. Todos estamos aquí, unidos por el mismo miedo y la misma esperanza.

Thomas, aunque distante, no puede ocultar su preocupación. A pesar de su enojo, sé que también le importa. Matthew es su hijo, y se que en parte, su actitud, solo refleja dolor.

De pronto, la puerta de la habitación se abrió, y un despreocupado rubio apareció por la sala.

—Jul... —me llama con cautela, como si temiese la reacción de su tío Thomas.

De inmediato me pongo de pie, sin importar la presencia del señor que no ha dejado de mirarme con una mezcla de desaprobación y curiosidad. Me acerco a la puerta, y Joseph me pone al tanto de la situación, explicando que Matthew se encuentra estable. Respiro hondo al escuchar lo último, sintiendo un alivio que casi me hace caer de rodillas.

Recordé el momento en que sentí mi mundo derrumbarse ante sus palabras: "Matthew está en el hospital, mi tío me llamó diciendo que recibió un disparo". Les juro que mi corazón se detuvo por una fracción de segundo. La noticia me golpeó como una ola fría, dejándome sin aliento y con una sensación de vacío en el pecho.

—Está en buenas manos, Juliette —me asegura Joseph, apretando suavemente mi hombro—. Los médicos dicen que tiene buenas posibilidades de recuperarse por completo.

Incendio (ECLIPSE libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora