Matthew me sostiene con firmeza mientras mis lágrimas siguen fluyendo. El calor de su abrazo es un bálsamo para mi alma atormentada. La pesadilla aún se aferra a mí, como las llamas que consumieron la casa de mis padres aquella fatídica noche. El olor a humo, los gritos desesperados, la impotencia de no haber llegado a tiempo... todo se mezcla en mi mente, y la culpa me devora.
—Ricitos... —murmura acariciando mi cabello—. No fue tu culpa.
Pero yo sé que lo fue.
Si tan solo hubiera asistido a la cena, si hubiese estado allí cuando comenzó el incendio... Mis padres aún estarían vivos.
La culpa me aplasta, y me aferro a Matthew como si él pudiera sostenerme y protegerme de mis propios demonios. Pronto siento que me alza hasta llevarme a la cama y me recuesta con suavidad. Las sábanas frescas rozan mi piel, y cierro los ojos, tratando de alejar las imágenes horribles que se reproducen en mi mente una y otra vez.
»Amor, escúchame —susurra en voz baja cuando se sienta a mi lado—. No puedes cargar con la responsabilidad de lo que pasó. Fue un accidente, y tú no pudiste evitarlo —Me mira con ternura—, estoy seguro de que tus padres te amaban, y no querrían verte sufrir de esta manera.
—Pero yo... —mi voz se quiebra—. debí haber estado allí antes... tenía que haberlos protegido.
Él permite que lo abracé nuevamente y me aprieta un poco.
—No puedes cambiar lo que pasó, Juliette —acaricia mi piel—. No te atormentes por algo que no fue tu culpa. Tus padres, desde donde estén, quisieran verte feliz, y para eso estaré aquí —Hay un toque de firmeza en su voz—. Quiero que sigas adelante, ricitos.
Asiento, incapaz de hablar. Matthew me besa la frente, y luego se recuesta con cuidado dejándome sobre su cuerpo, la cama se hunde bajo su peso, y su calor se fusiona con el mío. Pronto siento que acerca sus labios presionando otro beso en mi pómulo; su aliento cálido roza la mejilla. Me relajo sintiendo su respiración regular y su pulso tranquilo. Sus dedos trazan círculos en mi espalda, y poco a poco, la tensión en mis músculos se desvanece.
»¿Sabes qué? —murmura—. No sé bailar, soy pésimo en eso.
Tal vez lo dice para distraerme, pero igualmente levanto la cabeza de su pecho y lo miro con curiosidad.
—¿Cómo es posible que no sepas bailar? —pregunté con voz rasposa por el llanto.
Él sonríe notando que aquello logró relajarme un poco.
—Tal vez soy bueno en otras cosas, pero el baile no es una de ellas.
Sorbo mi nariz antes de regalarle una pequeña sonrisa. Había atravesado esas pesadillas muchas veces, pero saber que Matthew está conmigo ahora, me hace sentir tranquila.
—Entonces, ¿qué haremos? —digo acariciando un mechón de su cabello—. Me encanta bailar y resulta que tu no sabes... ¿Debería enseñarte?
—No, no —se apresura a decir—. Pero... Tú puedes bailarme cuando quieras.
Río, y me abrazo más a su cuerpo, disfrutando de esa seguridad que me transmite.
—¿Así como en la despedida de soltero? —Matthew arquea una ceja, su mirada es traviesa.
—Me hubiese gustado ver eso —limpio el rastro de mis lágrimas mientras sonrío.
La imagen de aquella noche se desliza por mi mente: luces tenues, la música sensual, y yo, vestida como una stripper mientras movía mis caderas encima de su figura. Me sentí muy poderosa y al mismo tiempo avergonzada. Nunca pasó por mi mente que resultaría ser el mismo ginecólogo que me atendió días atrás.
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Incendio (ECLIPSE libro #1)
RomanceSERIE ECLIPSE, LIBRO #1 Juliette Grimshaw, es una estudiante de medicina, cuya rutina suele complicarse luego de un incendio que casi le cuesta la vida. Las cosas se vieron difíciles luego de la pérdida de su familia y por ello busca trabajar como s...