En un lugar muy alejado de la urbanización de Tokio,rodeado por montones de naturaleza se encuentra un templo oculto desde la antigüedad incluso mucho antes de que naciera el primer portador de la bendición de los 6 ojos.
Incluso no había registros de ese santo hospicio por la antigüedad y el recelo de revelar su ubicación.
Uno de los lugares preferidos por alguien que no quiere ser encontrado. Todo el lugar yace vacío a excepción de una habitación donde una joven reposa tranquilamente con un pequeño recién nacido en brazos.
Sus extremidades mecen al bebé tratando que este recupere la calma después de llorar durante varios minutos sin obtener sosiego en su corazón.
-¿Qué sucede criatura?- Preguntó la voz con un tono escabroso tratando de imitar el tono "materno".
El pequeño albino seguía llorando lo cuál causó una pequeña sonrisa en el rostro pálido de la chica de grandes orbes azules que lo miraban firmemente.
- Parece que tienes hambre,¿Qué te parece si vamos a saludar a "mamá"?- Apretó con suavidad la mejilla del niño dejando una marca roja en su blanca piel.
Con sencillez se levantó con plenitud en su rostro avanzando lentamente hacia un pasadizo que la guiaba a un desvencijado lugar en las catacumbas del templo.
Rodeada de sellos y un laberinto a base de madera asimilando una edificación ordinaria alimentada con la luz de las velas que posaban en cada esquina dejando un ambiente sobrio en el lugar.
Ese camino ya había sido memorizado con anterioridad por aquella persona que sentía un cosquilleo maligno al acercarse hacia el lugar dónde reposaba un alma rota.
Llegó finalmente al fondo del pasillo más oscuro de aquel lugar y abrió la puerta corrediza lentamente para admirar lentamente la recompensa de su plan.
Los cabellos negros del azabache reposaban sueltos en su frente,sus ojos estaban adornados con nuevas ojeras que le daban un toque cansado y triste. Sus manos y pies permanecían atados con cuerdas ritualizadas que le impedía avanzar más allá que de la misma habitación. No era más que un prisionero.
- ¡Buenos días,Geto!- Kenjaku avanzó lentamente hacia Suguru que frunció el ceño al ver su maldito rostro nuevamente haciendo sonreír levemente al contrario.
- Suéltalo...- Con debilidad ese gruñido salió de su garganta al ver que su hijo reposaba en brazos de esa entidad maligna.
-Si yo lo suelto probablemente moriría,¿No eres consciente de lo frágiles que son los bebés?- Su rostro frío se acurrucó en el del infante dejando una sensación áspera en la piel del pequeño Shou provocando que volviera a soltar gimoteos de incomodidad.
- No le hagas daño... Es solo un bebé- Suguru se puso de pie lentamente a pesar de sus ataduras, tambaleándose lentamente hacia Kenjaku que no movió ningún músculo al ver acercarse al azabache.
- No lo haré,este niño es muy importante para mí, supongo que debo agradecerte por mantenerlo vivo-
El rostro de Suguru quedó frente a frente al de Kenjaku que parecía estar en paz pero en sus pupilas se notaban vacías y muertas.
- Tiene hambre,encárgate de alimentarlo correctamente- Sin más extendió los brazos entregando al infante de nuevo a los cansados brazos de su progenitor quien no pudo negarse a recibirlo rápidamente y saber que nuevamente se encontraba junto a él.
- Cuándo salga de aquí,voy a matarte con mis propias manos- Suguru lo miró con furia.
Una carcajada estrepitosa resonó por todo el lugar.
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Pecado [SatoSugu] Mpreg
FanficSuguru Geto había muerto pero Satoru Gojo no pudo aceptarlo e hizo un trato con los altos mandos de la hechicera para traerlo de vuelta. Tener descendencia legítima para combinar las habilidades de los hechiceros más poderosos de Japón. ¿Podrán logr...