Pecado [SatoSugu] Mpreg

XXXIV

Las gemelas se encontraban sentadas en sus camillas de hospital,sus ojos estaban rojos de tanto llorar mientras que sus manos se encontraban unidas a pesar de estar en camas diferentes.

Todo había pasado tan rápido,ni siquiera les dió tiempo de reaccionar hasta que escucharon la voz de esa chica detrás de ellas.

Con habilidad ambas fueron apartadas de su hermano menor el cuál fue arrancado entre lágrimas tanto de él como suyas antes de caer en la inconsciencia hasta que comenzaron a sentir que las llamas comenzaban a alcanzarlas.

Su sentido de supervivencia las había salvado.

Escucharon unos suaves toques de la puerta de su habitación, tan finos que pareció que la persona que estaba afuera sentia vergüenza de asomar las narices dentro.

-Pase...- Respondió la gemela mayor.

La cabellera blanca fue lo primero que se asomo en el umbral para después dejar ver la figura de aquel hombre que daba pasos firmes mientras sus manos permanecían en los bolsillos de su chaqueta y sus ojos cubiertos por su antifaz.

Pero a pesar de esto su rostro que siempre iba acompañado de una sonrisa burlesca se encontraba completamente serio.

- Chicas...- Salió de sus labios al ver los rostros de las jóvenes viendolo con un brillo de esperanza.

- Señor Gojo...- Musitó Mimiko.

Un nudo se extendía en las gargantas de las tres personas que sentían la misma angustia y desesperación.

Detrás de ese antifaz,Satoru mantenía los ojos cerrados para no ver el sufrimiento de las niñas que más amaba Suguru.

Sus hijas.

- Yo,comprendo mucho su dolor,Suguru es... todo en mi vida y ustedes también son parte de ella también...-

Hablaba desde el corazón.

Los ojos de ambas jovencitas comenzaron a cristalizarse al recibir esas palabras rebosantes de cariño, entonces era por eso que su padre se enamoró del albino. Es una buena persona.

- El señor Geto es nuestro mundo también,nosotras no queríamos que esto pasara... Pero,somos débiles... No pudimos protegerlos-

Nanako derramó unas lágrimas de amargura que cayeron en las sábanas blancas que la cubrían.

Satoru se acercó lentamente y con calidez tomo las manos de ambas apretándola con la suya.

- Yo los traeré de vuelta,pase lo que pase-

Sentencio finalmente el albino que tomo valor para mirarlas a los ojos y dedicándoles una sonrisa sincera sello esas palabras cargadas de determinación.

Es lo que Suguru hubiera hecho si estuviera en su lugar.

Aquel que desde su infancia había sido educado para jamás demostrar sentimientos hacia nadie. Concentrándose en ser el más fuerte y nunca relacionarse sentimentalmente con nadie.

"Cuándo un hechicero sucumbe al amor; está dispuesto a morir"

Es lo que siempre escuchaba de los que lo rodeaban,nadie había sentido amor verdadero por él.

Hasta que Suguru llegó a su vida pintándose de colores , por fin teniendo sentido a su vida aprendiendo a amar y demostrar ese cariño.

Ahora ese amor estaba incompleto y mucho más cuando su ausencia dejaba incompleta a su familia que tanto anhelo. Y ese mismo sentimiento corría por su hijo. El rostro de ese niño que se negó a ver en fotos se repasaba por su mente.