XXIX

2.8K 387 126
                                    

La suave brisa golpeaba su rostro mientras sus cabellos se ondeaban tiernamente.

Había despertado recostado sobre un maravilloso paisaje natural,el sol era cálido y escuchaba a lo lejos los suaves cantos de algunos pajarillos.

No estaba asustado en lo más mínimo;se sentía en completa paz,su corazón estaba sereno y carente de alguna de las emociones que había vivido anteriormente.

Se levantó lentamente y comenzó a caminar ubicando dónde había llegado.

Era un hermoso campo de margaritas que parecían haber salido de sus capullos recientemente,quedó maravillado al ver tanta belleza. Y se acercó prontamente a mirarlas detenidamente.

Con sus dedos rozaba cada pequeño tallo dejando una sensación de suavidad mientras esbozaba una sonrisa plena. Era el paraíso; sus pupilas jamás habían visto un paisaje de tan exuberante armonía.

"Ya es hora"

Escucho a lo lejos mientras tomaba las margaritas  en sus brazos.

-¿Qué?- Porfin pudo decir una palabra.

"Ya es hora, Suguru"

Y con esto el campo comenzó a desaparecer lentamente bajo sus pies arrastrándolo suavemente a un pozo lleno de luz.

.
.
.

La luz era tan brillante que no le permitía abrir los ojos, luchaba por abrirlos pero era demasiado intensa para su vista.

Hasta que sintió que comenzó a disminuir lentamente, haciendo que con dificultad sus párpados se fueran levantando poco a poco.

No estaba en casa... Definitivamente ese no era el techo de la mansión Gojo.

Lucia como un hospital.

Sus oídos aún no asimilaban el sonido dejando en el una distorsión auditiva que le impedía escuchar si había más gente a su alrededor.

Lentamente soltaba quejidos cortos buscando llamar la atención.

-Ah...- Sólo expreso y esto fue suficiente para alertar a la gente que estaba dentro,carraspeando la garganta.

-¡Despertó!- Escucho una dulce voz a la distancia que aún seguía un poco distorsionada.

-¡Apresúrate,ya ha despertado!- La otra voz sonaba más enérgica que la anterior; su confusión no dejaba que reconociera las voces aún su cerebro estaba despertando.

Lentamente las dos figuras se acercaron y no dudo en reconocerlas inmediatamente.

- Nana... Mimi...- Sus ojos se abrieron inmediatamente al ver los rostros cubiertos de lágrimas de ambas jóvenes que lloraban en los bordes de la camilla.

-¡Señor Geto!- Inmediatamente ambas se lanzaron abrazándolo y llorando en su pecho.

Ambas gemelas estaban recargadas en el sin ocultar su amargo llanto por estar separadas de él por tanto tiempo.

-¡Lo extrañamos mucho! ¡No sabe cuánto anhelabamos volver a abrazarlo!- Nanako se aferró una vez más a su pecho.

-¡No soportabamos estar separadas de usted!- Mimiko hacia lo mismo que su hermana mientras escuchaba los latidos del corazón del que a sus ojos era su querido padre.

-¡Mis niñas!- Suguru lentamente se reincorporo con una sensación de alivio en su alma por volver a ver los rostros de las chicas que en sus tiempos más oscuros alegraron su alma y se convirtieron en su pequeña familia.

Suguru las tomo tiernamente y las abrazo mientras les susurraba al odio.

-Yo tampoco soportaba la idea de no volver a verlas... Las amo tanto.-

Pecado [SatoSugu] MpregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora