Pecado [SatoSugu] Mpreg

XLVI

Satoru seguía admirando el rostro del niño; acariciando sus mejillas con ternura rozando su suave piel.

La sonrisa en sus labios era completamente sincera sintiendo que las lágrimas volverían a brotar cuando su bebé sonrió en sus brazos.

-¿Estás bien,Satoru?- Suguru tocó el rostro de su amado.

Satoru solo levanto el rostro y se soltó en la mano de Suguru mirándolo con armonía.

- Ahora que los tengo a mi lado... Estoy completo otra vez- Cerró los ojos con tranquilidad avanzado un poco más para abrazar al azabache con un brazo juntandolos.

Un abrazo que habria pasado antes si la maldad de aquella ambición vacía no hubiera sucedido.

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El escombro era removido rápidamente por las manos que estaban cubiertas de tierra.

-¡¿Dónde está?! ¡¿Dónde está?!- Los ojos rosados de la mujer buscaba a aquella criatura que debía exorcizar.

Sabía que tenían que destrozarle la cabeza; la caída del estante probablemente destrozó su cuerpo pero mientras ese cerebro siguiera en pie, entonces tendrían un problema.

Por eso comenzó a buscarlo apenas el polvo se disipó.

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Todo se había venido a pedazos,sus ilusiones,sus planes y sus ambiciones estaban hechos polvo. Fue un idiota al enfrentarse a aquellos hechiceros pensando que podría ganar.

Estaba furioso,ya no estaba su ímpetu de serenidad y soberbia. Solo buscaba una venganza sin sentido.

Se arrastraba como podía; ese cuerpo ya no funcionaria más. Tenía sus miembros destrozados y sangraba abundantemente.

Sentía una profunda ira al ver a aquella imágen desde el lugar oscuro donde había caído.

Su mandíbula se apretó cuando observó a Satoru Gojo abrazando a su familia a lo lejos.

Familia a la cuál el había arrebatado desde que era pequeño. Se encargo de terminar con su ascendencia poco a poco para que todo fuera más fácil.

- Mal...Maldito...Seas... Satoru Gojo- Con la fuerza que le quedaba se vengaria finalmente de todo lo que pasó.

Culpando a inocentes de su propia ambición.

¿El odio estaba justificado? No.

Pero sus ambiciones estaban aplastadas en el suelo,el anhelo de toda una vida extendida artificialmente se había hecho pedazos frente a sus ojos,desquebrajandose como un espejo.

Repasaba en su mente todo lo que hizo para llegar a ese momento... Claro; si ellos no se hubieran vuelto a encontrar y Suguru siguiera muerto se hubiese apoderado de su cuerpo para culminar sus planes a futuro.

Permitió tanto por su ambición y por eso mismo lo estaba pagando.

Por el amor,le daba asco.

Su ira creció cada vez más al escuchar los murmullos de felicidad a lo lejos,los pequeños sonidos de ese bebé que nació gracias a él. Si no pudo conseguir lo que ansiaba al menos podría terminar con lo que inicio desde un principio.

Así que con sus últimas fuerzas...

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- Suguru-

Satoru alzó la mirada observando al azabache que repitió su acción dejando de mirar a su bebé.

-¿Qué sucede?- Respondió con una pequeña sonrisa.