XLV

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El cabello rubio ondeaba ante sus ojos,los recuerdos de su adolescencia pasaron ante sus ojos cuando los labios de aquella mujer esbozaron su pícara sonrisa con aquella pregunta tan particular.

- ¿Qué tipo de mujeres te gustan?- Volteó su rostro completamente confiada tomando su propia cintura ignorando todo su ambiente que minutos atrás se encontraba tenso.

–¡Tsukumo!- Suguru solo murmuro haciendo que Yuki guiñara el ojo como victoria.

-¡Vaya! Aún te acuerdas de mi; que alivio,una mujer tan linda como yo no puede salir de la mente de cualquiera-

- Me agrada este lindo y cálido reencuentro Pero se suponía que debías estar muerta,Yuki Tsukumo...- Soltó de repente Kenjaku con molestia apartando su mano del menor.

- Lo mismo debería decir de ti,escoria- Rápidamente se giro para apuntarlo directamente con su dedo.

Satoru nunca había tenido el placer de conocer a Yuki Tsukumo a pesar de ser el más fuerte; siempre fue un misterio y tampoco le interesaba su aspecto. Pero ciertamente quedó impresionado cuando Choso le dijo que directamente ella había hecho todo el plan para salvar a Suguru y Shou cooperando como toda una hechicera de su rango.

Sin miedo y audazmente teniendo el coraje para arriesgar su vida por completos desconocidos; los rumores sobre ella eran falsos "Una desobligada que  no acepta misiones difíciles a pesar de ser una hechicera de grado especial".

Todo era un montón de mentiras.

- Esto no es asunto tuyo,Tsukumo. Nisiquiera te interesa el mundo de la hechiceria; lárgate- Kenjaku seguía lanzando amenazas vacías hacia la rubia que cada vez se veía más molesta.

- Cierra la boca; yo soy la que haré las amenazas y las preguntas aquí- Su pose paso a ser más amenazante dejando a Satoru y Suguru detrás de si como si fueran unos niños.

- Que audaz eres- La sonrisa de Kenjaku estaba cargada de egoísmo y soberbia.

- Podría decir lo mismo de tí; aunque te felicito por haber llegado tan lejos. Pero olvidaste un pequeño detalle - Yuki cerró los ojos y sonrió lentamente.

-¿Ah,si? ¿Y qué es?- Replicó Kenjaku.

- La humanidad...-

Yuki tomó nuevamente su sonrisa aperlada y amenazante hacia el hechicero maléfico.

Kenjaku se quedó serio después de las palabras de aquella mujer que lo miraba penetrantemente con un brillo de victoria en sus ojos.

-¿Humanidad? ¿En este mundo lleno de escoria? Dónde los propios humanos fomentan las maldiciones que los atromentan a cada momento. La envidia,los recores,el odio forman parte de la misma complejidad.-

Respondió fríamente aquella entidad que a la distancia los observaba.

- Pero también existe aquellos que aman vivir,las alegrías,las sorpresas y el amor en cualquiera de sus formas. Dónde hay calamidad hay luz y esa luz somos nosotros los hechiceros.-

Yuki sonaba tranquila y segura de lo que estaba diciendo,era verdad. El equilibrio del mundo se determinaba en un blanco y negro.

No hay un bien,no hay un mal.
Solo es la dualidad de las circunstancias.

Sin mediar más palabras con los hechiceros Kenjaku comenzó a atacar con los mismos agujeros que habían llevado a los dos hechiceros a otra parte.

Satoru y Suguru los esquivaban rápidamente junto con Yuki quien se movía con maestría adivinando cada uno de los agujeros tratando de acercarse en cada oportunidad.

Pecado [SatoSugu] MpregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora