Clay tenía un mal presentimiento mientras atravesaban los puentes de cristal, piedra y hielo. Clay sujetaba la mano de su hermano menor. Era consciente de lo mala idea que era caminar por aquel lugar, el sonido de algo o alguien de un tamaño considerable arrastrándose entre los túneles de agua que había bajo sus pies no era lo que más confianza les inspirase. Bechter llevaba el báculo bien asegurado, para poder utilizar un ataque o una defensa nada más alguien intentara hacerles daño o tirarles. Le daba miedo pensarlo.
- Solo espero que Hearst esté bien...- susurró de repente.
Clay lo miró de reojo mientras llegaban a tierra firme, pero poco tiempo pasaría hasta que tuvieran que atravesar otro de aquellos puentes de arco. Observó todo a su alrededor una vez más, las estalactitas temblaron. No sabía si eso era bueno o era malo, lo tomaría como algo malo. Clay se giró hacia su hermano una vez más.
- Por ahora centrémonos en llegar a esa luz... A la salida...- Bechter asintió con la cabeza.- Hearst estará bien, vamos a rescatarla, y no vamos a permitir que Sharxor consiga lo que él quie—
Una onda expansiva sacudió todo el territorio. Los dos hermanos se quedaron congelados como estatuas de mármol. Subieron sus cabezas hacia el techo, las estalactitas que hasta ese momento estaban temblando, empezaron a resquebrajarse y caer. Clay palideció. Agarró la muñeca de su hermano, el cual orbitaba con círculos el báculo para poner un techo que los protegiera de los escombros. Clay corría tan rápido como podía y como su resistencia y estamina le permitiera.
Los puentes estaban empezando a fallar. Las estalactitas que caían derribaban los puentes. Tenían que tomar el camino largo, sus pasos retumbaban, no tanto como el entorno, el retumbar se detuvo de repente, pero las ondas de choque estuvieron provocando temblores que derribaban estalactitas sobre sus cabezas de manera constante. Bechter no dejaba de usar el báculo para crear "techos" que los protegieran de estas caídas.
- ¿¡Qué ha sido eso!?- exclamó.
- No lo quiero saber...- respondió Clay deteniéndose al ver que los temblores de las estalactitas y los puentes dejaban de derrumbarse, estaban a salvo, de momento.- No lo sé...- susurró jadeando agotado, su hermano también jadeaba por el agotamiento de su cuerpo, también resentido por la magia.
Estuvieron mirando el techo por unos minutos para poder afirmar que ya no había más réplicas de aquel temblor. No sabían que había sido lo que lo había provocado.
- Siento una energía mágica muy poderosa...- susurró Bechter.- Está por encima de nosotros...- susurró.- ¿Es posible que sea en Mesina?
- No lo sé...- susurró Clay negando con la cabeza.- No debería ser posible...- susurró.- No estamos bajo la ciudad... Teóricamente...
- O tal vez sí...
- No lo sé...- negó con la cabeza.
- La fuerza se está intensificando cada vez más...- jadeó llevándose una mano al pecho.- No se siente bien.
Clay sujetó a su hermano entre sus brazos, en un abrazo protector y también para sostenerlo y evitar que este se sintiera débil o se tambaleara... Bechter empezó a jadear, todavía más cansado y adolorido que por la carrera que tuvieron que hacer esquivando proyectiles y atravesando fuentes de forma imprudente...
- Salgamos de aquí, rápido...- Bechter asintió con la cabeza, seguro y confiado, y los dos continuaron el avance, de hecho, de un momento a otro, Bechter tuvo que rodear por los hombros a su hermano, la energía mágica era cada vez más fuerte y Bechter apenas podía mantenerse en pie sin tambalearse.
Clay empezó a cuestionarse qué era lo que había sucedido para que su hermano estuviera tan débil. Se sentía mal por él, por no poder contrarrestar ese dolor, sin poder evitar que su hermano estuviera sufriendo, sin poder hacer nada para evitar que esa magia estuviera haciéndose cada vez más fuerte. Se sentía impotente por no poder sentir nada y no poder entender el dolor de su hermano menor...
Se acercaron a la luz. Era un cristal, pero era un cristal que emitía luz. Clay tropezó y apoyó su mano en este mismo cristal. El peso de su hermano y una piedra malintencionada tuvieron la culpa de este tropezón. Los dos cayeron de rodillas al suelo, y vieron como el cristal ante ellos se volvía translúcido. Al otro lado del cristal pudieron ver una especie de celda de piedra y cristal, sin iluminación, y en este lugar se encontraba alguien que estaba sentada en el suelo en una postura impoluta y gentil, cuidadosa y tenue, y su cabeza, con los ojos cerrados, se giraron hacia ellos dos.
Era una joven de la edad de su hermano menor, su piel era blanca, las puntas de sus dedos eran rojos y verdes, cada color en cada mano, por supuesto, tenía una especie de anillas, los colores rojo y verde estaban tatuados en sus muñecas. En su rostro tenía también algunas marcas rojas y verdes, y en su nariz tenía una argolla, un piercing. Sus ojos cerrados y sus pestañas blancas. Su cabello reluciente de color plata. que caía liso hasta tocar el suelo. Su ropa eran harapos de color marrón desaliñado y lleno de girones. En sus tobillos y los dedos de los pies tenía lo mismo, el mismo patrón de sus muñecas y los dedos de sus manos, tatuados los colores verde y rojo según si era la derecha o la izquierda.
Ella se levantó, sin abrir sus ojos y se acercó a ambos, en silencio, sin moverse, y se arrodilló ante el cristal, frente a frente con Clay y apoyó su mano en el cristal que los separaba. Fue ahí cuando se dieron cuenta de lo grueso que este era. Clay vaciló, pero también palpó el cristal una vez más, inseguro, la luz que el cristal emitía desapareció.
- Hola, Clayton Bela Mowet...- el joven abrió los ojos en shock y se apartó, tanto la mano como su cuerpo.- Hola, Bechter Adrianus Mowet...- el otro también abrió los ojos en shock.- Bienvenidos al paso de salida de Zen... Es hora de pagar...
Los dos hermanos se miraron de reojo. Y todos los fuegos fatuos que habían recogido en toda la travesía se desprendieron de su cuerpo y el cristal volvió a brillar como hasta hacía unos segundos. Tanto Clay como Bechter abrieron los ojos en shock. El cristal se volvió invisible, pero en realidad había desaparecido.
- Soy Healine de Xica...- se presentó la joven con los ojos cerrados.
La celda de piedra y cristal en la que estaba hasta hacía unos segundos, ahora se había convertido en un elegante cuarto. Y el suelo en el que ella había estado sentada de forma modesta y tranquila, era un cojín moldeado sobre el cual descansaba elegantemente.
- Os doy la bienvenida a la frontera de la aldea Xica...- hizo una reverencia.
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Aquí las opiniones ---------------->
Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo
Bye~
By Silvia Line
[1159 Palabras]
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67.- Protección, ingenuidad y confianza (Medieval - Fantasy)
FantasyLa humanidad fue castigada en la cárcel de Alca por sus pecados después de haber destruido el mundo en una guerra biológica mundial. Custodiada por el monstruo Traz, y malditos por la Diosa del fin del mundo Dealine; la humanidad se vio castigada co...