Veinte

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En la mañana, cuando Pon abrió sus ojos miró a su alrededor pero no había rastro de Sailub.

Furioso comprobó que seguía amordazado pero ya no estaba en el salón, sino en un sótano, con una de sus manos esposada al cabecero de una vieja cama.

Todo estaba a oscuras, salvo por una débil y amarilla luz que salía de dos focos sobre su cabeza, entonces este recordó que el alfa había dicho de encerrarlo en el sótano antes de dejarlo inconsciente.

Con todas sus fuerzas, el omega intentó soltarse hasta que finalmente lo logró, entonces se levantó y corrió hasta la puerta e intentó abrirla pero no pudo.

-Mierda, necesito mis ganzúas

Furioso volvió a bajar los escalones y a trompicones busco por el lugar una salida o en su defecto algo para abrir la puerta.

-Maldita sea... aquí solo hay ropa y trastos viejos e inservibles

Al poco rato, este consiguió divisar un interruptor en una de las paredes, así que usando su nariz, logró presionarlo y entonces la luz se hizo presente en todo lugar.

Pon pudo ver que si estaba en un sótano y que no había ventana alguna pero si un aire acondicionado, un baño, también había una cocina pequeña con una nevera vacía.

Desesperado nuevamente  subió los escalones y comenzó a golpear la  puerta con su cuerpo pero nada consiguió, así que agotado y adolorido, bajó de nuevo.

Tras gruñir con frustración, este escuchó ruidos en la puerta, así que rápidamente corrió hasta la cama y se hizo el dormido, entonces escuchó pasos de alguien que bajaba.

-Despierta omega, debes asearte y alimentarte... despierta ya -oyó hablar al alfa pero hizo caso omiso hasta que sintió unos toques en una de sus mejillas.

Pon finalmente optó por abrir los ojos pues sintió que el alfa lo agarraba de un brazo, entonces se retorció e intentó golpearlo pero de nada le sirvió pues el alfa ya venía  alerta y tras cogerle de los brazos lo volvió a esposas y a continuación lo llevó hasta el baño.

Tras meterlo en la bañera, el alfa lo miró fijamente.

—Ahora te quitaré las esposas para que puedas limpiarte, también te dejaré ropa en la puerta para que te cambies...no intentes nada o terminarás muy mal, ¿Has entendido?

El omega asintió con la cabeza pero justo en el mismo momento que se vio libre de nuevo, aprovechó para golpear al alfa en la cara.

—He dicho que te bañes, ¿acaso no entiendes?—gruñó Sailub agarrandole un brazo de nuevo y retorciendoselo.

Pon soltó entonces un quejido mientras lo miraba con confusión.

-Te he golpeado con todas mis fuerzas, ¿por qué no te has caído?, ¿Quién demonios eres?—preguntó el
omega.

Sailub sonrió con burla.

-Soy un jodido alfa pero no el que al parecer tú creías. Desde niño he tenido un fuerte entrenamiento junto con mis hermanos en la academia de defensa personal de mi padre. Sé defenderme muy bien

 Sé defenderme muy bien

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1. Soy tu dueño - PavelPooh TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora