Treinta y ocho

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Durante dos días, tras llegar al hotel y rendirse ante el placer, Pooh se vio envuelto en un total remolino de emociones, por lo que pasó de la risa, al llanto en cuestión de minutos y del odio, al deseo más salvaje.

Durante dos días, tras llegar al hotel y rendirse ante el placer, Pooh se vio envuelto en un total remolino de emociones, por lo que pasó de la risa, al llanto en cuestión de minutos y del odio, al deseo más salvaje

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El guardaespaldas estuvo cada vez más desconcertado con su nueva condición de marcado y tanto podía mostrarse tímido en un momento y al siguiente sentirse totalmente dominante.

Sin embargo, a pesar de esos intensos altibajos que presentaba su omega, Pavel estaba totalmente encantado pues prefería tenerlo así a recibir rechazo y la amarga indiferencia que este le había mostrado desde que le había dicho sus sentimientos.

Aún así, el alfa había tenido cuidado en sus actos, ya que su deseo por el omega era muy grande y en ocasiones cuando sus manos le habían picado por la necesidad de tocarlo, había tenido que contenerse para no llevarse un puñetazo.

El exquisito aroma de Pooh no ayudaba mucho, ya que penetraba en sus fosas nasales y despertaban sus más fieros instintos, por lo que fue tal la agonía del joven alfa, que ni siquiera había pensado más en sus padres.

Sin embargo, su conciencia le remordía las entrañas pues le fue muy duro tener que callar su mentira, mientras su escolta lo miraba lleno de dudas por lo que le estaba sucediendo.

Aún así el amor que sentía le hizo callarse pues no soportaba la idea de perderle ahora que lo tenía pero era desgarrador no poder decirle la verdad de que él había cambiado la medicación.

Debido a todo ello, este tuvo los nervios a flor de piel durante esos dos días y en las noches no pegó ojo pues tener el cálido cuerpo del omega a su lado, le fue demasiado doloroso.

En ese tiempo, el alfa lo abrazó y besó en cada oportunidad que se le presentó pero siempre con una ligera desconfianza a que un giro inesperado en el estado del omega y lo hiciese volverse serio y frío nuevamente.

En varias ocasiones, cuando Pooh se mostró reacio, tuvo que levantarse y meterse bajo el agua helada para calmar sus ansias pero en algunas de ellas, eso no fue suficiente por lo que debía liberarse, bombeando su polla enérgicamente entre suspiros y gruñidos ahogados.

Finalmente, el estado de ánimo y las alborotadas hormonas del guardaespaldas se asentaron y entonces todo estaba siendo mejor, tanto que por fin habían podido comenzar a disfrutar de la intimidad con normalidad.

Las últimas cópulas estaban siendo mucho más suaves y llenas de amor, ya que Pooh dejó que su corazón tomase el mando y no su cabeza.

El omega descubrió que no tenía porque resistirse pues no era tan malo ser vulnerable ante su alfa, aunque solo fuese en la cama.

Cuando todo pasó y en su mente estuvo claro que sentía amor por su protegido, a pesar de que su fuerte y descontrolado celo ya había pasado, el omega y este pudieron sentarse y hablar sobre su nueva situación, ya que no sería ya más su guardaespaldas al haberse quedado sin empleo.

1. Soy tu dueño - PavelPooh TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora