22 años antes
Choi Yena acababa de acostar a sus dos hijos besando sus frentes, la luna alumbraba en todo lo alto, grande, redonda y... roja. Según las tradiciones aquello tenía dos posibles significados, todos los nacidos bajo esta eran seres especiales, su destino estaba marcado, aunque no siempre significaba algo bueno.
Las lágrimas no tardaron en acudir a sus ojos, aún lloraba la pérdida de su Alfa: Hyunsuk, ejecutado por el cargo de enlazarse a una omega. Las leyes eran claras, el marcar a un omega estaba completamente prohibido, peor aún si su descendencia eran omegas, cuando esto ocurría se tenían que enviar a los centros de crianza omega, el único destino posible de ellos era la esclavitud. La única razón por la que no eran simplemente sacrificados era porque solamente los omegas eran capaces de procrear alfas dominantes, de otro modo ya se hubiera acabado con su linaje.
Hyunsuk había sido parte del Círculo de Alfas Dominantes, su territorio, los muelles de Yunmeng, eran la entrada de la gran ruta de comercio marítima de todos los reinos por lo que era un alfa muy influyente formando parte del concejo de la familia real, pero todo lo perdió aquel fatídico día en que descubrieron que había marcado a una omega, unión que había mantenido en secreto por la protección de su pareja, pero en una visita inesperada por parte de la familia Lee quien envidiaba los famosos muelles de Yunmeng, descubrió aquella unión denunciando al alfa que apenas había tenido tiempo suficiente para mandar lejos a su omega y sus dos cachorros, también omegas como su madre.
Hyunsuk se entregó ante el concejo real recibiendo la sentencia máxima porque en ningún momento cedió ante su verdugo, nunca reveló el paradero o la identidad de su omega. Yena aún recordaba con claridad el filo de la hoja que había cercenado la cabeza de su alfa, lo sintió como si huera cortado su propio cuello, al mismo tiempo la marca de su alfa se quemó en su piel hasta que desapareció por completo. Estuvo a punto de morir en ese momento y lo único que la mantuvo con vida fue el lazo de sus cachorros con ella.
Apenas unos días antes había podido ponerse en pie por fin después de semanas en que la debilidad y la tristeza casi la arrastran a la tumba. Su cuerpo se había comenzado a sanar, pero la tristeza aun invadía su corazón y su alma.
Ahora se encontraba en Yiling, un pueblo alejado y sólo había logrado mantenerse a salvo gracias a su hermana: Yerim, una alfa dominante casada con Bomin, otro alfa dominante y uno de los más ricos de todos los reinos, mano derecha del príncipe Taehyun hermano del actual rey Minho.
Estaba a punto de retirarse a su habitación cuando el teléfono de la gran casa sonó en medio del silencio ensordecedor, su corazón latió con el miedo invadiendo su persona, temerosa de que alguien supiera su verdadera identidad. Lo dejó sonar un par de veces, pero al parecer el desconocido al otro lado de la línea no iba a desistir, con mano temblorosa levantó el auricular y con un susurro apenas audible contestó:
- ¿Hola?
- ¿Yena, eres tu?, por favor tienes que ayudarme- la voz de su hermana sonaba desesperada, estaba llorando desconsolada con el tono de pánico en la voz.
- Yerim, ¿qué sucede?, ¿estás bien?- preguntó temerosa Yena, quizá alguien había descubierto que su hermana y cuñado la habían ayudado a escapar, tal vez ya habían descubierto que ella era la omega de Hyunsuk e iban por ella y sus cachorros. La mano le temblaba demasiado ansiosa por escuchar a su hermana.
- Yena, ayúdame, por favor, mi bebé..., mi bebé...- Yerim lloraba desconsolada sin poder continuar, entonces Bomin tomó el auricular, aunque también se le notaba el miedo y la suplica en la voz, tuvo la entereza para explicar su gran problema.
- Yena, perdona por la hora, pero la situación es muy urgente- comenzó a explicar Bomin- Yerim acaba de dar a luz a nuestro segundo cachorro y aunque estamos muy contentos y agradecidos a la diosa Luna porque ha nacido muy sano y fuerte, él... él... mi cachorro es un omega- Bomin dijo lo último sin poder evitar que su voz se quebrara.
- Por la diosa Luna- exclamó Yena sabiendo lo que eso significaba. Por ley estaban obligados a dar a su cachorro a alguno de los centros de crianza.
- Mi bebé...- se escuchó sollozar a Yerim quien en ese momento tenía en sus brazos a su cachorro, un hermoso bebé de cabellos negros, piel blanca y ojos oscuros, grandes y redondos. Era el bebé más hermoso que había visto en su vida sin contar su dulce aroma: jazmín y vainilla, característica única de omegas lo que lanzo la alarma a sus padres.- Yena, tienes que ayudarnos, tienes que ayudar a nuestro cachorro, por favor- rogó su hermana. De ninguna manera daría a su bebé a los centros de crianza omega para ser vendido al mejor postor.
Aquella noche Yerim y Bomin entregaron su segundo cachorro a Yena para que fuera criado a salvo, renunciarían a tenerlo cerca, verlo crecer y amarlo a la distancia con tal de asegurarle un futuro mucho mejor. Quizá algún día las cosas cambiasen para los omegas, quizá algún día puedan estar juntos de nuevo cuando su condición no fuera una sentencia sobre su cabeza.
- ¿Cuál será su nombre?- preguntó Yena a su hermana cuando tuvo al pequeño entre sus brazos.
- Mi pequeño... quisiera que se llamara Jongho- Respondió Bomin mirando a su esposa.
- Eso es muy peligroso- dijo ella temiendo que algo delatara la verdadera identidad del cachorro.
- Pequeño Jongho- dijo Yena pensativa- entonces su nombre será Choi Jongho- sonrió al ver al hermoso bebé en sus brazos.
- Muchas gracias Yena- dijo su hermana- no sabes lo que significa que hagas esto por nosotros.
- Es mi sobrino y es un omega como yo, claro que voy a protegerlo- respondió- lo cuidaré y lo amaré como mi propio hijo.
- Hasta pronto, mi querido Jjongie- Bomin besó a su cachorro sin saber si algún día lo volvería a ver, abrazó a su esposa quien aún lloraba por separarse de su hijo, sabía que era lo mejor que podían hacer para mantenerlo a salvo.
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Dominantes [2ho]
FanfictionAdaptación 𓍯 La ley anti-marca se había establecido varías décadas atrás para evitar la influencia de los omegas en los alfas. Los omegas utilizarían aquello que tanto temían los alfas: la influencia del lazo para cambiar su situación y obtener su...