Dominantes [2ho]

PADRE E HIJO

Choi Jongho entró muy temprano a las oficinas Jeong listo para preparar su día de trabajo, quien lo viera pareciera que era un día normal, el asistente de Jeong Yunho se había desempeñado hábilmente en su puesto a pesar de que era su segundo día en él por lo que nadie le prestó atención, aunque el interior del omega era otra historia.

En cuanto Jongho llegó a su computadora y asegurándose de que no había alguien cerca, sacó una pequeña memoria abriendo su contenido, esta contenía planos detallados de varios centros de crianza omega, además de unos puntos rojos marcados en lugares específicos. Su corazón golpeaba fuertemente y las manos tenían un leve temblor. Una batalla se libraba en su interior indeciso.

De vez en cuando miraba el reloj en la esquina de la pantalla temiendo que dieran las 10 de la mañana, hora en que llegaba Yunho a la oficina, había un gran Sí y un No luchando por ganar la delantera.

Suspiró profundo y mandó a imprimir aquellos planos con algunos otros documentos los cuales acomodó dentro de una carpeta sin un título ni nada por el frente. Las manos le sudaron cuando las puertas del elevador se abrieron dejando ver a un Jeong Yunho de traje con el celular pegado al rostro.

Jongho sacó el celular y releyó el mensaje que le había mandado Miyeon por la noche: "Por órdenes del príncipe, Soobin fue extraído del centro de crianza por su guardaespaldas el pasado lunes. Su paradero es desconocido. Jongho, Soobin fue sacado del centro de crianza encadenado aún con restos de Reqing en su sistema, además de que el propio San solicitó dosis extra para su control, según palabras del guardia"

Jongho tenía un cúmulo de emociones en su interior las cuáles había logrado mantener para él gracias a la fuerte dosis de supresores que había estado consumiendo desde que Beomgyu lo liberó.

Con dolor aún recordaba a un Yunho prometiéndole ayudarlo con Soobin después de su celo, justo cuando le había confesado que lo quería, que quería una familia con él, ¿acaso todo era mentira? No pudo olvidar la amenaza literal que le había hecho su alfa aquella mañana antes de su celo, se habían declarado la guerra y él le había prometido jugar con todo, sólo no podía olvidar que hubiera recurrido a sus sentimientos para lograr manipularlo mientras que seguía con sus planes de oponerse a sus peticiones.

Se lamentaba haber caído ante las promesas de Yunho cuando todo seguía siendo parte de la batalla que libraban, aunque por un lado no podía culparlo, él también lo había hecho pasar un infierno haciéndolo creer que había sido capturado. Con culpa recordó el estado en que su alfa se encontraba ese lunes por la mañana, cómo lo había abrazado por varios minutos para calmar su angustia. Era justo decir que él también había jugado muy sucio y cruel con Yunho, ¿podía culparlo por hacerlo caer con sus falsas confesiones?

Jongho no quería hacer otra cosa que acabar con eso, escapar, salir corriendo pues él realmente estaba desarrollando sentimientos profundos por el alfa y ahora no sólo estaba entregando su cuerpo a la misión, sino también su corazón que en ese momento le estaba doliendo demasiado. Había llorado gran parte de la noche recordando una y otra vez el momento en que Yunho le había dicho que lo amaba, aquel momento que le había hecho el ser más feliz de la tierra ahora le estaba destrozando por dentro.

Una guerra siempre conllevaba juegos sucios, pero nunca consideró jugar con los sentimientos de Yunho, obviamente no pensaban igual.

Yunho llegó frente a él y le sonrió coquetamente indicándole con un movimiento de cabeza que lo siguiera a su oficina. Jongho desvió su mirada dolido por aquel detalle, con un suspiro se puso de pie tomando el café que tenía preparado y la carpeta sin titulo entre sus manos decidido a proceder dependiendo lo que su alfa le dijera en ese momento.

En silencio puso la taza cerca de Yunho sobre el escritorio y tomó asiento frente a él listo para tomar anotaciones tratando de controlar la incertidumbre que hacía temblar sus manos.