YO TE SALVARÉ

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Beomgyu estiró su cuerpo sobre las suaves mantas sin poder evitar sonreír. En toda su vida se había sentido tan satisfecho después de su celo, aunque no era su primera vez el utilizar a un beta para satisfacerse, esta vez era diferente y lo sabía. Recordando a Taehyun se preguntó si aquello era amor o simplemente el beta tenía el potencial de todo un alfa dejándolo en ese estado de satisfacción.

Suspiró encogiéndose de hombros. Sabía que tal vez no volvería a verlo, pero no había tiempo para deprimirse por ello, había algo más urgente que tratar en el momento. Se dio una ducha mirando las marcas en su cuerpo y sonrió al recordar la efusividad y posesividad de ese beta. Cuando se percató de que sus ropas estaban destrozadas se alegró de tener un motivo para usar las prendas de Taehyun escogiendo algo que cubriera su pequeña figura. Sonriendo encontró un par de prendas que le quedaban bastante grandes, pero era suficiente para cubrir su cuerpo.

Afortunadamente, Taehyun confiaba demasiado en la incapacidad de los omegas dejándolo casi sin restricciones. Buscó un papel y garabateó unas líneas, las guardó entre sus ropas asegurándose de impregnarlas con su aroma y salió de aquella casa trepando un muro. Era una suerte que todos creyeran a los omegas débiles.

Al salir, la noche aún cubría sus pasos y al estar alejado del centro de la ciudad, pudo andar sobre las calles sin temor, todos debían estar ocupados con la crisis actual. Con facilidad se hizo de un auto y se dirigió al centro de seguridad, justo donde sabía que podía encontrar a Taehyun. Al llegar cerca del lugar, bajó del auto y con seguridad se dirigió a un guardia que estaba apostado en la entrada.

El guardia percibió el aroma a naranjas dulces de Beomgyu y apuntó a su figura, pero el omega sonrió con suficiencia.

- Baja el arma- le dijo con voz coqueta- Vengo a entregar un mensaje de suma importancia al rey.

- No te muevas- ordenó el guardia liberando sus feromonas intentando controlar al omega.

Beomgyu frunció los labios al notar el amargo olor a tabaco del oficial. No podía permitir que este usara su voz de mando porque entonces en verdad estaría en problemas, así que fingió un poco de sumisión- Alfa, por favor- murmuró Beomgyu con la mirada fija al suelo liberando su aroma haciéndolo más dulce y tentador- sólo soy un pobre mensajero.

Si algo había que adoraran los alfas, era la sumisión y coquetería de los omegas, aquello nunca fallaba y logró descolocar al alfa quien sin darse cuenta había bajado el arma y lo miraba con una sonrisa boba. Beomgyu era un hermoso y pequeño omega, uno que despertaba el instinto protector de cualquier alfa. Lentamente levantó su mirada inocentemente y se acercó al alfa el cual estaba hipnotizado por la imagen del lindo omega quien se acercaba a él tímidamente.

Beomgyu sonrió al ver la sumisión del alfa que estaba más que dispuesto a devorarlo en ese momento. Removió sus ropas lentamente buscando la nota que había guardado en ellas dejando ver un poco de su pálida piel intencionalmente.

El alfa se relamió los labios y se acercó al pequeño omega que le entregaba el trozo de papel, este lo tomó distraídamente, pues su objetivo era Beomgyu.

Cuando lo tuvo al alcance de su mano, Beomgyu liberó aún más feromonas- Entrega el mensaje, alfa- gimoteó mareando al alfa con su aroma casi induciendo el celo en este, entonces simuló acercarse para besarlo. El tonto alfa cerró los ojos esperando el ansiado acercamiento, estiró sus manos para tomar el pequeño cuerpo del omega, pero no encontró nada. Aún confundido por la carga de feromonas, abrió los ojos, no había nadie frente a él y en su mano sólo estaba una nota.

Aturdido, desdobló el papel y aquella calentura se le bajó del golpe al leer la simple línea:

"Tenemos al segundo príncipe. Ustedes tienen a nuestro omega dominante. ¿Están listos para hacer un trato?"

Dominantes [2ho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora