Ya no pudo contener las lagrimas. Estaba aterrada. El par de arpías estaba justo por detrás de la pobre niña y esta no tenía forma de librarse de ellas antes de llegar al campamento. Estaba a solo unos metros, pero en aquel momento parecía demasiado lejano. La joven mestiza no saldría viva de esta, no había forma.
O eso pensaba ella. Claro que no sabía que la propia Vida estaba contando su historia, y no planeaba entregarle la narrativa de sus tan trágicas aventuras a la Muerte tan fácilmente.
Limpió sus lagrimas, ya dada por vencida. Intentó gritar para pedir ayuda, pero nadie parecía oírla. Recién aquella mañana se había enterado de su naturaleza, su padre le había contado todo sobre su condición, a excepción de un importante detalle que según él: debía descubrir por si misma. El hombre había acompañado a la adolescente hasta el campamento, pero una serie de sucesos los había separado antes de lo esperado, y ahora ella se encontraba a la deriva a punto de ser asesinada por el dúo de arpías.
—¡Ayuda! ¡Por favor! —rogaba la muchacha mientras se defendía como podía de los monstruos.
Una de las arpías se levantó en vuelo sobre la chica pero esta se defendió rápidamente con un par de rocas que tenía cerca. No poseía otra arma que ese insuficiente par de rocas. No veía nada con las lagrimas cayendo por sus mejillas, pero de igual manera logró quitarse las bestias de encima el tiempo suficiente para que una voz apareciera detrás de ella en su ayuda y la sacara de allí antes de que la devorasen sin piedad.
Una flecha apareció de pronto y cruzó sin previo aviso el pecho de una de las molestas arpías, esta desapareció a medio vuelo sin dejar rastro, convirtiéndose en polvo. Una voz habló inmediatamente detrás de la chica y una mano se posó en su hombro. Una mano bastante cálida en comparación con las frías gotas de lluvia que empapaban su cuerpo de pies a cabeza.
—Vamos —dijo el muchacho de ojos oscuros que la miraba desde detrás. Ella sin dudarlo tomó su mano y se levantó del suelo. Sus ojos volvieron a llenarse de lagrimas, solo que esta vez de alegría por haber sido rescatada. No lo soltó en ningún momento, ambos corrieron por el bosque sin detenerse hasta llegar a las fronteras del campamento. La joven chica aún estaba en estado de shock mientras observaba como un grupo de jóvenes combatía a la arpía que seguía con vida. Esta parecía empeñada en sobrevivir a la defensa del campamento, pero el grito desgarrador que soltó justo cuando la tormenta comenzaba a parar le indicó a la mestiza que sus aliados la habían asesinado.
🎕
Un estrépito. La luz se asomó brevemente por las cortinas, pero alguien las cerró intentando hacer el menor silencio posible. La joven mestiza se removió en la camilla mientras unas voces susurrantes llenaban la habitación.
—¡Annabeth! —reprendió una voz masculina en un susurro.
—¿Qué?
—Ten mas cuidado.
—Lo siento —respondía la otra voz, más joven y femenina. Parecía ser una simple niña.
—Creo que la despertaste...
—¿Yo?
—Si, tu —decía la voz masculina —. ¿O quién dejó caer el vaso de agua?
Silencio.
Un fuerte dolor de cabeza azotó a la joven mestiza que descansaba en la camilla. Abrió un poco los ojos, lo suficiente para ver la figura algo distorsionada de quienes le hacían compañía aquella mañana. El corazón de la joven se aceleró. Las figuras la miraban en completo silencio, quietas como estatuas. La muchacha semidiosa observó con cuidado, temía abrir la boca. Recordó lo todo lo que había ocurrido la noche anterior: la lluvia, a su padre, todo lo que este le dijo, las arpías, la herida de su pierna, los gritos de ayuda, y al grupo que la defendió cuando estaba por darse por vencida. Todo estaba borroso, pero tan claro a la vez. La cabeza le daba vueltas.
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game of perfect betrayals [Luke Castellan]
Fanfiction"Todo se vale en el amor y la guerra" Bienvenidos. Somos la Vida y la Muerte, los encargados de narrarles esta trágica historia de como Ollympia Farrel lo dio todo por amor, de como estuvo dispuesta a hacer al Olimpo arder y de como incluso en los ú...