Ollympia daba grandes zancadas sobre la hierva. Esa era una de las cosas que hacía cuando estaba nerviosa. Necesitaba dar una caminata mientras pensaba.
No podía permitir que cosas como esa siguieran pasándole cada vez que un chico atractivo (ya fuera Luke o algún otro) se le acercara. La profecía sobre su defecto fatídico, el amor, estaba dentro de su cabeza todo el tiempo. Siempre pensaba en como podría tener sangre sobre sus manos, sobre como podría perdurar con la paz, en como siendo una simple chica las cosas se habían tornado tan oscuras. No quería ser sujeto de una profecía, no quería perder aquello con lo que había soñado desde muy pequeña. Desde que tenía memoria veía películas románticas con su padre. Desde que tenía memoria había soñado con encontrar a ese chico que la besara como en las películas, que no le importara hacer el ridículo con tal de hacerla feliz, aquel que le cumpliera sus caprichos y que estuviera dispuesto a todo por hacerla feliz. Que escucharla fuera su hobby favorito, que ella se convirtiera en su persona de confianza y que él se convirtiera en el de ella. En ese chico con el que por fin sintiera realmente aquel sentimiento de las mariposas en el estómago.
Y de pronto su fantasía ya no era más que eso.
Ella jamás tendría un romance como el de las películas, porque su vida no era como en las películas. En las películas románticas la protagonista jamás es hija de una diosa griega, ni sujeto de una profecía que le entrega una responsabilidad demasiado pesada, ni una chica a la que se aconseja no amar.
Durante los últimos meses había estado viéndose con un chico, Jacob, pero no habían podido avanzar por las mismas razones que con el chico anterior: ella estaba demasiado asustada. La profecía y los consejos que le habían dado estaban en su mente cada día, cada minuto, cada segundo.
No podía permitir que por sus decisiones los dioses lo perdieran todo. No podía dejar que siquiera eso estuviera considerado. Ella no quería tener una responsabilidad como esa. No quería hacer arder a nadie que no lo mereciese. No aún.
Así que lo supo. Entró a su cabaña dando fuertes pasos y se sentó sobre su cama. Tenía los ojos fuera de sus orbitas, como si estuviera en un trance. Sacó de debajo de su cama una revista de celebridades masculinas y comenzó a arrancarle las paginas. Las caras de Chris Evans y Dylan Sprouse rodeadas de corazones hechas con tinta cayeron al suelo.
Silena se apresuró a levantarse de la cama de al lado y arrebatarle la revista a su hermana. Ollympia gritó para que se la devolviera, pero no lo hizo.
—¿Qué es lo que te pasa? —preguntó.
Ollympia la fulminó con la mirada.
—¡Renuncio a todo!
—¿De qué estás hablando?
Intentó responder pero la voz se le quebró a penas pronunció la primera letra de su respuesta. Silena avanzó hasta ella y la abrazó. Solo en ese momento logró soltar las lagrimas que reprimía cada vez que pensaba en la profecía.
La capitana de la cabaña ordenó a todos los demás que la abandonaran de inmediato. Todos hicieron caso. Una vez estuvieron solas se sentaron sobre la cama, dispuestas a conversar.
—¿Qué fue todo eso?
Se limpió las lagrimas.
—Lo siento.
—No pedí que te disculparas. Dime qué fue lo que pasó.
Silena sujetó sus manos con fuerza.
—Es solo que... esto tan cansada de esta estúpida profecía —dijo, evitando que las lagrimas volvieran a humedecer su rostro —. No puedo salir con nadie sin pensar en ella, en lo que podría significar. No quiero destruir el Olimpo. Tampoco quiero salvarlo. Solo quiero ser... yo.
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game of perfect betrayals [Luke Castellan]
Fanfiction"Todo se vale en el amor y la guerra" Bienvenidos. Somos la Vida y la Muerte, los encargados de narrarles esta trágica historia de como Ollympia Farrel lo dio todo por amor, de como estuvo dispuesta a hacer al Olimpo arder y de como incluso en los ú...