Capítulo 3: Scared, pretty girl?

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Luego del juego todos los campistas debían volver a subir la colina.

Lo primero que hizo Ollympia fue correr a los baños. Se detuvo frente al lavamanos para observar su reflejo en el espejo. Frente a ella estaba una chica hermosa que la miraba fijamente. Era ella, y no podía creerlo. Ella no se consideraba bella, tampoco fea completamente, pero la chica que observaba era la más radiante que hubiera visto nunca. Su rostro estaba maquillado con colores oscuros como negro y azul medianoche. Un delineado afilado decoraba sus ojos almendra y no quedaba rastro de la chica que había sido antes. Su cabello negro había crecido un par de centímetros y se había ondulado por si mismo. Sus labios ahora eran de un color vino hermoso y de sus lóbulos colgaban un par de aretes dorados en forma de hojas de laurel y corazones.

—¿Qué me pasó...? —musitó para si misma mientras observaba como su reflejo le devolvía la mirada confundida. Le sorprendió ver que aunque las hijas de Afrodita, sus hermanastras, corrieron hasta ella para abrazarla y darle la bienvenida una vez el gran momento finalizó, su maquillaje seguía intacto, intentó correrlo con el dedo pero este se mantuvo en su lugar —. Increíble.

Más tarde, luego de la cena Ollympia tuvo que ir, como siempre, hasta la cabaña de los hijos de Hermes, esta vez para no volver. Entró allí y todos le dirigieron una sonrisa, estaban alegres de que una de ellos fuera reclamada. Sin duda extrañaría la calidez de esa cabaña que había sido su primer hogar luego de llegar al campamento mestizo. Dudaba que la cabaña 10 fuera tan acogedora como la de Hermes.

Se dirigió a su cama y mientras tomaba sus cosas para cambiarlas hasta su nuevo dormitorio, Luke apareció frente a ella.

—Eso fue increíble —dijo desviándola de sus pensamientos. 

—Gracias, supongo —dijo ella.

—¿Necesitas ayuda con esto?

Ollympia observó las pocas cosas que habían sobre su cama. Desde su casa solo había logrado sacar una mochila con un par de prendas de ropa, maquillaje, barras de chocolate, toallas femeninas, un perfume y cosas de importancia sentimental que jamás dejaba. Definitivamente no tardaría mucho en volver a meter todo aquello en su mochila negra, pero de todas formas aceptó.

—Supongo que ahora estás más feliz —habló Luke tomando una revista para chicas que ella tenía al costado de su cama. Antes de que él la abriera, curioso, ella se apresuró a arrebatársela. 

Como no podía leer libros comunes, su refugio eran las revistas e historietas. Tenían poco texto y más en qué entretenerse. No quería que Luke viera como en la pagina 15 la fotografía de Timothée Chalamet estaba rodeada de corazones color rosa, seguramente jamás se recuperaría de esa vergüenza. Por eso prefirió entretenerlo pidiéndole que metiera su ropa en la mochila.

—Es extraño, no estoy feliz pero siento como un peso que ni yo sabía que tenía desapareció de mis hombros —contestó cerrando con cuidado la tapa de la caja de cartón vieja en la que guardaba fotografías de ella junto a su padre.

—Te entiendo, yo sentí lo mismo cuando mi padre me reclamó.

—Supongo que estuve tanto tiempo soñando con tener una madre como todos que ahora que sé quien es mi madre, puedo estar en paz, pero al mismo tiempo no siento aquella paz completamente porque, después de todo solo me ha reclamado, jamás la he visto a los ojos y tal vez jamás lo haga.

—Al menos ya tienes un avance.

—Supongo.

—Ahora solo debes esperar, de seguro tiene una misión para ti.

Él le sonrió, y ella hizo lo mismo. Y entonces sintió que por fin todo el caos que había en su vida se iba ordenado poco a poco, permitiéndole a su cabeza tener un descanso.

game of perfect betrayals [Luke Castellan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora