Capítulo 22: My decision, my pain.

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El frio viento de aquella tarde formaba un ambiente perfecto combinado con los cálidos rayos de sol que les compartía Apolo. Ollympia y Luke caminaban hasta la zona del campamento donde estaban las cabañas para alcanzar a tomar sus armas antes de que comenzara el juego de capturar la bandera como todos los viernes. 

Fue entonces cuando un pequeño mestizo que había llegado hacía un par de días en compañía de un sátiro los saludó. A su lado iba un muchacho de la edad de Luke que le explicaba con emoción de qué se trataba el juego de aquella tarde, pues era la primera vez que el niño lo presenciaba. 

—¿No te enfurece pensar en todos esos semidioses que jamás son reclamados por sus padres? —soltó de pronto Ollympia.

—Si —dijo con firmeza Luke, más de la que Ollympia esperaba. Lo miró algo sorprendida —. Es difícil verlos como hacen todo lo posible por hacer que los dioses los noten.

Ollympia miró al rededor como si tuviese miedo de que alguien los escuchara.

—Es solo que... míralos —observó como el pequeño niño y su compañero de cabaña se alejaban caminando hasta el río, donde tenía lugar le juego —. Son solo niños después de todo, y a pesar de que ponen en riesgo su vida desde que nacieron por ser el alimento de ensueño de los monstruos a los dioses no les parece razón suficiente para reclamarlos como suyos. 

—No puedes obligar a un dios a hacer algo, por eso son dioses.

—No se trata de obligar, se trata de que es su responsabilidad, Luke. Son sus padres, y puede que nunca lleguen a saber qué dios los engendró. Me gustaría poder hacer algo por ellos.

—Si, yo también.

Ambos se sonrieron mutuamente. Era bueno saber que alguien pensaba como ellos. Que no eran los únicos que se daban cuenta de las injusticias y anhelaban hacer algo.

Al salir de sus cabañas con sus espadas en mano se encaminaron hasta el río, en donde Annabeth los recibió con su ceño fruncido.

—¿Dónde estaban? —preguntó Annabeth, molesta. La pequeña se cruzó de brazos.

—Fuimos a buscar nuestras armas —respondió Ollympia, levantando su espada mientras se ponía el casco de la armadura en la cabeza.

—¡Estamos a punto de comenzar! 

—¿Y qué?

—Si alguno de ustedes termina en mi equipo no me gustaría tener que estarlo buscando para que pueda ser de ayuda.

—Lo siento, Annabeth —dijo Ollympia, sin poder ocultar su risa. Siempre le entretenía ver a la hija de Atenea enojarse, le parecía divertido como alguien tan pequeño podía causar tanto terror en los demás campistas.

—Si, señora —rio Luke, desordenando el cabello de la niña. Ella le alejó con un manotón —. No volverá a ocurrir.

Annabeth lo fulminó con la mirada al mismo tiempo que se informaba a división de las cabañas. Ella y Ollympia quedaron juntas, mientras que Luke fue puesto en el equipo contrario.

—Será un gusto ganarles estar tarde, señoritas —dijo Luke, haciendo una reverencia al mismo tiempo que comenzaba a correr hasta el otro lado del rio para ocultar la bandera de su equipo.

—Bien —murmuró Annabeth, concentrada —. Nos tocó con la cabaña de Ares así que no será muy difícil ganar. Tú y los de tu cabaña vayan a proteger nuestra bandera, dile a unos pocos que se instalen a las orillas del río para detener a la mayor cantidad de atacantes posible antes de que entren a nuestro territorio. Enviaré a los de la cabaña de Ares a buscar la bandera y a los míos los dividiré. Haré lo mismo con los de la cabaña 12. ¡Vamos, no hay tiempo que perder!

game of perfect betrayals [Luke Castellan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora