Desde el verano pasado Luke había comenzado a desarrollar ciertos sentimientos por la joven Ollympia. Era la mujer más graciosa que había conocido en mucho tiempo, era increíblemente talentosa, super lista, mega valiente y con un corazón de oro. Lo comprendía al cien porciento y no le aburría escucharla hablar. Era casi tan buena como él en el campo de batalla y siempre le sacaba una sonrisa. Era la mejor compañera de travesuras, la mejor contando chistes malos y la mejor a la hora de elegir el perfume correcto. Tenía una esencia única que compartía con todos, un aura tan brillante que te hipnotizaba y una lengua tan afilada que te hacía compadecerte de aquel que le llevara la contraría. Su emoción era contagiosa, al igual que sus saltos de emoción y su gesto de rodar los ojos. Se veía asombrosa cada vez que intentaba reprimir una sonrisa o cunado se enojaba por cosas tan simples. La forma en que podía llegar a un lugar y convertirse en la estrella era envidiable, pero aún más lo vacía que se sentía la gente una vez de conocerla y no tenerla más. Ella era tan brillante que cuando ya no estaba todo te parecía oscuridad. Tenía las habilidades para hacer que una persona hiciese lo que ella quisiese, y no hablo de la embrujaba o sus habilidades de persuasión, sino de la forma en que podía llegar a tu corazón y hacerte sentir especial.
Y eso no lo digo yo. Sino la cabeza de Luke cuando no podía dormir a las tres de la mañana.
Desde aquel ultimo verano en que la había visto no había parado de pensar en ella. Casi cada noche subía con sus zapatos alados al techo de su cabaña, tomando las latas de Coca-Cola light que robaba del despacho del señor D. No se daba cuenta de cuanto la extrañaba hasta que un día Clarisse sugirió la idea. Luke la desechó, pero no por completo, sabía que la extrañaba, pero no por las razones por la que la chica de la cabaña de Ares lo suponía.
Las semanas pasaron y cada vez se encontraba extrañándola aún más. Siempre que entraba a su cabaña se quedaba observando la foto que ella le había entregado antes de irse. La había clavado en uno de los postes de su cama para siempre poder verla.
Pero fue cuando Silena charló con él en clases de equitación que comenzó a meditar en la idea seriamente.
—¿Has hablado con Ollympia? —preguntó ella mientras caminaban hasta los establos para guardar los pegasos.
A Luke se le secó la garganta al oír su nombre.
—No he tenido tiempo.
—Ah —a Silena no parecía convencerle su respuesta.
—¿Y tu? ¿Has podido hablar con ella?
—Hace tres días me comuniqué con ella por mensaje Iris —explicó —. Me dijo que le estaba yendo muy bien en la escuela, estaba planificándole una fiesta sorpresa a una de sus amigas mortales, creo que me dijo que se llama Shreeya o algo así. Estaba muy contenta. Me dijo que hace poco había hablado con Chris y que también estaba bien, planeaban salir a ver una película el próximo fin de semana, si es que tenían tiempo.
Luke se puso tenso.
—Tiene un nuevo amigo, se llama Marcus —la mandíbula de Luke no podía estar más apretada. Solo faltaba que le nombrara a un amigo más para que esta se partiera por la mitad —. Lo conoció en un viaje de la escuela.
—Pues... que bueno.
Silena rio.
—¿Qué?
—¿Qué pasa? —preguntó ella sin ocultar la sonrisa que tenían sus labios.
—¿Qué es tan gracioso?
Luke alzó una ceja mientras cerraba la puerta de madera para dejar encerrado a su pegaso. Silena hizo lo mismo.
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game of perfect betrayals [Luke Castellan]
Fanfiction"Todo se vale en el amor y la guerra" Bienvenidos. Somos la Vida y la Muerte, los encargados de narrarles esta trágica historia de como Ollympia Farrel lo dio todo por amor, de como estuvo dispuesta a hacer al Olimpo arder y de como incluso en los ú...