Capítulo 18: Deal or hate.

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Cuando Ollympia despertó ya no estaban en medio del bosque. La Hidra ya no lanzaba fuego ni el tronco lleno de ácido estaba a su lado. No. Estaba acostada sobre unas cómodas sabanas blancas, unas cortinas de dosel la separaban de la figura masculina que cuidaba de ella. Aún con la mente nublada, el pulso aumentando a mil por hora y la cabeza dándole vueltas lo reconoció. 

Quiso abrir la boca pero no pudo. Quiso decir su nombre para llamarlo. Pero, al contrario, solo un quejido salió de su boca.

Luke la escuchó. Se levantó de golpe de la silla de madera y quitó la cortina que los separaba. Como si hubiera estado esperando por aquella señal. Sus ojos oscuros se encontraron con los asustados de ella. El verde bosque de su iris se iba tornando poco a poco en un azul eléctrico temeroso, brumoso, parecía el retrato del cielo del día que llegó al campamento. De pronto todo el mundo comenzó a girar y el corazón comenzó a latirle aún más rápido. Luke no tardó en darse cuenta, le tomó la mano y se sentó a su lado.

—Tranquila, ya estamos a salvo —pero las palabras le sonaban como en otro idioma —. Lym, tranquilízate. Lym, estamos bien. 

—Tu... —logró musitar mientras abría sus enormes ojos tratando de comprender lo que había pasado. Agarró la mano del mestizo con fuerza, intentando sostenerse de algo mientras se libraba de su ataque de pánico.

Una figura apareció en la puerta, era una chica de la cabaña de Deméter. Observó la escena y quedó petrificada, sabía que debía ir a informar a Quirón sobre la situación o intentar encontrar a un sanador de Apolo que fuera de ayuda. Solo la voz del chico logró hacerla salir de aquel trance.

—¡Avisa que ya despertó!

La chica salió disparada de la enfermería.

Ollympia sentía que su brazo derecho ardía en llamas. Giró la mirada para observar que el fuego que la había estado cubriendo en el bosque ya no existía. Su brazo estaba cubierto desde el hombro hasta la muñeca por varias capas de gaza. Sintió como el pecho le pesaba más que nunca.

Él podía darse cuenta de las cosas que estaban pasando por su cabeza. Ollympia intentó zafarse del agarre de Luke pero él la tomó delicadamente por la barbilla para que posara sus ojos en los suyos. Ella creía que sus lagrimas estaban a punto de escapar.

—Lym... mírame —dijo en tono autoritario. Ella no tenía más opción que hacer lo que le ordenaba —. Estamos bien. Clarisse está bien. Tú estás bien. Yo estoy bien. Logramos nuestra misión.  Por favor...

La voz se le quebró.

La mestiza sintió como poco a poco se le ordenaban las ideas. Había una Hidra, había un árbol, había acido y había fuego. Había dolor, había decepción y había... calidez. Una calidez abrazadora que quemaba más que cualquier llama que conociera. Y de pronto había silencio.

Se había desmayado de dolor. Si, eso era.

Sintió como los sucesos aparecían claramente en su cabeza, el corazón se le relajaba poco a poco y las respiración se normalizaba. No se había percatado de que había sudado tanto. Tenía los cabellos de la frente pegados a ella.

—¿Cómo...? —logró pronunciar después de un rato. La legua le pesaba.

—No debes preocuparte por nada. Llegamos al campamento y te atendieron de inmediato. Llevas un día entero dormida pero... cuando llegue Quirón sabremos que tan grave fue tu quemadura. La herida de la pierna ya sanó, según uno de mis amigos de la cabaña 9 no tendrás siquiera una cicatriz. Podemos confiar en su criterio.

Ollympia se quedó en silencio. No entendía. ¿Cómo era posible que se hubiera desmayado por tanto tiempo si sus daños no eran tan graves? La herida de la pierna no dejaría cicatriz. Según lo que le había dicho Luke antes de desmayarse en el bosque la quemadura no era tan terrible. Era una semidiosa, se suponía que cosas así no le pasaban tan fácilmente.

game of perfect betrayals [Luke Castellan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora