Mientras ella cerraba los ojos solo pensaba en la mirada de su padre antes de partir al campamento. Pudo notar el temor sobre sus pupilas, quizá debatiendo en sus pensamientos en qué diablos se estaba metiendo su hija. Pero ella intentó olvidarse de aquello. Necesitaba convencerse a si misma de que había tomado una buena decisión al aplazar un año la universidad, al volver al campamento.
—¿Estás bien? —preguntó la voz dulce de su hermana, apegándose más a ella sobre la cama —. ¿Qué te mantiene tan ocupada?
Ya era de noche. Había sido el primer día de la misión de Annabeth, Grover y Percy, y Ollympia no podía parar de pensar en todo lo que había ocurrido en los últimos meses. Desde el llamado de Luke hasta la partida de su pequeña Annabeth. Y los muchos sueños aterradores ocurridos entre medio.
—Nada —contestó de inmediato. Fue tan sorpresivamente veloz que había dejado claro que mentía. Hizo una pausa en la que se reprendió a si misma mentalmente —. Lo siento. ¿Crees que Annie esté bien?
—Por supuesto —respondió Silena —. Es una chica lista.
—No lo dudo. Pero jamás a abandonado el campamento. Temo que el mundo allá afuera sea muy cruel con ella.
—Sabe defenderse.
—Aquí adentro —puntualizó —. ¿Pero qué hay de allá en el mundo mortal?
—Deja de preocuparte —le dijo, luego de un largo suspiro acompañado de pequeños temblores a causa del frío —. Ella estará bien. La has cuidado bien. Todo lo que es ahora es gracias a ti. Sabe todo lo que debe saber, aprenderá todo lo que deba aprender. Pero todo a su debido tiempo.
Ollympia se quedó en silencio unos segundos, intentando encontrar consuelo en las palabras de Silena.
—¿Te parece si cambiamos de tema? Creo firmemente que necesitas aislar un poco tu cerebro de esas preocupaciones tuyas.
Accedió con un movimiento de cabeza.
—¿Cómo has estado con tus practicas? —preguntó Ollympia, dándose la vuelta para por fin quedar cara a cara con su hermana. Silena sonrió de oreja a oreja al ver la disposición que tenía ella.
—Bien, supongo —admitió, no muy interesada por el nuevo tema.
—¿Has practicado como te lo pedí?
—Si... —respondió, algo dudosa. Ollympia se percató de la mentira y alzó una ceja en busca de una respuesta honesta —. Está bien. Tienes razón, no he practicado con el entusiasmo que me pediste.
—Silena...
—¡Ya sé! No necesito que me lo recuerdes cada día.
—Pero es importante que lo hagas.
—Mira, Ollympia —dijo su hermana —. Si soy honesta, no creo que se desate la guerra a la que tanto le temes. Percy volverá de su misión con el rayo y evitará cualquier desastre. Confío en eso. Y tú también deberías.
—No lo entiendes...
Ollympia murmuró el nombre su hermana llevándose la mano a la cabeza, intentando hacerla entender sin decirle aquella verdad de la que intentaba protegerla.
—No debes tener miedo —Silena pasó sus dedos por el cabello de la mestiza tratando de calmarle los nervios —. Confía en Percy. Pero si mi practica te tranquiliza, lo haré.
Por fin se sintió un poco más tranquila y asintió con una sonrisa dulce sobre sus labios.
El frio viento del exterior de la cabaña azotó contra las paredes de madera. Silena se acomodó al costado de su hermana, cubriéndose con la manta hasta el cuello en busca de mantener el calor necesario. Ollympia la abrazó y también se arropó. Mientras la menor se quedaba dormida casi de inmediato, la otra no podía parar de pensar.
ESTÁS LEYENDO
game of perfect betrayals [Luke Castellan]
Fanfiction"Todo se vale en el amor y la guerra" Bienvenidos. Somos la Vida y la Muerte, los encargados de narrarles esta trágica historia de como Ollympia Farrel lo dio todo por amor, de como estuvo dispuesta a hacer al Olimpo arder y de como incluso en los ú...