Capítulo 5: In case you don't come back alive.

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—Tienes que ser honesto, Luke. Dime, ¿crees que la sorpresiva aparición de un hijo prohibido pueda ser una amenaza para esto?

Ollympia se mantenía sentada sobre el césped, jugando una y otra vez con su relicario en forma de corazón que colgaba de su cuello. Lo abrió una y otra vez, al mismo tiempo que se mordía el labio. Luke caminaba de un lado a otro frente a ella.

—No —dijo por fin —, puede ser una oportunidad. No debemos pensar en forma negativa respecto a esta situación, podemos sacarle provecho.

—¿Provecho?

—Si, Cronos me advirtió sobre que algo como esto ocurría, ya sabes. Percy no ha recibido apoyo alguno de parte de su padre en toda su vida, no está contento con los dioses. No necesariamente va a estar en nuestra contra.

—Es solo un niño —intervino ella —, no podemos hacerlo escoger entre un lado u otro. No pidió ser un mestizo.

—Pues este niño puede ser de mucha ayuda en nuestro plan, es más poderoso que la mitad de los mestizos que están aquí. Tiene el poder de las aguas, Lym. Creo que... puede ser como nosotros.

—¿A qué te refieres?

—Puede estar de acuerdo con lo que hacemos.

—¿Por qué lo dices?

—Los dioses no se han preocupado de él en toda su vida, entiende perfectamente por qué hacemos lo que hacemos... si logramos tenerlo de nuestro lado, podría ser un arma perfecta contra los dioses.

—¡Pero no es un arma!

—Podría serlo.

—Es solo un niño.

—Es mucho más que eso —contradijo Luke, dejándose llevar por las palabras que Cronos le había dirigido en un sueño —, los dioses se han encargado de ello.

—¡Pero no puedes usarlo, Luke! —le gritó ella —. No te lo permitiré.

Luke lo meditó unos momentos, observando a lo lejos como el pequeño Percy Jackson se acercaba a la Casa Grande a reunirse con Quirón luego de por fin conocer su cabaña. Había algo dentro de él que le decía que su novia tenía razón, al fin y al cabo era solo un chico, y utilizarlo para lograr sus fines solo lo convertía en algo igual o peor a los dioses. Pero, por otro lado, solo quería aprovechar aquella enorme oportunidad que se le presentaba para su causa.

—Bien... —dijo —, no vamos a utilizarlo. Te lo prometo. Pero, al menos, déjame intentar hacerlo entrar en razón. Defender a los dioses no le traerá frutos, sabemos que ellos no lo ayudarán a enfrentarse a todos los problemas que se le presentarán a causa de ser un hijo prohibido. Ayúdame a convencerlo de que no confíe en ellos, que no ponga todas sus esperanzas en el Olimpo. Estoy seguro de que él entenderá.

Ollympia se quedó en silencio unos segundos. Segundos en los que solo fue ella y su relicario dorado de corazón.

—¿Cómo estas tan seguro de que lo entenderá?

—Solo lo sé —fue lo único que pudo decir. ¿Cómo explicar que lo sabia al mirar al pequeño niño a los ojos? ¿Qué lo sabía al oírlo expresarse de su padre? ¿Qué podía ver el reflejo de su pequeño él en los ojos de Percy? ¿Cómo explicar la conexión que sentía con aquel niño al darse cuenta de lo similares que alguna vez fueron? No era posible, era algo que solo él podía experimentar. Al menos, con palabras era imposible. Porque Ollympia logró comprenderlo de inmediato tan solo con una expresión.

—Está bien —cedió —. Lo haremos.


Tal como Ollympia creyó que pasaría, a penas reclamaron al hijo prohibido éste ya había recibido una misión: y no era nada más ni nada menos que encontrar el rayo maestro de Zeus para antes del solsticio.

game of perfect betrayals [Luke Castellan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora