Ollympia llegó al campamento mestizo sana y salva aquel mismo día.
Lo primero que hizo al cruzar las barreras de protección del campamento fue correr hasta la enfermería. Los demás campistas la observaban con enorme curiosidad, todos gritaban unos a otros para informar su llegada. Todos habían estado muy pendientes de la llegada de la tercera miembro que emprendió en la misión, esperando a saber si podrían celebrar o pasarían la siguientes semanas en luto.
Pero ella no les prestó atención en absoluto. Siquiera cuando una chica de su cabaña intentó detenerla a agudos gritos para que esperara a Silena, que había sido la que estaba más ansiosa por su regreso. Necesitaba saber cómo estaba Chris.
Empujó la puerta de la enfermería con fuerza. Las tres personas que se encontraban adentro, junto a las camillas, se sobresaltaron.
—¡Chris! —exclamó ella al verlo sentado en una de las camillas bajo las sabanas blancas. Se acercó apresurada, sin prestar atención ni a Luke ni a Quirón, que acompañaban al herido.
—Ollympia —murmuró el semidiós, tendido sobre unas cómodas almohadas. Estaba tan sorprendido que casi había saltado de la camilla.
Luke la observó en silencio mientras se sentaba junto a su hermanastro. Su cabello estaba un par de centímetros más corto, sus ropas rasgadas habían sido reemplazadas por unos pantalones demasiado elegantes para combatir con monstruos y una chaqueta color café que antes no tenía la abrigaba del frio viento de aquella tarde.
Sus ojos habían vuelto a su color verde de siempre.
—¡Me alegro tanto de que estés bien! —la mestiza tomó su mano entre las suyas. El Chris que estaba frente a ella no se parecía en nada al que se había alejado colgando de un hombro de Luke. Este Chris estaba casi tan radiante como antes de emprender la misión. No había rastro de la pelea con Ares más que las cicatrices vendadas.
—Es bueno que hayas sobrevivido a tu madre.
—¿Bromeas? Fue asombroso.
—¿Ella te hizo todo esto? —preguntó Chris, pasando su mano por el cabello de su amiga en son de burla.
Era increíble lo que una charla nocturna podía hacer entre dos personas. Ellos eran la viva imagen de los lazos que habían tejido bajo la luz de las estrellas aquella noche en el callejón.
—Solo la ropa —Ollympia empezó a jugar con un mechón de su cabello que aún conservaba destellos plateados desde el día en que la reclamaron —. La del cabello fui yo. ¿Por qué? ¿No te gusta?
—Supongo que así será más fácil pelear con monstruos.
Ollympia estaba a punto de responder cuando Quirón interrumpió la conversa haciendo sonar su garganta. Se dio la vuelta avergonzada, había interrumpido una conversación entre los tres como si nada. Agachó la cabeza mientras sus mejillas se enrojecían a causa de la vergüenza. Quería que la tierra se la tragase ahí mismo.
—Lo siento, Quirón.
—Me alegra que hayas vuelto, Ollympia —respondió él. Fuera de estar molesto, parecía realmente contento de que todos volvieran a salvo —. Los dejaré, tienen mucho que discutir aún.
Quirón se despidió con una señal de mano y salió por la misma puerta que Ollympia había empujado desesperada hacía tan solo un par de minutos.
—Que vergüenza —musitó para si misma escondiendo su cabeza entre sus manos una vez estuvieron solo los tres en la habitación.
—No te preocupes, bonita. Solo estabas preocupada por mi —se burló Chris. Ella se apresuró a darle un golpe en el pecho. El semidiós no tardó en soltar un quejido.
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game of perfect betrayals [Luke Castellan]
Fanfiction"Todo se vale en el amor y la guerra" Bienvenidos. Somos la Vida y la Muerte, los encargados de narrarles esta trágica historia de como Ollympia Farrel lo dio todo por amor, de como estuvo dispuesta a hacer al Olimpo arder y de como incluso en los ú...