En un reencuentro teñido de nostalgia, dos almas se entrelazan una vez más después de una larga separación. Los recuerdos resurgen vívidamente, pero para Hana, este retorno aviva un amor no correspondido. En este nuevo capítulo, el anhelo se entrela...
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Seojun soltó una risa al ver la situación, pero la risa se desvaneció cuando la mirada de la maestra se posó en él.
—Han Seojun y Hana, salgan ahora mismo los dos para resolver los siguientes ejercicios— ordenó la maestra. Hana se levantó con desgano mientras Seojun salía con evidente molestia.
La chica resolvió el ejercicio en un abrir y cerrar de ojos. —Oye, Hana, ayúdame— susurró el chico antes de que ella se fuera. En un acto de querer molestarlo, Hana le proporcionó la respuesta incorrecta. Seojun, confiando en esa respuesta, la escribió sin dudarlo.
Regresando a su asiento, Hana lucía una sonrisa en los labios, disfrutando del momento. Mientras tanto, la maestra reprendía a Seojun por la respuesta incorrecta, y él, con una mirada molesta, dirigía su mirada hacia la chica.
A la hora del receso, las cuatro chicas caminaban juntas, Joo Kyung se quejaba preocupada.
—Probablemente, no podré ingresar a la universidad si sigo luchando con matemáticas, ¿verdad?— preguntó, visiblemente inquieta.
—Tienes que ser buena en todo, excepto en matemáticas—, intervino Soojin, tratando de calmarla.
—Seguro que no podré ingresar a la universidad— lamentó Joo Kyung con pesar.
—¿Por qué no pruebas en mi academia de matemáticas? Todos los chicos buenos en matemáticas, como Hana, Suho, y Soojin, estudian allí—, sugirió Soo Ah intentando animar a Joo Kyung.
—¿Debería? Mi mamá me dijo que buscara academias de matemáticas—, reflexionó Joo Kyung, con un dejo de preocupación en su voz.
—Oye, Hana, ¿quieres unirte?— Soojin preguntó a la chica.
—Tal vez, supongo que es buena idea— contestó ella.
—¡Venid, venid! Haremos un grupo de estudio después, y os dejaremos entrar también—, entusiasmó Soo Ah, ofreciendo una solución a la preocupación de Joo Kyung.
—Gracias— respondió Joo Kyung, agradecida por la oferta que le aliviaba la ansiedad.
—Oye, Lee Suho, ¿te gustaría unirte a nuestro grupo de estudio? Tenemos un espacio libre—, propuso Soojin mientras Suho se encontraba absorto en su libro, aparentemente distante.
—No quiero—, respondió él con tono frío y distante.
—Deberías considerarlo para que mi mamá deje de presionar—, intentó persuadir Soojin, buscando involucrarlo.
