En un reencuentro teñido de nostalgia, dos almas se entrelazan una vez más después de una larga separación. Los recuerdos resurgen vívidamente, pero para Hana, este retorno aviva un amor no correspondido. En este nuevo capítulo, el anhelo se entrela...
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Hana y Doyun permanecieron en silencio. Hana se encontraba callada, su mente trabajando a toda velocidad mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas.
Por otro lado, Doyun aguardaba, pacientemente, su mirada fija en ella, esperando ansiosamente una respuesta que nunca parecía llegar.
—Alejémonos, no nos volvamos a ver— comenzó Hana, su voz cargada de angustia. —Todo esto es una confusión, ¿no lo ves? Nos estamos hiriendo mutuamente de lo que nos estamos ayudando. Necesito claridad, necesito encontrar mi camino sin la sombra de nuestras expectativas sobre mí— Hana expresó sus palabras, salieron con una urgencia palpable.
—No has respondido mi pregunta. Además, eres tú quien me hiere a mí. Yo en ningún momento te he hecho daño o te he herido— expresó Doyun, su voz resonando con una mezcla de incredulidad y desesperación.
—He estado aquí, tratando de entenderte, pero tú... tú siempre has estado envuelta en tu propia confusión, en tu propio dolor, sin detenerte en pensar en cómo me afecta a mí— continuó el chico.
—No puedes culparme por ser confusa, por estar perdida en mis propios pensamientos y sentimientos, no puedes esperar que tenga todas las respuestas.— Hana expresó.
—¿Y quién dijo que esperaba que tuvieras todas las respuestas?— espetó Doyun. —Lo único que esperaba era que te dieras cuenta de lo mucho que te he apoyado, de lo mucho que he sacrificado por ti— Doyun dijo su tono cargado de la amargura de sentirse subestimado.
—Parece que siempre hay algo más, algo que te mantiene alejada de mí— continuó diciendo el chico.
Hana, decidida a poner fin a la conversación, comenzó con una calma que contrastaba con la intensidad del momento.
—Estuve encantada de conocerte— dijo su tono tranquilo. —Aunque quizás no fue tan cautivador como imaginaba. No obstante, considero que es momento de poner fin a toda relación que tengamos. — Sus palabras resonaron en el aire, llenando el espacio entre ellos con una sensación de inevitabilidad.
Hana intentó mantener una sonrisa al chico antes de alejarse.
Mientras tanto, el chico giraba los ojos con frustración y la llamaba, pero Hana no se inmutaba y continuaba su camino.
Entre las palabras que el chico decía, Hana no lograba distinguir claramente lo que decía.
Las voces de la gente a su alrededor se desvanecían mientras ella se alejaba, dejando atrás un capítulo de su vida que ahora llegaba a su fin.
Cuando Hana llegó a casa, entró con cuidado, consciente de que sus padres estaban discutiendo por otra tontería.
Sin hacer preguntas, se dirigió directamente a su habitación, donde se lavó la cara y se puso su pijama.
