En un reencuentro teñido de nostalgia, dos almas se entrelazan una vez más después de una larga separación. Los recuerdos resurgen vívidamente, pero para Hana, este retorno aviva un amor no correspondido. En este nuevo capítulo, el anhelo se entrela...
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El día esperado del examen final finalmente había llegado. Hana, decidida a no llegar tarde, se levantó temprano y se preparó mientras repasaba concienzudamente cada detalle de sus libros.
—¿No trajiste lápiz?— escuchó Hana cómo Joo Kyung le decía a Soo Ah, y rápidamente se unió a ellas antes del examen.
—Tomé prestado este—, dijo Soo Ah con una sonrisa señalando el lápiz.
—¿Y tú, Hana? ¿Tienes uno?— preguntó Joo Kyung.
—Sí, ¿necesitas uno?— Preguntó Hana con la intención de sacar otro lápiz, pero Joo kyung la interrumpió rápidamente.
—No hace falta, mira, traje tres—, dijo Joo Kyung con una gran sonrisa mientras mostraba los tres lápices. —¿Estudiaron mucho?— preguntó Joo Kyung a las dos chicas, a lo que Hana asintió.
—No, si no sé la respuesta, simplemente elegiré la tres—, dijo Soo Ah con tranquilidad. —Si no sabéis alguna, deberíais ir a por la tres—, añadió con una sonrisa.
—No, yo puedo resolverlo— Joo Kyung confiada en sí misma, declaró.
—Buena suerte en el examen—, exclamó Hana con un gesto de ánimo, mientras las otras dos chicas también les deseaban suerte.
Luego, Hana se alejó de ellas y fue a su asiento, observando cómo Seojun simplemente estaba recostado, con los ojos cerrados, sin importarle en absoluto el examen. Hana rodó los ojos y sacó sus libros para repasar los pocos minutos que faltaban.
El examen comenzó y un silencio sepulcral llenó la sala, solo roto por el suave murmullo de las páginas volteándose. Hana, inicialmente nerviosa, se encontró un poco desconcentrada al enfrentarse a las primeras preguntas. Sin embargo, tras unos minutos, logró recuperar su concentración.
La habilidad de Hana para desempeñarse bien en los exámenes a pesar de sus distracciones anteriores era algo que la sorprendía a sí misma. Y, para su sorpresa, el examen resultó irle mejor de lo que esperaba.
A la hora de la salida de las clases, Joo kyung, Soo Ah y Hana cumplieron su promesa de ir al partido de béisbol. El estadio estaba vivo con los vítores de la multitud y la emoción del juego. Hana, aunque no entendía mucho sobre béisbol, se dejó llevar por la atmósfera animada.
—¿Cómo lograste que Tae Hoon no viniera aquí?— Mientras disfrutaban del juego, Hana no pudo evitar preguntar a Soo Ah.
—Oh, le dije que era la fiesta de cumpleaños número 80 de mi abuela—, respondió Soo Ah con una gran sonrisa.
