En un reencuentro teñido de nostalgia, dos almas se entrelazan una vez más después de una larga separación. Los recuerdos resurgen vívidamente, pero para Hana, este retorno aviva un amor no correspondido. En este nuevo capítulo, el anhelo se entrela...
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El avión aterrizó, y hana se levantó de su asiento, decidida a poner fin a la molestia que le causaba Doyun.
Se acercó a él y le advirtió que la dejará en pazo o, de lo contrario, tomaría medidas legales en su contra.
Sin embargo, Doyun simplemente se río ante sus amenazas y respondió con una seguridad arrogante, sugiriendo que inevitablemente se encontrarían de nuevo.
Mientras tanto, Hana descendió del avión, deseando dejar atrás aquel incómodo encuentro lo antes posible.
Después de tomar un taxi, Hana decidió hospedarse temporalmente en un hotel, sabiendo que solo sería por poco tiempo.
Al llegar a su habitación, deshizo su equipaje con cuidado y organizó sus pertenencias, consciente de que tendría que volver a empacarlo todo en una semana.
Aunque su estancia sería breve, quería asegurarse de estar cómoda y tener todo en orden durante su estadía en el hotel.
Después de haber terminado de organizar sus cosas, Hana se recostó en la cama con la mente abrumada por pensamientos tumultuosos.
La sensación de soledad en ese lugar desconocido la invadió, haciendo que se cuestionara si había sido una buena idea venir aquí sola-
La incertidumbre la invadió, sugiriendo que tal vez había cometido un error, que todo esto había sido una tontería.
Las mañanas se sucedían una tras otra, pero para Hana, cada día era una repetición monótona de la anterior, sin cambios perceptibles ni mejoras en su estado de ánimo.
Incluso el reencuentro con Suho, quien también atravesaba un período difícil tras los eventos relacionados con su padre y Joo Kyung, no lograba levantarle el ánimo. Por el contrario, estar aquí parecía sumirla aún más en la melancolía.
A lo largo de la semana, Hana había mantenido contacto regular con Joo Kyung, encontrando consuelo en su amistad.
Mientras caminaba por las calles, sumida en sus pensamientos y contemplando la ciudad, su teléfono sonó. Al disponerse a contestar, un brazo la detuvo, sorprendiéndola.
Al alzar la vista, se encontró con Doyun, saludándola con una sonrisa. Aunque él irradiaba alegría, Hana no pudo corresponderle de la misma manera al darse cuenta de quién era su interlocutor.
Hana lanzó una mirada cargada de molestia hacia Doyun, mientras sus oídos se tapaban instintivamente, como si quisiera bloquear no solo sus palabras, sino también cualquier atisbo de su presencia.