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Hana se encontraba profundamente sumergida en un sueño intrincado, ajena al mundo que la rodeaba. Su alarma, persistente en su intento de despertarla, había sonado en repetidas ocasiones, pero sus dedos, en un gesto de frustración, habían arrojado el reloj al suelo, silenciándolo de un golpe sordo.

El tiempo se deslizaba sin su consentimiento, y su hermana Yuna, desde el otro lado de la puerta, aguardaba impaciente.

—¡Hana, estamos a punto de irnos! ¿Estás lista?— La voz de Yuna resonó, llevando consigo la urgencia del momento. —Hana, ¿estás despierta?— volvió a repetir Yuna. Sin respuesta, Yuna abrió la puerta para descubrir a su hermana aún acurrucada en la cama.

Un destello de conciencia se prendió en Hana, quien se despertó de repente.

—Por favor, dame solo 10 minutos más. ¡En 10 minutos estaré lista!— rogó Hana con apremio, consciente de su retraso.

—¡Hana! ¡No estás ni fuera de la cama! Cuando note que han pasado esos 10 minutos, me iré sin ti, — advirtió Yuna antes de cerrar la puerta. La amenaza resonó en la mente de Hana, motivándola a actuar con premura. Sabía que 10 minutos no serían.

Con un movimiento ágil, se deslizó fuera de la cama y se sumergió en una ducha rápida. El tiempo se desvanecía rápidamente, y Hana se vio apresurada mientras se enfundaba en su uniforme, calcetines largos, zapatillas y abrigo.

La noche anterior se había extendido hasta altas horas en uno de los libros recién comprados, Hana se había propuesto terminar en la última página antes de ir a dormir, pero la trama cautivadora jugó en su contra. A pesar de su firme decisión de finalizar, el inmenso interés por la historia la mantuvo despierta mucho más tiempo del previsto.

Apresurada, ajustó el segundo zapato mientras descendía las escaleras.

—Listo, — anunció con un atisbo de alivio, tomando una manzana para el camino. Yuna, con gesto fastidiado, roló los ojos ante su demora.

—Si seguimos esperándola así todos los días, llegaré tarde por su culpa, — se quejó Minho, exasperado.

Ignorando las quejas, Hana se abstrajo, enfocando su mirada a través de la ventana. El trayecto transcurrió en un tumulto de emociones. Minho persistía en molestar a Hana, desencadenando su furia en cada comentario inoportuno. Los gritos resonaban en el interior del vehículo, mientras Yuna se aferraba al volante, concentrada en la carretera que se extendía ante ellos.

Finalmente, al llegar, Hana fue la primera en desembarcar. El panorama de la preparatoria Saebom desencadenó una oleada de recuerdos en su interior. Tras despedirse de Yuna y también de Minho, Hana avanzó, buscando con la mirada a Soojin o Soo Ah entre los estudiantes, pero no logró ubicarlas. Continuó su camino, sumida en sus propios pensamientos.

De repente, algo la paralizó, sacándola abruptamente de su trance. Un rugido veloz, una motocicleta que pasaba a toda velocidad junto a ella. Hana sabía quién era el conductor y lo confirmó cuando el chico se quitó el casco. Las chicas a su alrededor gritaron de emoción al reconocerlo, Han Seojun.

Hana exhaló un gran suspiro, sin embargo, Seojun bajó de la motocicleta y se topó con Suho. Ambos se miraron con un odio palpable. Hana apartó la mirada rápidamente, dirigiéndose hacia el interior del edificio para alejarse de allí.

La tensión entre Seojun y Suho no pasaba desapercibida para nadie, y Hana prefería evitar cualquier confrontación que pudiera surgir entre ellos.

La chica se encaminó hacia la oficina, pero su mala suerte la llevó a encontrarse con Seojun allí. El señor Han, les dio las indicaciones habituales que Hana ya conocía de memoria.

—He escuchado que tenemos de vuelta a una de nuestras mejores alumnas —mencionó el subdirector con un matiz de reconocimiento en su tono, sus ojos enfocándose directamente en Hana, ignorando completamente a Seojun, quien parecía incómodo con la situación. A pesar de ello, Hana forzó una sonrisa, agradecida por el reconocimiento, aunque no pudo evitar sentir la mirada inquisitiva de Seojun sobre ella.

El señor Han interrumpió la incómoda interacción, señalando que era hora de dirigirse a clase, los guio hacia el aula, aunque durante el trayecto no hubo ni un solo intercambio de miradas entre Hana y Seojun. La atmósfera era tensa, y la distancia entre ellos se hacía evidente, como si estuvieran separados por un muro invisible.

—Bien, Hana y Seojun, están de vuelta, tras sus descansos, es agradable verlos de nuevo, ¿verdad?— anuncio el señor Han una vez dentro del salón, provocando un silencio momentáneo, seguido de un murmullo de aprobación por parte de los estudiantes.

Cuando la atención de Hana se desvió hacia Soo Ah, encontró una sonrisa radiante que le devolvía el gesto con calidez. Lo mismo ocurría con Soojin, quien también la recibía con una sonrisa. Sin embargo, la armonía se rompió cuando se percató de la mirada gélida de Suho fija en ella. Hana borró rápidamente su sonrisa y apartó la mirada, sintiendo la incomodidad de aquel intercambio visual.

—¡Vamos a darles una ronda de aplausos!— exclamó el señor Han, desviando la atención hacia Seojun y Hana, desencadenando un aplauso generalizado por parte de sus compañeros.

—Seojun, ¿podrías sentarte al lado de Suho?— La situación se tornó tensa cuando el señor Han prosiguió.

—¿Qué?

— Y tú, Hana, allí atrás hay un asiento o tal vez tú puedas sentarte con Suho y Seojun se podría sentar atrá...— El señor Han no terminó su frase, ya que Hana se encontraba rápidamente instalada en un asiento en la parte trasera del aula, soltando un suspiro de alivio.

La acción de Hana no pasó desapercibida para Seojun, quien le lanzo una mirada de molestia mientras se encaminaba a su antiguo asiento. Sin embargo, al llegar allí, se encontró con una chica desconocida que ocupaba su silla.

—Vete tú, este fue mi asiento desde el principio, — reclamó Seojun, exigiendo su lugar.

—Oh, Joo Kyung tiene problemas de visión, por eso está sentada allí.— explicó el señor Han. —Tae Hoon, nuestro guapo Tae Hoon, ¿podrías cambiarte de asiento?— El profesor dirigió su atención a Tae Hoon.

El chico asintió con una sonrisa, aceptando la petición del profesor con cortesía. Una vez hecho el cambio, Seojun se sentó, lanzándole a Hana una mirada de molestia, la cual ella optó por ignorar. Sin embargo, pareció que algo cruzó por la mente de Seojun, recordando algo de la noche anterior.


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MIDNIGHT RAIN / Han SeojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora