En un reencuentro teñido de nostalgia, dos almas se entrelazan una vez más después de una larga separación. Los recuerdos resurgen vívidamente, pero para Hana, este retorno aviva un amor no correspondido. En este nuevo capítulo, el anhelo se entrela...
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El tumulto en el karaoke se desvaneció gradualmente, dejando a Suho acompañando a Joo Kyung de regreso a casa. Mientras, Joo Kyung se despedía de Hana, asegurándose de que estuviera bien, y Hana también le devolvía los buenos deseos.
Soojin, preocupada, le preguntó a Hana si se encontraba bien, a lo que Hana asintió con una sonrisa forzada y entonces Soo Ah, Soojin y Tae Hoon partieron, pero no sin antes despedirse de Hana.
Sin embargo, un incómodo silencio se apoderó del grupo, cortesía de los dos chicos que aún permanecían con Hana, Doyun y Seojun.
—Permíteme llevarte a casa— Seojun dijo rompiendo el silencio.
—Yo puedo llevarla— Doyun, por otro lado, no estaba dispuesto a quedarse atrás.
—Vamos— insistió Seojun ignorando por completo las palabras del chico y tomando suavemente del brazo de Hana.
—La acompañaré yo— Doyun dijo nuevamente.
—No va a ir con un desconocido— Seojun dejó claro su desaprobación, enviando una mirada desafiante a Doyun, y Hana se encontraba en el epicentro de esa lucha.
—No soy un desconocido, — replicó Doyun.
Hana, percibiendo la tensión palpable entre Doyun y Seojun, decidió poner fin a la incómoda situación. Observó a su alrededor y, para su alivio, identificó el auto de su hermana, Yuna, detenido en la carretera.
—Opto por no ir con ninguno de los dos, — expresó Hana con firmeza, desconcertando a ambos chicos. —Nos vemos, — añadió como despedida antes de emprender una rápida carrera.
Mientras atravesaba la carretera, algunos pitidos de automóviles resonaban en el aire, pero finalmente llegó al vehículo de su hermana.
Hana dio toquecitos en el vidrio, haciendo que Yuna se sobresaltara. Rápidamente, Hana le gritó que le abriese, y en un abrir y cerrar de ojos, la joven se encontraba dentro del auto.
Desde la distancia, observó cómo Seojun rodaba los ojos incrédulos, alejándose completamente de Doyun, quien, por su parte, simplemente miraba la escena con una expresión indescifrable.
— Realmente eres mi salvadora. Avanza, rápido, por favor.— Hana expresó mientras Yuna la miraba confundida antes de poner el auto en marcha.
— Ese era Seojun, ¿verdad? ¿Habéis vuelto a ser amigos? —, preguntó Yuna sorprendida, con la boca abierta.
— Deja de decir tonterías—, respondió Hana, mientras su corazón palpitaba con fuerza.
Seojun era como un caleidoscopio emocional, cambiando de actitud constantemente. A veces, parecía ser amable y preocupado, pero en un instante, podía confrontarla y culparla de todo.
